Sin en el apoyo de la FUL y de todos los centros de Franja Morada, ayer se realizó la mayor movilización estudiantil y docente de los últimos años. La vigilia y estudiantazo transformó el bulevar en un campus gigante.
Durante el día proliferaban las clases abiertas, con pizarrones y sillas de plástico. Termodinámica a cielo abierto. En los alrededores los estudiantes de arquitectura se sentaban contra los frentes de las casas para poder dibujar sobre sus grandes carpetas negras. Había ventas de libros, juntadas de firmas, carpas con varias asambleas funcionando a la vez –docentes, becarios de Conicet, estudiantes–, reclamos de bienestar estudiantil por el comedor y el boleto de colectivo y la infaltable parrilla de choripán. La vigilia y estudiantazo comenzó el miércoles 22 a las 16:00 y siguió hasta el jueves a las 5:00, con jóvenes y docentes bailando y cantando sobre el bulevar, jugando al truco y calentándose con mate y café, sosteniendo velitas y aguardando por una reunión con el rector Enrique Mammarella, que se efectuó recién a las 8:00, con buen resultado. En el transcurso hubo bandas de música, tambores que arrullaron el sueño de los vecinos en la noche y, sobre la tardecita, picantes momentos a la hora del micrófono y los discursos.
La movida fue originada casi por completo por el Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias (CEFHUC), la participación masiva excedió los límites de esa organización: el bulevar entre San Jerónimo y 9 de Julio estaba colmado completamente. Mariana Carminatti, titular de Adul –que también fue uno de los pilares de la convocatoria–, estaba aturdida de alegría. "Esperábamos mucha gente, pero no esto. Es un poco de aire fresco, necesitábamos un poco de aire fresco".
Diez días antes, tras una bicicleteada desde rectorado a Ciudad Universitaria, una asamblea estudiantil de Humanidades, a la que se sumó gran cantidad de estudiantes de otras facultades, había tomado la decisión de armar la protesta. La agitación crece en las unidades académicas de toda la región: actualmente la sede de Trabajo Social en Entre Ríos está tomada, mientras que hoy a las 15:00 se decide la toma de la Facultad de Ciencias de la Educación. Para el 30 se espera una masiva movilización nacional hacia Capital Federal.
Fotos: Mauricio Centurión
“Hoy, estudiantes de la UNL, la UTN y las escuelas pre-universitarias nos volvemos a encontrar para defender nuestro derecho a la Educación Pública, al igual que lo hicimos el año pasado con más de 500 estudiantes en Rectorado. No estamos en soledad: nuevamente nos acompañan nuestros compañeres, docentes e investigadores del CONICET, no docentes y graduados. Hoy nos encontramos todas los actores y actrices de la comunidad universitaria, para alzar nuestras voces en unidad, porque queremos ser escuchades. Estamos acá, unides en Rectorado con un mismo objetivo que nos hermana ante la avanzada neoliberal y en defensa de lo que es nuestro”.
El potente arranque del documento de los estudiantes estuvo precedido por un aviso: la Federación Universitaria del Litoral no formaba parte de la organización de la protesta, ni tampoco la fuerza política que la domina, Franja Morada. No obstante, había una bandera y algunos militantes de la agrupación oficialista, a la derecha del Rectorado.
El documento repasó la situación salarial de los docentes y los recortes y la subejecución del presupuesto. “Hoy estamos en las calles porque queremos volver a las aulas, queremos cursar y rendir”, explicaron los estudiantes. Pero también apuntaron al rector “exigimos al Rector de la UNL, Enrique Mamarella, Beca de Comedor Universal para todes les estudiantes de nuestra Universidad, que así lo soliciten. Demandamos aumento de las cantidades y montos para la Beca de ayuda económica, pase de los $750 a un mínimo de $2000. Reclamamos subsidios destinados a las fotocopiadoras de nuestras facultades, para que el precio del material de estudio sea posible de costear y accesible para todxs. Instamos a la creación de políticas en torno al acceso a la vivienda estudiantil: queremos que la UNL facilite mecanismos de alquiler y que se aumenten la cantidad de residencias para compañeros y compañeras. Demandamos a la Universidad que tome las decisiones necesarias para hacer realidad el Boleto Educativo Gratuito Universal. Es urgente la creación de Protocolo Contra la Violencia de Género para toda la UNL y su implementación en cada una de las unidades académicas para que las mujeres”.
Las chispas
El momento picante se guardó para el final del documento. “Las y los estudiantes nos organizamos, y necesitamos (y creemos fundamental) que nuestros Centros de Estudiantes y la FUL se pongan a la cabeza de esta lucha. No es momento para medias tintas, ni tibiezas. Necesitamos saber de qué lado de la mecha van a poner a los gremios estudiantiles que nos representan. Si van a estar del lado de quienes defendemos la Educación Pública, o si van a seguir siendo cómplices de les que pretenden venderla y avasallar nuestros derechos conquistados”.
La ovación fue importante. Se estaba esperando por los representantes de la FUL, quienes tuvieron su momento al micrófono. Primero habló el presidente, Guillermo Ferrero, y luego dos mujeres leyeron un documento que prepararon para la ocasión. Las rechiflas fueron generalizadas, constantes. Ferrero sintió la incomodidad, algunas morisquetas lo revelaron, sobre todo cuando equivocó en decir que durante el kirchnerismo sólo la Franja Morada había llevado adelante protestas por salarios y presupuesto. La izquierda estudiantil sintió cómo se le hinchaba la vena con esa afirmación, los independientes se mordían el labio. Ferrero hacía grieta, englobando a todos los presentes bajo el mando de Cristina, a quien así nombró varias veces. “Son el gobierno”, le gritaban desde el llano los más exaltados.
El error le fue refregado hasta por Carminatti y Oscar Vallejos, también de Adul, cuando les tocó su turno. Recordaron cómo el sindicato siempre estuvo al frente de los reclamos, sin importar los gobiernos. No faltaron a la verdad: en los últimos años del kirchnerismo la cantidad de paros universitarios por el cobro de impuesto a las ganancias fue aún mayor que las medidas de fuerza en 2016, cuando el ajuste y la pérdida de poder adquisitivo ya eran un hecho.
"Queremos estudiar con estudiantes que defiendan de manera efectiva y no discursiva la Universidad", dice Oscar Vallejos. pic.twitter.com/zj2ZfbfZMO
— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) 22 de agosto de 2018
Mariana Carminatti de Adul le responde a Albor Cantard: "Acá no sobra nadie". Y dice "estamos en la calle para volver a las aulas" pic.twitter.com/DD9MmyQ4l8
— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) 22 de agosto de 2018
El clima estaba caldeado, las inoportunas declaraciones matutinas del ex rector y diputado nacional Albor Cantard eran recordadas continuamente. En una radio abierta, tras la lectura de los documentos, Vallejos se detuvo particularmente en ese punto, indicando que Cantard niega el recorte y la subejecución presupuestaria.
Para Albor Cantard la cantidad de docentes universitarios es exagerada
Al fin y al cabo, la escena no fue feliz, acaso sí imprescindible: puso blanco sobre negro. La participación activa del radicalismo y de la FUL es necesaria pero el campo común de la defensa de la educación pública parece haberse resquebrajado, o al menos no es tan firme como cuando los actuales jefes radicales fueron estudiantes y participaron de la pateadura colectiva de la universidad al ministro de Economía Ricardo López Murphy, por un intento de ajuste muchísimo menor que el actual. Como el ministro ajustador, el presidente en ese entonces era radical, Fernando De la Rúa. Ni Mauricio Macri ni Alejando Finnochiaro lo son.
Tiene sentido
“Nosotros no hicimos un documento, este es nuestro documento”, dijo Carminatti apenas tomó la voz y el estudiantado respondió al elogio. La jornada tuvo efectos inmediatos: el jueves a las 8:00 los estudiantes fueron recibidos por el rector Mammarella. La presidenta del CEFHUC, Mariel Culasso, celebró el encuentro y comunicó luego que el rector asumió el compromiso de tomar una posición más firme respecto de los recortes y la situación presupuestaria, en lo personal y en nombre del Consejo Superior de la UNL. También reconoció las dificultades de la universidad hasta para pagar los servicios, pero prometió revisar partidas para satisfacer las demandas de bienestar de los estudiantes que se enumeraron en el documento.
La universidad dejó de gruñir y ahora está rugiendo. El 30 de agosto será la oportunidad de ver hasta donde llega su capacidad de movilización. Por lo pronto, el paro por tiempo indeterminado continúa en las 57 instituciones universitarias del país.
Cobertura en redes: Ileana Manucci y Juan Pascual.