Tres fotógrafos santafesinos, entre ellos nuestro Mauricio Centurión, en la muestra anual de Argra.
La Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino se inauguró en Buenos Aires el 13 de julio y, si bien va a seguir allá hasta el 12 de agosto, en el mes de octubre llegará a Santa Fe. Tres fotógrafos de la prensa santafesina integran la exhibición.
Como todos los años, el recorte de imágenes elegidas construyen un relato acerca de las cosas que pasaron el año anterior, tanto en nuestro país como en cualquier otro. La cara de Santiago Maldonado multiplicada frente a la ex ESMA, un docente contra una fila de policías de la Federal, la represión en las protestas en contra de la Reforma Previsional.
La muestra de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina, que empezó a hacerse con la dictadura cívico-militar todavía en proceso (1981), sigue constituyendo un espacio en el que los trabajadores de la imagen pueden canalizar producciones que no tienen cabida en ciertos medios de comunicación.
Así y todo, no faltan postales felices, como por ejemplo el abrazo entre Luana (la primera nena trans reconocida por el Estado argentino) y su mamá o la risa de un grupo de nenas de la escuelita de jockey “Alimentando Ilusiones”, que funciona en la villa 1.11.14. De las más de 3200 fotografías enviadas por los propios reporteros solo quedaron seleccionadas algo más de 150. Entre ellas, se encuentran las de tres santafesinos: Eduardo Edmundo Seval, Carolina Nikilson y el fotógrafo de Pausa, Mauricio Centurión.
En su caso puntual, las fotos que de él se exhiben corresponden al 31 de diciembre de 2017, en Chiapas, el sudeste mexicano. En esa región, se ubica el territorio zapatista y en esa fecha se celebra siempre el aniversario del levantamiento. Cuenta Centurión: “Las fotos las saqué en uno de los Caracoles, que son centros políticos y culturales, mientras ellos festejaban. La fiesta se hace siempre el 31 de diciembre desde el mediodía y termina con baile hasta el mediodía del primero. Se hacen campeonatos de básquet, de fútbol, bandas de niños y adolescentes que rapeaban, tirando mucha data de la poesía zapatista."
"Después de las bandas, como a las 10 y media, se hace un desfile con todas las sectas, que son los distintos ejércitos zapatistas, para después leer un comunicado en el que planteaban cosas como las perspectivas que tenían de las elecciones que se venían, entre otras. Al termino de eso, empezó el cachengue, con Los Originales de San Andrés, algunos de los blancos que andábamos ahí pudimos bailar con ellos. Eso sí: ellos no toman alcohol, desde 2006”.
Hasta acá, todo bien, pero a pesar de haber llegado temprano y de la buena gestión de contactos, las cosas dejaron de salir como estaban previstas: “Por suerte me recibieron bárbaro, en buena parte por la buena imagen que tienen del medio con el que fui referenciado, que es Resumen Latinoamericano. Así pude presentarle mi proyecto para hacer las imágenes a la Junta del Buen Gobierno, súper nervioso y preparado, hablé como 20 minutos y me dijeron ‘No, gracias’. Y eso estuvo zarpado para mí. Bueno, igual nos pudimos quedar a jugar al fútbol y comernos una goleada a 3700 metros de altura. Hasta que en una apareció un compa que hacía foto y video, no para un medio, porque ellos no creen en los medios sino que tienen ‘tercios’, ‘tercios compas’ se llaman… En fin, ellos se interesan mucho por la historia de quienes llegan ahí, qué se siente viajar en avión y por qué venimos desde tan lejos. Le conté que soy profesor de fotografía y no va que este chico me empieza a pedir que lo guíe en algunas cuestiones y él solo me dice: ‘si no te molesta, voy a hablar con la Junta para que te dejen sacar fotos’. Yo ya había soltado, pensaba que no iba a poder sacar nada. Y se dio”.