La alegría sabalera no tiene fin. Repasamos los grandes hitos de la historia futbolística del equipo santafesino, desde el triunfo ante Pelé hasta la inédita victoria en el Morumbí.
Hay momentos en la vida de un club que son reservados para los capítulos más notables de la historia. Y en esta oportunidad es el Club Atlético Colón al que le toca escribir un capítulo destacado.
Un supuesto libro de la historia de los 113 años del Sabalero podría contener menos de diez puntos al que le cabe el adjetivo de “glorioso”. Haciendo referencia a una situación importante alcanzada por Colón, si a esos puntos les ponemos fechas y logros, nadie podrá discutir que el primer gran capítulo en la era profesional fue el ingreso al fútbol de la Asociación del Fútbol Argentino en 1948, donde además se jugó el primer clásico santafesino en torneos organizados por la AFA. Ese cruce ante Unión fue el 1º de agosto de 1948, Colón ganó 1 a 0 en el Centenario con gol de tire libre de Salomón Elías.
El ingreso a los campeonatos de AFA le valió la afiliación directa, algo tan importante que sólo tienen los clubes porteños, los del conurbano bonaerense, Unión y cuatro rosarinos: Newell´s Old Boys, Rosario Central, Central Córdoba y Argentino.
El Santos de Pelé
Desde el año 1948 hasta 1964 no hay un hecho tan trascendente como el que se logró aquel 10 de mayo del 64. Hace muy pocos días, uno de los mejores suplementos deportivos que tiene Argentina, Enganche (Página 12), se refirió a esa fecha con una nota que se titulaba: “Cuando Colón se puso la corona del Santos de Pelé”. En un tramo del texto periodístico dice: “La fecha fundacional del Cementerio de los Elefantes (donde sucumbirían los grandes) es aquel partido contra el Santos de Pelé del 10 de mayo de 1964, la parábola perfecta del triunfo de la clase obrera sobre el Rey. Pelé era el 10 de un equipo grandioso, vigente campeón del mundo, que llevaba a cuestas un invicto de 43 partidos cuando cayó 2 a 1 ante Colón, ese equipo remoto de los arrabales del sur santafesino que jugaba en la B. Las piernas de oro de los mejores futbolistas se protegieron, aquel día, bajo la caución de un seguro que exigió el Santos, además de los 2 millones de pesos que tuvo pagar Colón para jugar el partido de la revolución”.
Esas líneas que escribiera el periodista Marcelo Rodríguez son una buena síntesis para entender la grandeza del triunfo ante el equipo de O Rey Pelé. Esa fecha, ese jugador (el mejor del mundo en ese momento), ese equipo (el mejor por esos años), esa racha quebrada, esos goles de Fernando “el paraguayo” López y Demetrio “El Ploto” Gómez figuran en ese lugar tan especial y destacado del libro rojinegro.
En el imborrable 1964 llegaron los triunfos ante la Selección Argentina (2 a 0) y frente a River (2 a 1). Todos eran amistosos en Santa Fe, mientras tanto Colón seguía jugando el torneo de la Primera B con equipos como El Porvenir, San Telmo, Villa Dálmine y Excursionistas, entre otros. Teniendo en cuenta la construcción de una serie de resultados tan importantes en un corto lapso, desde ese año el estadio se ganó el mote de “Cementerio de los Elefantes”.
Viajes de Primera
Otro de los capítulos de gloria se escribió en el ascenso de 1965. Por primera vez en la historia un equipo de la ciudad de Santa Fe conseguía el acceso al fútbol de Primera División, y a partir de 1966 jugó sin interrupciones entre los grandes hasta 1981, donde le tocó descender junto a San Lorenzo de Almagro.
Luego de jugar casi 15 años en la B, Colón logró el ascenso en 1995. Aquel logro ante San Martín de Tucumán fue, sin dudas, otro de los capítulos gloriosos.
El triunfo en el partido de ida, con el gol de Adrián “Chupete” Marini en la Ciudadela, fue la piedra fundacional para entender el crecimiento del Sabalero en Primera División (más allá de la gestión Lerche) hasta estos días.
Con pasaporte
Luego llegaron dos capítulos de relevancia continental. Al finalizar el Torneo Clausura de 1997 (en junio) Colón salió segundo y clasificó por primera vez a un certamen internacional, la Copa Conmebol. De esa manera se convertía en el primer club santafesino en atravesar las fronteras del país. Pero ese mismo año, el 3 de diciembre, jugó en cancha de Lanús un partido decisivo frente a Independiente. El ganador ingresaría a la Copa Libertadores de 1998, y el victorioso fue Colón. Un gol del uruguayo Saralegui le dio la victoria y el ingreso al máximo certamen continental. Los festejos en el Obelisco de la hinchada sabalera hicieron realidad un cantito de la hinchada en ese cotejo “Ya está dicho, ya está dicho, ahora vamos todos a copar el Obelisco”.
La actuación en la Libertadores fue muy buena, llegó hasta cuartos de final, eliminado por River Plate. Hasta el día de hoy fue la mejor posición obtenida en un torneo internacional. Vale recordar que Colón jugó seis campeonatos internacionales y ya está clasificado para un séptimo, la Copa Sudamericana 2019.
¡Hola San Pablo!
A esos momentos y fechas de gloria eterna hay que sumarles otras dos: 2 y 16 de agosto de 2018. Dos días diferentes en el calendario, dos escenarios distintos para un mismo fin: eliminar a San Pablo FC. El triunfo 1 a 0 en el mítico estadio Morumbí ya es la máxima victoria de Colón fuera del país. La trascendencia del rival, ganador de tres Copas Libertadores, una Copa Sudamericana, dos Recopas Sudamericanas, una Supercopa Sudamericana, una Conmebol, una Copa Máster, un Mundial de Clubes y dos Intercontinentales, y la fortaleza del estadio (ningún equipo argentino había ganado en el Morumbí hasta que llegó Colón) fueron los picos máximos que lo colocan al triunfo del 2 de agosto en la categoría de hazaña, y a Matías Fritzler, autor del gol, como “héroe” por los siglos de los siglos de la patria sabalera.
Pero para que ese gol del “Pelado” tenga más trascendencia, para que los cinco mil hinchas que alentaron en el Morumbí se sientan superhéroes y todo el capítulo de la serie San Pablo-Colón se convierta en leyenda, el equipo de Eduardo Domínguez debía pasar de fase. Y el 16 de agosto (a decir verdad en los primeros minutos del día 17) el Sabalero le agregó con los penales ejecutados y las manos (o los pies) de Leonardo Burián un capítulo más de leyendas a su propio libro.
Ahora deberá esperar unos días más y quizás, si la historia le guarda más sorpresas a Colón, no vaya a ser que entierre a otro viejo conocido (Junior de Barranquilla) de Sudamérica. La ida será el 26 de septiembre, la vuelta el 3 de octubre.
En el podio
En este breve recorrido histórico por los triunfos destacados del Club Atlético Colón, los más veteranos dirán que esta victoria ante un equipo brasileño empardó aquella ante el Santos de Pelé, pero todos sabemos que esta vez fue por los puntos, en un certamen que organiza la Conmebol y que además le ganó en el Morumbí.
Fin de la discusión. La historia dirá que el triunfo con el San Pablo agigantó el mote de Cementerio de los Elefantes, profundizó la frase “ganó a lo Colón” (definición por penales) y ahora los abuelos, hijos y nietos sabaleros contarán cómo gritaron el gol de Fritzler, dónde estaban cuando Burián sacó el penal con la punta del pie y cómo lloraron cuando vieron que el penal de Guillermo Ortiz fue el certero tiro del final. Lo repetirán hasta el cansancio y también dirán que esos partidos contra el San Pablo ya están en lo más alto del podio colonista. Y la historia todavía está abierta.