Mano a mano con la mítica Verónica Llinás: compromiso, reflexión y risas.
Verónica Llinás atiende a Pausa desde su casa, y como suele darse en las entrevistas con grandes artistas, demuestra una humildad aleccionadora. Su predisposición, su inteligencia, su risa y encontrar a cada momento visos de su comicidad, estimulan las casi dos horas de conversación dedicadas a este periódico. Nos cuenta que su hogar, a varios kilómetros al oeste de la Capital Federal está “rodeado de silencio, árboles y animales”, y que fue además el escenario de su opera prima como directora La mujer de los perros, estrenada en 2015, film que protagonizó la actriz con sus propias mascotas y que mostró otra arista de su perfil artístico, tan distinto de sus inicios payasescos en su grupo Gambas al Ajillo a fines de los 80. Si bien en tele los comienzos se remontan a los sketch con Antonio Gasalla, fue el controvertido personaje de la aristócrata venida a menos Inés Arostegui, de la tira diaria Viudas e hijos del rock and roll (Telefé 2015), el que no dejó de sumar fanáticos y retweets por sus declaraciones tan ácidas como divertidas. Y hoy su figura sigue creciendo con sus famosos videitos alusivos a la despenalización del aborto y a la actualidad política del país, que son virales en las redes.
—¿Cómo es Verónica Llinás y en qué se diferencia de aquella chica de Gambas al Ajillo?
—Soy la persona que se ve, en el sentido de que tengo contradicciones como todo el mundo, soy una persona que necesita la soledad. Me cuesta salir, me cuesta ir a lugares con mucha gente. Y también soy muy impulsiva, muy frontal. Quizás después de la muerte de mi marido dije “Yo no me voy a callar nada”, que es esa frontalidad que existió siempre y se fortaleció. Tengo claro qué cosas quiero para mí y qué cosas no, en qué condiciones me gusta trabajar, qué cosa tiene sentido hacer y qué cosa no. Creo que ciertas cosas se ganan con la edad pero sin dudas ciertos golpes de la vida te fortalecen.
Gambas al Ajillo fue el grupo humorístico que compartió Verónica Llinás junto Alejandra Flechner y Alejandro Urdapilleta, entre otros, ícono del underground porteño en la vuelta a la democracia, haciendo presentaciones en el legendario Parakultural: “Si cierro los ojos, de esos tiempos recuerdo una agitación permanente. Me hace gracia porque me veo re flaca pero lo gracioso es que siempre me sentí gorda aunque era flaca, veo las fotos y digo ‘La pucha, qué lomo que tenía’. La sensación era estar en una ebullición creativa permanente. Juntarse con las Gambas al Ajillo fue un aliciente enorme y también la existencia del Parakultural para crear, inventar números. Pero cuando uno entra en el profesionalismo mercantil del actor hay algo que se sosiega porque ya vienen los proyectos armados”.
—¿La fama cambió tu vida?
—Lo mío no fue una fama instantánea. Pasé de las Gambas al Ajillo a trabajar en Tv con Gasalla en El Palacio de la Risa, pero aparecía tan maquillada que la gente por la calle no me reconocía, mi caso no fue como el de alguien que no es conocido y de pronto trabaja en una novela de súper éxito y la gente lo reconoce. Se fue dando progresivamente,. Es muy lindo sentir (por más de que sea dicho hasta el hartazgo y parezca cursi) el amor de la gente. Se vive muy intensamente, sobre todo cuando es sincero, cuando la gente te quiere porque le gusta lo que haces, no porque estas en la tele. Desde niña quería ser una actriz del estilo “María Casares”, hasta incluso una actriz dramática. Lo que siempre importó es que la gente me reconozca como una buena actriz, más que ser famosa.
—Si bien dentro de tu extensa carrera interpretaste personajes de toda índole, el humor parece ser tu estado natural en la actuación...
—Lo del humor tiene que ver con una crianza , un tipo de familia, para mi padre el humor era uno de los bienes más preciados. Lo mamé. No puedo decir si es algo que nació conmigo o lo adquirí por cultura, desde mi padre. Pero sí lo siento como algo intrínseco. La mujer de los perros, por ejemplo, no es película de humor. Porque hay en mí un lado bastante melancólico. Pero sí el humor está presente en todo lo que hago.
A favor
Desde los medios, las redes sociales y de videos humorísticos que comparte con sus seguidores, Verónica Llinás se convirtió en una de las voces defensoras de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Pero según ella no se dio de la noche a la mañana, sino como un proceso que tuvo que atravesar: “Cuando hace varios años se planteó el tema, no estaba tan segura, todo era más bien una pregunta. Por un lado, el argumento de que ser humano en su estado embrionario es el estado más indefenso de la persona me impactaba, ya que yo soy alguien que respeta la vida en forma rayana con lo absurdo, la vida en general, no solamente la vida humana. Si muere un árbol en mi casa, lloro, trato de salvar las abejas si se caen en el agua, si se estrella un pajarito contra la ventana lo cuido una semana hasta que viva. Lo que a mí me ayudó a tomar la decisión es comprender que los abortos se hacen igual. Y es la parte que a muchas personas el dogma no les deja ver”. Porque según Llinás “si el aborto se hace igual, entonces esta vida que uno está diciendo ‘querer salvar’ igual no se va a salvar y encima quizás se va a morir la mujer”.
—¿Qué papel juega la Iglesia?
—El dogma religioso fue una traba. No se cuestionan ciertas cosas. La vida cambia y todo se desarrolla, la ciencia, la cultura, la tecnología, en cambio los dogmas se quedan quietos, por eso la Iglesia está quedada en el tiempo. Y si no hace un cambio para acercarse a la gente y los tiempos que corren va a terminar quedando anacrónica, ya lo es, pero va a terminar la gente alejándose de la Iglesia porque no acompaña el desarrollo de la sociedad. Se está hablando de física cuántica y la Iglesia está hablando de que el preservativo no hay que usarlo y que la forma de anti concepción es la castidad.
Sobre el reclamo de la legalización del aborto y la gente que se denomina “provida”, la actriz segura que “se quiere distraer la atención a si esta bueno abortar o no. Nadie está discutiendo eso. Hay un montón de contradicciones en esta gente, que no puedan explicar y que cuando tratan de hacerlo indefectiblemente terminan cayendo en el dogma. Pero los otros acorralados sacan el dogma y ya no se puede discutir más. Hay que decirles ‘Nadie te va a obligar a abortar’”.
—¿Qué fue lo que más te conmovió cuando no se aprobó la ley?
—Yo ya había asumido que no se iba a dar y, cuando se terminó votando que no, no fue una sorpresa. Creo que el momento de mayor emoción ese día fue cuando terminamos la conferencia de prensa de Actrices Argentinas en el Hotel Castelar, porque también fue histórica la unión de 500 actrices para una causa común limando todas las diferencias, que son muchas, y que se pudo a pesar de eso articular una acción conjunta que fue muy útil para la causa.
—En algunas ocasiones dijiste no ser feminista. ¿Qué opinión tenés del movimiento?
—A mí parece que buscar la igualdad de derechos y oportunidades entre el hombre y la mujer es el movimiento más importante del mundo en estos últimos años. Es la revolución de la mujer. Y como toda revolución tiene excesos. Tiene sus mejores y peores expresiones. Me identifico quizás con una parte no tan radical. Plantear la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho de la mujer fundamentalmente me parece bien, pero no hay que olvidarse que también tiene que ver la con la posibilidad de una familia de planificar su vida. Yo nunca fui militante del feminismo pero tal vez porque nunca fui militante de nada. Ahora estoy deconstruyendo el propio machismo interno y me voy concientizando y creo que está bueno que no se sienta como una guerra de las mujeres contra el mundo. Y eso va a permitir que mentes que han sido un poco reactivas a esa idea puedan empezar a familiarizarse. Un mensaje más extremo no permite acercarse sino que repele.
Humor grande en formato chico
Nacieron en las redes sociales ante todo como un “modo de descarga” de la actriz. Para responder a la vicepresidenta de la Nación por sus dichos, para dejar en evidencia a la diputada Lilita Carrió, “La cheta” empezó a aparecer en cada vez más videos cargados de ironía.
—¿Hay gente que piensa como los personajes que representas?
—Yo recibo cada insulto, cada barbaridad, que puedo afirmar que hay personas que le ganan a mis personajes. Si de algo sirvió todo esto, además de poner el tema de poner el tema del aborto sobre el tapete, fue para ver la idiosincrasia de un montón de gente que también es parte de nuestra sociedad, una gran parte que piensa y reacciona de ese modo, nuestros representantes accionan de ese modo, con muy poca empatía, incluso con ignorancia, con poca responsabilidad.
Dentro de los “estrenos” de los personajes ya se ha viralizado la novedad “La antiderechos”, una suerte de personaje antiabortista, que se autoflagela. Llinás cuenta: “En el debate de los senadores se han escuchado unas cosas que yo me quedo corta. Cuando quería hacer los libretos tenía tanto material que no sabía por dónde empezar. Toma dichos textuales de la gente que ha expuesto: diputados, senadores, toma dichos de la realidad. Y me hace gracia porque mucha gente se enoja como si yo estuviera parodiando, pero hay muy poco de parodia, la mayor parte es real”.
—¿Viviste algún tipo de censura?
—Viví un ejército de trolls muy agresivos que me persiguen y tuve en la calle un episodio horrible con una pareja joven con dos niños que me empezó a gritar “A quien querés que mate”. Se sienten presiones, es mucho el nivel de violencia que hay.
-¿Cuál es la clave del éxito de los videos?
—Yo creo que más allá de que sean graciosos tienen que ver con que dicen cosas que mucha gente no sabe como expresar. Frente a realidades tan duras, nos queda reírnos un poco. Me parece también que es una forma de acción, de respuesta a lo que sucede. No tengo el poder de cambiar las cosas, pero si de comunicar cosas y que la gente las vea.