Entrevista a la actriz, escritora y dramaturga trans Camila Sosa Villada.
Para muchos puede ser la actriz de la película Mía, donde interpretaba a una travesti cartonera. Algunes más habrán visto La viuda de Rafael, una miniserie de la TV Pública de 2012, con una historia muy similar a la que le dió el Oscar a la película chilena Una mujer fantástica. Pero Camila Sosa Villada, fuera del mainstream televisivo y mediático porteño, viene desarrollando desde su Córdoba natal una más que prolífica carrera como actriz, escritora y dramaturga.
En el primer día de la Feria del Libro de la ciudad, acompañada por el músico Marcos Bueno, presentó La conferencia del duende, una hora de relatos y recitados, con lágrimas, risas y una intensidad que Camila maneja a la perfección, donde surfea magistralmente entre textos propios y la pluma inconfundible de García Lorca.
—Escribís, actuás, cantás, ¿cuál es tu pasión primaria?
—Lo primero es la poesía, haber aprendido a leer, a escribir, eso me parece que fue como el primer contacto con un tipo de sensibilidad distinta. Y después supongo que fue la televisión, haber visto las cosas que vi cuando era niña, cuando me estaba criando. Recuerdo que en ATC pasaban películas increíbles, haber tenido 10 años y ver a Kieslowski, grandes películas clásicas, eso también me parece un contacto muy fuerte con la actuación.
Camila lanzó hace poco su segundo libro, El viaje inútil, un texto en clave autobiográfica, que recorre desde los primeros recuerdos de su infancia, su entrada al mundo de la prostitución, las letras y palabras, el teatro; pura furia y amorosidad travesti.
—Muchos escritores dicen que escribir es una forma de salvarse, un proceso de sanación: ¿qué es para vos, por qué escribís?
—Antes que nada es la posibilidad de una voz. Y después es poder estar en un asunto que sea mío, estar en algo que me compete sólo a mí, que no tiene que pasar por las manos de nadie. En el oficio de escribir una está tan sola en su casa, escuchando la música que le gusta, tomando mate o desayunando en la cama. Es esa posibilidad de estar en un asunto que sea mío solamente.
—Se nota mucho en tus textos, te desnudás por completo...
—Creo que es algo muy femenino, que hacen mucho las escritoras y que no sé si hacen los escritores varones, que es hablar de lo que se sabe, con total certeza de que es sobre una misma, sobre las experiencias que una tiene y al ser tan íntimo está liberado del pudor. Mientras me sacaba las fotos recién yo ya pensaba que me estaba viendo mal o que estaba transpirada, y eso en la literatura no pasa, estás liberada de todo eso.
La invisibilidad
El mundillo televisivo argentino se regodea hoy de hacer un éxito con temática trans. 100 días para enamorarse está mostrando la transición de un chico trans en horario central. Un chico trans interpretado por una chica cis género, no trans.
—Desde tus trabajos en Mía y La viuda de Rafael, ¿crees que viene cambiando la representación de las y los trans en la TV?
—La verdad es que no se avanzó nada, porque la representación de lo trans es una mierda. Las trans somos las trans, la representación, lo que se muestra, es otra cosa. Se pone en evidencia la gran discriminación que hay sobre el colectivo: y es que es que no tenemos voz, porque no hay directoras de cine o televisión, o guionistas trans, recién ahora estamos apareciendo algunas. Cómo van a escribir personajes trans que se acerquen de otra manera, que tengan otra sensibilidad con el colectivo, si lo escriben siempre unos boludos y boludas que están detrás de una computadora...sus vidas pasan por otro lado.
Respecto de la tira éxito hoy de Telefé, Camila admite tener una dicotomía al respecto, porque la joven actriz que se pone en la piel del chico trans es Maite Lanata, su compañera en Mía. “A Maite la quiero muchísimo y creo que su trabajo es impecable, que lo hace con una responsabilidad increíble, se conectó con un montón de chicos trans, está super empapada del tema. Pero si me parece una forrada que ellos quieran hacer pasar eso por otra cosa, pasar eso por inclusivo, “estamos haciendo algo por el colectivo trans”, eso es mentira. Hay miles de actrices trans en la Argentina, a mi me llaman para hacer un bolo de dos minutos que es una estupidez, eso no es ser inclusivo”.
Cuando Camila habla de incluir, lo hace en todo el espectro de la existencia humana: tenemos ley de identidad, avanzan conquistas como el cupo laboral, pero algo falta. “Lacan decía que la revolución no se iba a dar en el plano político sino en el plano del deseo, y es algo en lo que yo creo fervientemente. Si vos me preguntas en qué cosas creo, creo en poder incluir dentro de un mapa afectivo todo lo que funciona como un deseo por fuera de los márgenes. Porque es evidente, nosotras lo sabemos y es verdad: nos desean, nos buscan, pagan por nuestros cuerpos, se acercan y en algún momento se asustan y se van, porque piensan en la familia, y en la gente, y todo eso. Pero ese deseo existe, es real y está. Nos tienen que incluir en ese mapa afectivo”.