La inflación explota en los alimentos más necesarios

A partir de datos del Indec, elaboramos una lista de los 31 alimentos más básicos y observamos cuánto aumentaron en un año y durante 2018. Los que más escalaron son los más imprescindibles, como la harina (126%), la cebolla (100%) o los huevos (59%).

Mensualmente el Indec elabora su índice de precios al consumidor (IPC), cuya variación es lo que llamamos “la inflación”. El Indec mide los precios de una extensa canasta de bienes, que van desde la tarifa de la luz al precio de una cocina, pasando por la entrada al cine y un jean. La inflación es el porcentaje de aumento del IPC de un mes al otro. Cuando se compara el mismo mes de años distintos, se mide la inflación anual. Y cuando se compara el mes en curso con el último diciembre pasado, se mide cuánta inflación se acumula en el año.

Un jean o pagar la luz, pagar la luz o comerse un asado, asado o alitas de pollo, alitas de pollo o harina y aceite, harina y aceite o el comedor comunitario del barrio. La escalera descendente del consumo muestra que si bien el IPC mide una canasta amplia de bienes, no todos los bienes importan lo mismo a la hora de quemar los ingresos, sobre todo en tiempos de malaria. Cuando la plata sobra, o al menos alcanza, se puede ahorrar o salir a cenar con la pibada y comprarles un helado a cada uno. Cuando alcanza poco, se deja de hacer eso y de comprar ropa nueva, para cubrir lo básico. Cuando el precio del agua, la luz y el fuego está fijados por un delirio sádico y perverso, se dejan aún más cosas, incluso las que marcan de un tajo la clase: tomás Coca Cola o Secco sabor cola. Cuando no te alcanza ni para la harina es cuando en cualquier día salís de incendio.

Suba en un año Suba desde diciembre
Inflación general 34,40% 24,30%
Harina 126,20% 118,40%
Cebolla 100,76% 50,13%
Huevos 59,23% 57,78%
Tomate 51,38% 109,58%
Aceite de girasol 49,68% 41,14%
Fideos guiseros 46,38% 40,60%
Pan Francés 46,11% 42,07%
Yerba 45,97% 35,04%
Pollo entero 42,45% 30,15%
Filet de merluza 40,72% 35,11%
Lavandina 37,92% 29,94%
Cerveza 36,00% 24,11%
Café 35,49% 25,45%
Arroz 35,06% 29,86%
Sal 35,01% 25,88%
Azúcar 31,56% 19,31%
Champú 30,85% 22,86%
Jamón cocido 30,11% 20,35%
Jabón de tocador 29,99% 23,48%
Salchicha de viena 27,67% 21,99%
Galletitas de agua 25,78% 17,20%
Asado 25,42% 16,57%
Pañales 24,26% 19,44%
Jabón en polvo 23,68% 21,15%
Leche en polvo 22,61% 18,17%
Leche sachet 20,12% 14,43%
Manzana 17,47% 4,80%
Queso cremoso 17,38% 22,81%
Papa 11,92% -13,89%
Vino 9,15% 2,64%
Lechuga -8,27% 20,58%


Los aumentos reseñados en la tabla corresponden a 31 productos de los más básicos que relevó el Indec en agosto de 2018. Pero ni siquiera dentro de esa canasta de alimentos un producto importa tanto como otro. Se puede dejar de comer pollo o pescado o vaca, pero no se puede dejar de hacer pizza, pan y torta frita. Se pueden dejar de lado las galletitas, la cerveza o el vino, no los fideos, el arroz, el aceite y la yerba. Incluso, no es lo mismo la manzana y la lechuga que la cebolla y el tomate: los últimos dos sirven para múltiples fines, no tanto los primeros.

Nueve de los primeros diez productos que más aumentaron en lo que va de 2018 –y también de forma interanual– pertenecen a lo más básico de lo más básico de la alimentación. Los alimentos que más aumentaron son los más imprescindibles: harina y huevos se usan en todas las masas, tomate y cebolla, en todas las salsas o frescos, pan, fideos y aceite, inevitables, yerba para cenar y pasar el hambre. Y el pollo, que sustituyó a la carne vacuna cuando su precio se liberó y pegó un salto a las nubes. El impacto de estos aumentos en los alimentos indispensables no sólo afecta a la mesa de las familias más necesitadas sino también a la economía de los comedores populares, que prácticamente no pueden evitar consumirlos.

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