La gestión de Luis Caputo al frente del Banco Central fue desastrosa. Quemó 14.292 millones de dólares de reservas, se fugaron más de 9 mil millones, la tasa de referencia saltó de 40% a 60% y el dólar subió un 40%.
Cerca de 100 días, una renuncia desprolija por donde se la mire y un resultado financiero final espantoso. Luis Caputo no es Messi, como dijo el jefe de Gabinete Marcos Peña. Al menos para el interés general; la suya, que está en dólares como es sabido, se benefició largamente. El dato más tenebroso: Caputo quería al menos sostener el precio de dólar vendiendo reservas. El FMI impuso un nuevo Banco Central y ahora el dólar se supone que volará libre: todo está listo para una nueva corrida cambiaria.
Ya su pase de endeudador serial a banquero central fue lamentable. El gobierno estaba elaborando un acuerdo con el FMI en el que el anterior titular, Federico Sturzenegger, había tallado en la letra chica. Pero el creador de la burbuja de Lebacs fue eyectado y entró el mejor de todos los nenes de oro, antes de que el acuerdo se haga efectivo. Caputo asumió el 14 de junio con 49.065 millones de dólares de reservas y a los pocos días anotó el préstamo del FMI: 63.274 millones de dólares atesoraba el Central el 22 de junio. Caputo renunció en una situación similar a Sturzenegger, en el medio de una negociación con el Fondo.
La última ronda financiera fue el viernes 21 de septiembre. Las reservas marcaron 48.982 millones de dólares. No sólo reventó 14.292 millones de dólares –todo el primer desembolso del FMI, prácticamente– sino que además las dejó por debajo del nivel que había dejado el malogrado Sturzenegger.
(Podrá hacerse alharaca con el nivel robusto de reservas que tiene el Central. Decir: el 10 de diciembre de 2015 apenas habían 24.682 millones de dólares. ¿Cómo hicieron para subir las reservas? Bueno, Caputo, como ministro de Finanzas, elevó la deuda externa de 160 mil millones de dólares en 2015 a los cerca de 350 mil millones de hoy. Una parte fue a las reservas. Otra permitió planchar el dólar en 2017. Otra se fugó. Y nada del mayor crecimiento de deuda externa en la historia argentina puede verse como obra concreta).
Con el dólar no le fue mejor a Toto. Bah, le fue bárbaro ya que la suya –y la de todo el gabinete– está en dólares bien resguardados en el exterior. Pese a utilizar las reservas para intentar frenarlo, el tipo de cambio de referencia pegó un salto del 40% durante su gestión. Una ruina. Pasó de 27,20 pesos por dólar a 38,31. En el Banco Nación superó durante varios días la barrera de los 40 pesos. Así, en agosto y septiembre los precios se dispararon salvajemente y se volvió a la vieja práctica de quitar los carteles indicativos en los negocios que venden bienes de mayor valor. En el caos, las mercancías no tienen precio.
La otra herramienta que se puede utilizar para detener una corrida es elevar la tasa de interés en pesos, para hacer más atractivo el lucro financiero en moneda local. Pues bien, el plazo fijo a 30 días pasó de 28,4% a 39,8% en la gestión Caputo, la tasa de política monetaria –la que usa el Central con los bancos e intermediarios– pasó de 40% a 60% –eso después los bancos e intermediarios se lo pasan a la gilada como aumento en los préstamos–, y la tasa de las Lebacs saltó de 40% a 45%. ¡Gol de Messi!
Para la teoría que manejan los chetos, es imposible. Pero sucedió. Caputo quemó reservas, subió la tasa y devaluó al mismo tiempo. Se supone que se venden dólares para no devaluar y no subir la tasa. O que se sube la tasa para no devaluar y no vender dólares. O que se devalúa para no vender dólares y no subir la tasa. ¡Pero pasaron las tres cosas juntas!
En realidad, son cuatro cosas. También se endeudó en 15 mil millones de dólares al país con el FMI, y toda esa guita ya se quemó. Esa es la cuarta variable, la central: el endeudamiento no sirve para nada más que para pagar deuda contraída y financiar la fuga de capitales, que es el punto final y el motivo profundo del modelo de Cambiemos. Un modelo de depredación financiera.
Por eso, dos de los tres años con mayor fuga de capitales desde 2003 a la fecha les pertenecen. Por eso, entre enero y agosto de 2018 se fugaron 22.817 millones de dólares del país, más que en todo 2017 y poquitito menos que los dólares que se fugaron en 2008, el año del récord y de la apretada feroz de la renta agropecuaria al Estado. Con los datos de septiembre se verá que 2018 es el nuevo récord de fuga de capitales en la historia del país. Caputo es responsable de 9.200 millones de dólares de fuga. Sólo en agosto, último dato disponible, se fueron 2790 millones de dólares.
Tus nietos van a seguir pagando la deuda que puso los dólares que van a disfrutar los nietos de estos vampiros.