Una comunidad completa de directores, actores, técnicos y afines fue protagonista de una primavera cinematográfica a partir de algunos estrenos que se destacaron en formatos varios: en una ciudad históricamente especializada en films documentales (Proyecto Jazz, Secretos del Mar Dulce. Una historia de Santa Fe La Vieja, Birrilata, una vuelta en tren y 65/75 Comarca Beat), hubo producciones de calidad en ficción, tanto en comedia (Aunque parezca raro), acción (Cauce), de corte poético inspiradas en la figura de Juan José Saer (Yarará, El limonero real) y hasta una de paladar tarantinesco ambientada en barrio El Pozo (Manekineko).
Los apoyos económicos estatales fueron fundamentales, lo que parecía un avance en masa de películas y series (¿Quién mató al Bebe Uriarte?, Habitación 13) gracias a este tipo de políticas, no pudo mantener el ritmo, salvo por el estímulo provincial de Espacio Santafesino, que abrigó a su ala a Prohibido silbar, la primera serie web santafesina, que se estrena por estos días.
Más allá de algún relleno a modo de “cine de verano”, son los grupos de estudiantes y amantes del séptimo arte los que sostienen la movida y la circulación de las producciones locales (como Cinema La Calor o los también veraniegos de Cineliminal), amén del estoico Cine Club.