Según datos oficiales, la venta de leche fluida en agosto alcanzó su punto más bajo durante la era Cambiemos. Las ventas de todos los productos lácteos cayeron un 19,28%.
La malaria está pegando fuertísimo y los indicadores expresan el deterioro de la calidad de vida de la población. Nadie deja de consumir leche por gusto, con la excepción de los veganos. Pero tampoco hemos visto una campaña masiva en favor de la leche de coco o almendras. Lo cierto es que según los datos de la Secretaría de Agroindustria, en el mes de agosto, cuando todavía la crisis no se había desatado del todo, las ventas de leche fluida para el mercado interno cayeron 20,09%, las de leche en polvo un 59,44%, las de queso blando un 0,56%, las de yogurt un 9,29% y las de dulce de leche un 1,54%, por nombrar productos insignia del sector. Sumando la totalidad de los lácteos, la caída en agosto es de 19,28%. Son cifras de quebranto para el sector y de angustia para las familias.
Agosto de 2018 fue el mes en el que menos leche fluida se vendió en la era Cambiemos. La Secretaría de Agroindustria transformó su método de medición y por eso no se puede extender la comparación a períodos anteriores. No obstante, también presentamos la gráfica del método previo. El resultado es el mismo: el consumo de leche, su venta al mercado interno, está en el nivel más bajo desde que hay registro.
En el acumulado anual –las ventas de enero a agosto– el consumo de todos los lácteos sumados está un 4,94% abajo de 2017 y un 6,23% respecto de 2015. En el caso de las leches fluidas la diferencia se nota mejor: las ventas acumuladas desde principio de año están un 4,92% abajo del mismo período del año anterior, merma que se agranda al 13,21% respecto del igual lapso, pero en 2015.