Desde Chalet a Trelew, una experiencia poderosa en un encuentro popular y plurinacional.
Por Victoria Stéfano (*)
Todavía no termino de definir en qué momento comenzó este viaje. Podría decir que fue el jueves 11 a la noche, cuando manijeabamos en la casita de la Pode en Chalet con que llegara el colectivo que pagamos a pura venta de pastas, bingos, catering de la Cocina Poderosa y organización popular de las pibas. O quizás podría decir que comenzó, al menos para mí, el 27 de julio en Porto Alegre, mirando a Mónica Benicio marchar con la fuerza de tres mil gargantas por su compañera Marielle, concejala negra, lesbiana y favelada, asesinada por el Estado brasileño en el marco del nuevo Plan Cóndor que busca erradicar a lxs líderes populares de América Latina. Todavía no sé bien dónde empezó, solo sé que este viaje não tem fim.
Mi viaje
Nací en el 92, en Barranquitas Oeste. En el 2003 me inundé y perdí mi casa, al igual que muchxs de lxs que vivimos en el oeste del feudo del señor José Corral. Me mudé a Yapeyú a un módulo de plástico que nos donó a mi familia y a mí la Cruz Roja Alemana y viví ahí desde entonces con mi amada Carmen, mi madrecita.
Ahora por adopción soy chaletense, y esto tiene que ver con como las travas hacemos familia. Tengo veintitantas hermanas chaletenses, un gemelo, un amor y mucha familia política también. Yo no fui expulsada de mi núcleo familiar, y eso es un privilegio de los poquitos que acumulo, sobreentiendo que el parentesco es una construcción que, al igual que lo travesti, nada tiene que ver con la biología, tiene que ver con la soberanía, con el derecho inalienable a decidir qué familia queremos. Fui una hija deseada. Mi familia me buscaba hacía tiempo ya. Y en esa búsqueda me invitaron a Brasil a la Cumbre de Base de La Poderosa, esa organización villera, nacida en Zavaleta hace 14 años: una adolescente villera cuestionadora, como esas que inundaron con el pañuelo verde, violeta y el arcoiris todas las calles de Trelew.
Gargantas poderosas en Brasil
Fueron tres días de foro latinoamericano. El largo viaje me puso ansiosa pero la Negra, María Claudia Albornoz para lxs civiles, me agarró medio desprevenida y me llevo de acá para allá mostrándome, sin decirlo muy claramente, por qué yo, sin saberlo aún, ya era una trava poderosa y tenía que estar ahí.
Mi convencimiento terminó de hacerse carne cuando la escuché a la Dillon decir que las empobrecidas necesitábamos que nos expliquen el feminismo y dar cátedra sobre feminismo blanco burgués y liberal, brazo que sigue dominando los espacios de mujeres. Entre abucheos de las que se convirtieron en mis compañeras esa misma noche, le remarcaron que el feminismo es de todas o no es feminismo. Ahí nomás agarré coraje, el micrófono y les dije que nunca más nadie va a hablar por nosotras; tenemos voz y la garganta poderosa, y eso alcanzó para darme cuenta de que todo este tiempo había estado fuera de lugar, ajustandome a encajar en la fantasía pequeño burguesa del feminismo que solo te deja ser en cuanto te le parezcas.
Ahí lo entendí. Nunca más parecer para ser. Las vi y me vi: en las madres que perdieron a sus hijos a manos de la yuta asquerosa, en la Jesi de la 21-24 alertando a viva voz que la lucha feminista camina por América Latina. Me vi en la Negra, inundada como yo, incansable cuestionadora, en la Joa y en su dulzura, me vi en Rosa Escobar agitando por primera vez el pañuelo de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Las vi y lo entendí. Empoderarse desde el territorio, desde el ser, desde la calle de tierra, desde el corazón, desde las tripas. Creo que puedo decir que este viaje empieza ahí.
Parada porteña
Entre los objetivos poderosos del año está la participación en las marchas del orgullo en todo el territorio y la visibilización de las diversidades y las disidencias sexuales en las asambleas, que es nuestra forma organizativa.
En el marco de esa propuesta y como flamante adquisición sexodisidente de la organización, nos fuimos a Capital con la Negra a conversar con Lari, nuestra Referente Nacional de Géneros y a proponerle una formación a todas las referentes poderosas en perspectiva de disidencias sexuales: conocer la historia del colectivo, las corrientes teóricas y los posicionamientos políticos al interior del mismo. También acordamos trabajar al feminismo como eje de la educación popular y emprender un proyecto de escuelas populares que permita a las compas trans y travas acceder a la educación y a la finalización de estudios obligatorios, así como acompañar el acceso al nivel superior.
En ese mismo finde nos entregaron una declaración de interés del documental Ni Un Pibe Menos, que cuenta la historia de Kevin, un poderosito de Zavaleta que fue asesinado por una bala en el medio de un enfrentamiento en el barrio, liberado por las fuerzas de seguridad. En este mismo acto volví a ver a Mónica, y también la conocí a Roxi, la mamá de Kevin, su papá y sus hermanites.
Nos emocionaron hasta los huesos con un fragmento del documental y después con un vídeo que la propia familia de Kevin hizo. Las preguntas eran inevitables: ¿para qué están las fuerzas en la villa? ¿Quienes controlan a las fuerzas y su accionar? ¿Qué intereses protegen?
Al otro día, el 8 de septiembre, conocí Zavaleta. Ni quince minutos me dejaron estar sentada y me puse a pintar la plaza Kevin. La plaza nace con el asesinato del primer Kevin, construida por nuestro Kevin que era su amiguito. Ahora la plaza es de todos los Kevin, porque no queremos ni un Kevin menos.
La plaza se puso a todo color, música y celebración. No dejamos que ruede ni una lágrima porque “Kevin está acá”, como dijo su mamá, “corriendo y jugando entre nosotros en la plaza”.
Conocí también la Casa de la Mujer, coordinada por la hermosa de Jesi. Ahí fuimos con Mónica (Benicio) que también estuvo en el festival. Nos abrazamos frente al mural hermoso que pintamos para Marielle y lloramos un poco porque el corazón no nos daba más.
La escuchamos a Norita Cortiñas, a Sergio Maldonado, a la Ale, mamá de Luis, asesinado por la yuta, a Fidel y al Nacho Levy, quebrado de la voz pero nunca en la lucha, hablándonos de Kevin, con quien tenía una relación muy cercana y me hizo temblar el corazón. Si Nacho, sos enorme como tú jeta.
Me volví a casa con la cabeza en otro lado. Me volví pensando en cuántas vidas nos arrebata este brazo asesino del estado. Me volví pensando en para qué queremos fuerzas de seguridad, en qué es lo que hacen si no pueden siquiera cuidarnos. Y claramente la respuesta es esa. No nos cuidan a nosotres. Nosotres nos cuidamos de la yuta. Por eso exigimos el control popular a las Fuerzas de Seguridad, para cuidarnos de la yuta.
Destino sin regreso
Los viernes en nuestra casita tenemos la Ronda de Mujeres. Ahí mismo en la ronda mi hermana poderosa Cintia, su mamá Moni y su (mi) sobrina Sofi, me preguntaron si iba a ir al taller de Mujeres Trans, Travestis y Personas de Géneros No Binarios porque ellas querían ir conmigo. Fue claro para mí: no estoy sola nunca más. Y ahí me fui, en familia, a Trelew y al taller.
La lista para viajar al Encuentro Nacional de Mujeres comenzó con 15 pasajeras y terminamos pidiendo 28 asientos. Nos llevamos a ocho wachinas poderosas, la comidita para compartir y personalmente me lleve ropa para una semana, porque ansiosa se nace.
Teníamos el nuevo cancionero poderoso con la selección para el encuentro y yo llevaba el mío propio, el de las canciones travas para manijear en la Marcha Contra los Travesticidios y Transfemicidios, por primera vez oficialmente reconocida como actividad en el marco del Encuentro y parte del cronograma de la Pode para Trelew.
Taller para construir
El aula del primer día estaba reventada, era difícil escuchar y poder abrir el debate. Al día siguiente tuvimos que desplegar el taller y les compañeres no binaries tuvieron un espacio propio. Los ánimos reglamentaristas y los abolicionistas de la prostitución se hicieron evidentes. Cuando la cuestión se puso álgida fue preciso aclarar: “Hay un taller de cada postura donde pueden ir si lo desean, acá nuestra preocupación es que las compañeras en las esquinas se mueren, estamos frente a un genocidio trans”.
Las exigencias de cupo salieron desde cada representante territorial. También el pronunciamiento sobre la persecución política a la compañera Cristina Fernández de Kirchner y la presa política Milagro Sala. Nos posicionamos también sobre la Plurinacionalidad, entendiendo que el eje sobre la raíz territorial es también una disputa de las trans y travas originarias y exigimos la ampliación de la representación en el nombre del Encuentro.
Exigimos un taller específico de Infancias Trans y también uno de Géneros No Binarios. Yo aporté en términos de mi recorrido como militante del control popular a las fuerzas de seguridad, de traVa-jadora de la economía popular dentro de la CTEP, comenté sobre la reciente ley de expropiación de tierras y el Registro Nacional de Barrios Populares que llevamos adelante. Exigimos cupo a los sindicatos, a las organizaciones políticas y partidarias, y a las universidades. También propuse exigir una ley de regulación de las instituciones educativas de gestión social, entendiendo que estas son la respuesta a la problemática del acceso a la educación de las compañeras travas y trans.
Conocí a muchas militantes que había visto en redes toda mi vida. Tenerlas cerca y poder aportarles algo de mi recorrido fue una realización personal inesperada. Todas coincidimos, nosotras las abolicionistas y ellas las reglamentaristas, en un punto muy claro: la derogación inmediata de todos los códigos contravencionales que penalizan a las compañeras en situación de prostitución. Que ningún yuta toque nunca más a ninguna piba.
La marcha contra los travesticidios fue un episodio aparte. Mis compañeras poderosas se encolumnaron atrás de la bandera diversa del Frente de Géneros. Yo iba adelante agitando furia trava. Pero el momento emotivo fue cuando la Jesi me dio el megáfono y busqué a mis compañeras para que canten conmigo: “Estoy cansada, ya de yirar, por eso vengo por el cupo laboral”. Nunca fui tan una, nunca fui tan todas. Nunca estuve tan convencida de que nunca más voy estar sola.
La marea feminista
Para la marcha de cierre del Encuentro nos pintamos el puño izquierdo de rojo. Las caritas llenas de glitter, hasta yo que soy bastante ortiva con eso. Todas teníamos alguno de los 600 pañuelos de la diversidad que hicimos acá en la Sub-Limada, la cooperativa textil de mis hermanas chaletenses. Pasamos días cortando y estampando con la Carli.
Preparamos los instrumentos y organizamos la manija. Yo llegaba del taller y las vi por una esquina así que ya me encolumné y la quedé ahí. “Llegamos las poderosas queremos los puños de todas arriba”. Hicimos la foto poderosa y empezamos la marcha de mi vida. Mi momento favorito fue entrar en las barriadas. Ver a las abuelas salir con sus pañuelos verdes a agitar. La familia que nos cargó todas las botellas de agua. Trelew tembló. Trelew bailó y Trelew agitó. Nunca había vivido cosa semejante.
Y ahora les quiero hablar a todas esas travas, trans, mujeres, lesbianas y bisexuales que todavía no pisaron un encuentro. No les voy a mentir. Esto te cambia la vida. No vas a volver siendo la misma, te vas a cuestionar, te va costar, incluso te vas enojar. Vas a ver todo lo que te robaron, todo lo que te pagaron, todo lo que te violentaron. Te van a sorprender y la vas a flashear. Y vas a volver con una manija que no baja más. Te abrazan, te quiebran, te re-crean. Por eso la yuta no nos quería dejar entrar a Trelew, por eso nos llenan de laburo no pago y de culpas. Por eso cuesta tanto encontrar lugares y fechas. Por eso siempre intentan opacarnos y ensuciarnos. Por eso mandan infiltrados a hacer desmanes. Por eso nos meten pibas presas. Por eso los medios nos pintan de terroristas. Por eso promueven el odio y la violencia. Y eso es, compañeras mías, lo que hace que encontrarnos siempre sea tan poderoso.
(*) Activista Trava. Referente de Géneros de la Asamblea de La Poderosa de Barrio Chalet.