El gobierno podó fuerte el presupuesto del área y fogonea la idea de privatizar los clubes.
Sin un gobierno es capaz de eliminar, sin ningún tipo de diálogo –palabra que se perdió el 11 de diciembre de 2015– ocho ministerios (Ciencia y Tecnología, Cultura, Energía, Agroindustria, Salud, Turismo, Ambiente, Trabajo y Modernización), imagínense la importancia que le puede dar a la Secretaría de Deportes que conduce Carlos Javier Mac Allister, uno de los empleados que tiene Macri desde aquellos años de Boca.
Deportes, ahora bajo la dependencia de la Secretaría General de la Presidencia que lidera Fernando De Andreis (el hombre que sueña con los clubes como sociedades anónimas), también padece el proyecto de ley de presupuesto 2019 que presentó Nicolás Dujovne. El plan presupuestario del ex empleado de Clarín marca un notable descenso de la inversión estatal en deportes por tercer año consecutivo. Habrá recortes en los montos que los llevarán a menos de la mitad de lo que se tuvo en 2018. El área que más sufre es la de alto rendimiento, con una quita del 52%. Deportes perdió el 62% del presupuesto desde 2017 al 2019.
La ley de presupuesto 2019 significa “un duro golpe para el deporte nacional y deja claro que la gestión de Mac Allister es, administrativamente hablando, la más dañina de la historia, por su nula defensa a los deportistas”, dice Ernesto Rodríguez, uno de los mejores especialistas olímpicos de Argentina, docente y periodista.
Inicialmente, el proyecto deroga en su artículo 125 la ley 27.201, aprobada en noviembre de 2015, para establecer la Asignación Universal por Hijo Deportista. Mauricio Macri nunca la puso en funciones, al igual que la 27.202, la nueva Ley del Deporte, y también evitó la entrega de una suma cercana a los $40.000 millones a unos 3 millones de niños de 6 a 16 años.
No conformes con la pérdida para el futuro de nuestro deporte, Cambiemos propone un enorme recorte de fondos. “El disponible para Deportes será de $991 millones (menos de u$s 25 millones si se mantiene el dólar en la línea de los 40 pesos), $106 millones menos que en el ejercicio anterior en un panorama con una inflación proyectada del 40%. Tamaña determinación implica el tercer año consecutivo de caída en moneda constante, con una pérdida acumulada en el trienio del 62%, en dólares”, destaca Rodríguez.
Rendimiento bajo
Uno de los mejores deportes argentinos es criticar sin saber, y ese “deporte” lo tiene que sufrir el deportista olímpico en cada Panamericano o Juego Olímpico, que suelen ser las dos ocasiones donde la prensa le presta unas horas de atención. Las críticas que carecen de argumentos deportivos, técnicos, psicológicos, logísticos y presupuestarios se hacen visibles cuando los deportistas argentinos no logran esos resultados que, según los millones de críticos, deberían obtener (podio sí o sí). Ahora bien, para que los deportistas albicelestes tengan más chances de lograr mejores resultados, el Estado nacional debería darle más apoyo. Pero parece que al gobierno de Macri poco le interesa el deportista olímpico argentino, ya que la cifra destinada al “Desarrollo del Deporte y del Alto Rendimiento Deportivo” para 2019 será de sólo $250 millones, cuando para 2018 se reservaron $125 millones más. Si la cuenta se hace en dólares, se pasará de los u$s 13 millones disponibles este año a u$s 6,25, una pérdida del 52% en un año.
“Como dato interesante, la mejor relación entre alto rendimiento y presupuesto total desde 1996 se dio en 2003 (62% de un presupuesto total de u$s 9 millones), mientras que en la década previa a la administración Cambiemos, el rango fue del 48% con un promedio de u$s 31,50 millones de disponible anual”, informa el especialista.
Por otro lado, vale como muestra del desinterés y ajuste feroz, también figuran actividades específicas como la asistencia médico deportiva y el control antidoping, que tendrá un presupuesto de 20 millones de pesos a lo largo de todo el año 2019, un 18,9% menos que en 2018.
Cae y cae
Si se analizan los fondos históricos otorgados por Cambiemos al área de deportes, el 2019 será el tercer año consecutivo de ajuste de recursos. En 2016 Mac Allister administró unos 1.315 millones de pesos (equivalentes a 87,6 millones de dólares); en 2017, el presupuesto del “Colorado” fue de 1.433 millones de pesos (unos 75 millones de dólares); y en 2018, unos 1.096 millones (unos 27,4 millones de dólares).
Aquel buen pasado
La llegada del Enard, un ente autárquico creado a fines de 2009 con un financiamiento basado en una alícuota del 1% a la telefonía celular, inyectó al deporte nacional más de 2500 millones de pesos desde abril de 2010, cuando entró en funcionamiento. La mejora fue evidente, hasta entonces los atletas argentinos eran un producto del esfuerzo, sus historias eran relatos épicos en donde siempre se remaba contra la corriente, sin apoyos, sin dinero, sólo con la prepotencia de trabajo.
El Enard modificó esa crónica deportiva y los mismos atletas comenzaron a reconocerlo. Se alimentó el deporte amateur y de a poco el talento y la buena preparación iban acompañados del dinero necesario para viajar, para comprar los insumos de cada actividad, para participar en torneos de primer nivel, para codearse con los mejores. Si los resultados no llegaban, se analizaba lo deportivo, lo técnico, ya no la falta de apoyo. Más allá de algunas fallas en el sistema, todo el olimpismo argentino reconocía que el panorama había cambiado.
“El presupuesto anual del Enard ($900 millones) sale a una cuenta reservada que no puede ser monitoreada por la ciudadanía y no hay ningún ente oficial que audite o gestione, por lo tanto pone muchas sombras en todo el proceso”, manifiesta Rodríguez.
De patillas y ojos celestes
El deporte fue el costado más frívolo y el de mayor exposición pública de Menem durante su década de gobierno. Tuvo tres secretarios del área. Galmarini padeció el escándalo de Barcelona 92; Forneris fue uno de los funcionarios más cuestionados por el manejo de fondo y debió irse tras Atlanta 96. Sólo Hugo Porta pudo poner sensatez en el tramo final. El empresario que hoy conduce el país no tiene las frivolidades de aquel Menem de los primeros tiempos, cuando salía a la cancha de Vélez con Diego Maradona, jugaba básquetbol en el Luna Park con el gigante Jorge González, manejaba con Carlos Reutemann y jugaba tenis con Guillermo Vilas y Gaby Sabatini. En aquellos tiempos en los que todo le estaba permitido, privatizar, indultar y correr con la Ferrari, Menem llegó a pedir golf para los pobres y hasta se exhibió orgulloso con un cinturón de campeón mundial, un Tyson criollo, con el que lo homenajeó el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). El empresario Mauricio sí tiene los mismos deseos del riojano: (no pudo) privatizar el fútbol y poner directores técnicos en la selección, como lo hizo Menem con Daniel Alberto Passarella.
Para los que gustan decir que el gobierno de Mauricio Macri tiene similitudes con el de Carlos Saúl Menem, el presupuesto para Deportes les da la razón: si se llevan los valores a dólares, los ingresos serían similares a los del menemismo, unos 25 millones de dólares anuales. Hace exactamente 20 años atrás (1998) se hacía una reducción a un mínimo record de 23 millones de pesos (economía dolarizada) para el presupuesto del área.