Quiero presentarles aquí un dilema milenario aún no resuelto hasta la fecha: ¿qué debemos considerar como un “spoiler”? Ustedes pensarán que es un tema menor, superficial, insignificante al lado de todas las barbaridades que están pasando en el país, y de las que, al parecer, yo no me estaría queriendo hacer cargo. Entiendo que lo puedan ver así. Sin embargo, déjenme decirles que si yo les contaba el final de la serie “La Macrisis” hace ya casi tres años, muy probablemente no hubiesen querido verla. Ah, ¿les había avisado? Bueno, ¿ahora ven lo fundamental que es hablar de spoilers?
¿Y por qué se me ocurrió hablar de los spoilers? Porque les estudiantes me acusan semanalmente de contarles el final de las series que están mirando o de las películas que nunca vieron… y no tienen razón. Entonces, para demostrarles que están equivocades, me decidí a plantear un estudio epistemológico respecto al spoiler. Es decir, pretendo aquí establecer los criterios sobre cuándo contar el final de una película o serie es un spoiler y cuándo no. En otras palabras: cuáles son los criterios de definición del spoiler. Y si me hiciera eco de los fundamentalistas que ya exigen una revisión ontológica de los mismos, después de una sola pinta de cerveza artesanal, podría plantear lo siguiente: ¿existen los spoilers?
Todo surgió, como les dije, un día hablando en clases sobre Psicosis, la película de Hitchcock que se estrenó en 1960. Dije que la madre de Norman Bates está muerta y embalsamada y que Norman asesina mujeres disfrazado como su madre. Bueno, sepan que ya existen dos generaciones de seres humanes que no vieron Psicosis… pero sí ven Bates Motel, la serie de televisión que se basa en el clásico del cine universal de Hitchcock, pero ni enterades que existe algo llamado Psicosis. Entonces, acto seguido a que confiese que la mamá kaput, me miran con cara de “sos la peor basura que existe en el universo” y yo me quedo onda “what’s the f**ing sh*it?!” (traduzco para mi mamá que no lee inglés: “¿De qué estás hablando, Willis?”). Básicamente, me están acusando de contarles el final de una película que tiene 58 años, que es un clásico de clásicos; encima ven la serie sin haber visto la película. O sea, ¿están viendo el 10% de la historia y el despreciable soy yo? Algo similar me pasó cuando dije “Hay que hacer explotar el sistema financiero global como en El club de la pelea”: lo que más chocó fue que conté cómo terminaba la peli en vez de arengar a prender fuego los bancos. Una peli que, además, ya tiene 19 años, es decir, más años que la edad de mis alumnes.
A partir de esto pensé que no puede ser que todo sea spoiler. Es más, hay algunos que se han vuelto un latiguillo o lugar común de cualquier conversación amistosa. El caso paradigmático es “Bruce Willis está muerto” en Sexto Sentido. O “Hasta la vista, baby” de Terminator 2 para despedir a Etchecopar cuando de una vez por todas se vaya del país, o al menos de los medios de comunicación. Entonces, como primer criterio para determinar qué es spoiler y qué es vivir en un termo, hay un parámetro cronológico. Si es una serie o película de hace más de 10 años no es spoiler. Otro criterio puede ser: si la peli o serie es considerada consumo cultural de masas, no es spoiler. ¿Y cómo sabemos qué es cultura de masas y qué no? Sencillo: si sale parodiado en los Simpsons es cultura de masas. Punto. O en Rick and Morty.
Hay algunes temeraries que afirman que los spoilers no existen. Yo no sería tan radical, porque ya sabemos cómo terminan los radicales en Argentina. Pero tampoco lo sería porque me parece que el spoiler existe, pero en un tipo particular de películas o series, y no en todas. ¿En cuáles? En las llamadas pochocleras. O sea, en las que paradójicamente ya sabemos cómo va a terminar: feliz. Nos molesta que nos cuenten lo que ya sabemos, ¿me explico? Y no solo lo sabemos: también lo deseamos. Queremos que termine así. Lo estamos esperando. Pero si nos cuentan antes, nos están arruinando la sorpresa.
“¡Eh, pero en Sexto Sentido no te la ves venir!”. Es verdad. Pero si sabemos que es un thriller psicológico, es esperable un giro inesperado al final. Incluso inevitable. Capaz no adivinamos cuál es, pero lo esperamos. Como pasa con la mamá de Norman Bates o con Bruce Willis.
¿Y eso hace que la película o serie pierda calidad? No. Hace que la miremos y la disfrutemos de otra manera. Que reparemos en el proceso que concluyó en ese final.
¿Existe el spoiler entonces? Sí. ¿Y qué sería? Muchas cosas. Y entre ellas, la chance de ver una película o serie sin estar pendiente del final. La posibilidad de que el fin no justifique los medios. La oportunidad de que nos sorprendamos donde no nos dijeron que debíamos sorprendernos. O de que elijamos nuestra propia aventura.