El Indec difundió los datos de la utilización de la maquinaria industrial al mes de septiembre: apenas operaron el 61,1% de los fierros. Excepto la metalurgia, todos los sectores están peor que en 2017, por la falta de demanda.
Hay que retrotraerse hasta septiembre de 2002 para encontrar un peor septiembre en materia del uso de los fierros disponibles para producir. Apenas el 61,1% de la maquinaria se utilizó en septiembre de 2018, menos que el 63% de agosto de 2018 y que el 66,3% de septiembre de 2017. No hay razón alguna para invertir en industria, lo que evidentemente no hay es demanda popular para que tenga sentido gastar electricidad o gas para que las máquinas anden.
El indicador exhibe con crudeza no sólo la crisis presente sino un rasgo estructural del modelo Cambiemos, orientado a la renta financiera, rural o minera y a la destrucción de la demanda interna (el nombre discreto de tu bolsillo). Nunca durante la era Cambiemos la utilización de la capacidad instalada industrial siquiera alcanzó el 70%, cifra que fue un piso estable durante muchos años previos a la llegada del macrismo.
El dato de Indec es un promedio. Sector por sector, los resultados son dispares. Según el informe, se encuentras por encima del promedio las industrias metálicas básicas (84,3%), refinación del petróleo (75,7%), productos minerales no metálicos (74,1%), papel y cartón (73,8%), productos del tabaco (66,5%) y sustancias y productos químicos (63,2%). Por debajo están productos alimenticios y bebidas (59,4%), productos de caucho y plástico (52,4%), edición e impresión (50,7%), productos textiles (49,1%), la industria metalmecánica excepto automotores (46,0%) y la industria automotriz (44,8%).
Todo para atrás
Sólo las industrias metálicas básicas mejoraron su perfomance respecto de 2017. El año pasado estaban activas el 81% de sus máquinas, ahora el 84,3%. No hay demasiado valor agregado para festejar: el incremento se vincula a la producción de acero crudo y de aluminio primario.
En la refinación del petróleo hubo paradas de planta que afectaron el nivel de procesamiento de petróleo crudo, por lo que funcionaron menos máquinas que en el año pasado. Después, el Indec reporta cómo todos los sectores van para atrás, casi siempre por falta de demanda. Vale reparar especialmente en papel y cartón, edición, automotriz y metalmecánica, porque todas muestras la malaria y cómo se engrana en toda la cadena productiva. En concreto, así explica el Indec los bajones:
Alimentos y bebidas: la merma se debe a bajas de la elaboración de bebidas y de la molienda de cereales y oleaginosas. En el caso de las bebidas, la disminución de la utilización de la capacidad instalada se vincula con el menor nivel de actividad de los
segmentos de aguas y sodas, cerveza y bebidas gaseosas.
Tabaco: caída en la producción de cigarrillos.
Textiles: menor actividad en la fabricación de hilados de algodón, tejidos planos y de punto.
Papel y cartón: caída en la producción de papel para envases y embalajes y papel para usos sanitarios.
Edición e impresión: retracción de la demanda interna de distintos segmentos como la industria de alimentos y bebidas, la actividad de la construcción, la actividad publicitaria, entre otros.
Sustancias y productos químicos: caídas en las producciones de detergentes y jabones, materias primas plásticas y productos químicos básicos.
Caucho y plástico: menor producción de neumáticos y de manufacturas de plástico.
Minerales no metálicos: la menor producción de cemento y de vidrio para envases.
Automotriz: caída de las ventas al mercado interno.
Metalmecánica excepto automotores: disminución de los niveles de producción de tractores, cosechadoras, sembradoras e implementos agrícolas, menor elaboración de distintos segmentos de línea blanca y caída de la actividad de la construcción.