La Nación y Clarín quieren volver a dominar el precio y la provisión del papel prensa, a través de un proyecto firmado por Cambiemos y el justicialismo PRO provincial y massista.
Diarios y Periódicos de la República Argentina (Dypra) participó el martes 20 de una reunión en la Cámara de Diputados de la Nación, en la que se abordó el proyecto de derogación de la Ley 26.736, que en 2011 declaró de utilidad pública la producción de pasta de celulosa para papel de diarios, llevando así a la regulación de su precio de forma equitativa para todos los medios del país, siendo que la principal planta de producción tiene como accionistas principales a Clarín y La Nación (y el Estado nacional).
El proyecto en favor de Papel Prensa y sus accionistas mayoritarios –desde su apropiación en la dictadura– es impulsado por el diputado justicialista Diego Bossio y tiene las firmas de los líderes del bloque de Cambiemos, Mario Negri y Nicolás Massot; del jefe del interbloque del PJ federal, Pablo Kosiner; y de los massistas Marco Lavagna y Alejandro Grandinetti, entre otros. Grandinetti es diputado por Santa Fe.
El texto de la norma tiene sólo dos artículos. El primero en deroga todos los artículos que tengan que ver con la regulación de precio, stock, obligación del abastecimiento y la publicación periódica de la actividad de la empresa. El segundo es sólo de forma. De este modo, Clarín y La Nación pueden acogotar al resto de los medios gráficos en su insumo fundamental, en una avanzada monopólica a través de Papel Prensa sobre la libertad de expresión.
Jorge Conalbi Anzorena y Patricio Suárez Area –presidente y secretario de Dypra, respectivamente– concurrieron a la Cámara Baja respondiendo a una invitación del bloque del Frente Para la Victoria (FPV). Del encuentro participaron también sindicatos de prensa, canillitas y otras organizaciones de medios gráficos. Entre los diputados, encabezados por Agustin Rossi, estuvieron Pablo Carro y Leopoldo Moreau.
Dypra defendió el principio de igual precio para cualquier compra de papel, a partir de una tonelada, y advirtió sobre los peligros que significaría para los pequeños editores regionales la liberación del precio del principal insumo de la actividad. A su vez, señalaron que “este año ya hubo serios problemas con las demoras en las entregas de Papel Prensa, no queremos imaginar lo que ocurriría con el precio liberado”. Y se recordaron los años en que los pequeños editores se veían obligados a comprar el papel a revendedores, pagando el doble de su valor.