Con partido de ida y vuelta, la Selección Argentina clasificó para el Mundial de Francia 2019. Hace meses le hicieron un paro a la AFA, en reclamo por el maltrato y la discriminación.
Un día antes de la primavera de 2017, apenas un año atrás, en una de las redes sociales de Belén Potassa, la santafesina escribía: “¡La triste realidad del fútbol femenino!”. Debajo exponía una carta que estaba dirigida al presidente de la Comisión de Fútbol Femenino de la AFA, Ricardo Pinela. La firma del comunicado era de la “Selección Mayor del Fútbol Femenino”. Las palabras eran claras y directas, las futbolistas exponían la dramática realidad del seleccionado. A los dos años que la albiceleste ni siquiera practicó (2015 a 2017) se le sumó la burla de abonarle 150 pesos por entrenamiento –que no se pagaron en término-, las instalaciones poco aptas para una selección y un destrato absoluto al dejar a todo el plantel durmiendo en el colectivo para enfrentar a Uruguay.
Viáticos de risa, traslados humillantes, instalaciones paupérrimas: ante tanta indiferencia y desidia por parte la AFA, las jugadoras de la Selección Argentina se plantaron en un paro.
No hubo demasiadas respuestas por parte de AFA, pequeñas mejoras, pero nada de lo profundo que tenía el reclamo. Llegó el 2018, la Copa América en Chile con una preparación que dejó mucho que desear, pero con las ganas suficientes de hacer un buen papel. Esa fuerza interior de cada una se convirtió en un enorme poder colectivo, capaz de provocar que un día el país futbolero hable de ellas.
Las chicas pedían que las escuchen, y en una foto histórica posaron con las manos en las orejas, le ganaron a Colombia y salieron terceras en un cuadrangular que daba dos lugares al mundial y una posibilidad para el repechaje que el 13 de noviembre sellaron con la clasificación. Los reclamos parece que llegaron a destino, en Panamá, por ejemplo, Claudio “Chiqui” Tapia se bajó primero del colectivo que llegó al estadio, como máximo responsable de la delegación.
Las pibas se empoderaron, exigieron mejoras básicas, enaltecieron ese lugar prestigioso que es ser futbolista de la Selección Argentina y desde el enorme movimiento feminista que inunda las calles de nuestro país supieron hermanarse y mostrarse como guerreras de todas las canchas. Y ahora, con la lucha como bandera, que se venga la revolución francesa de las futbolistas argentinas.
Objetivo Mundial
Después de sortear tantos inconvenientes, llegaron los festejos, el desahogo, el grito que hace crujir el alma, las lágrimas de felicidad, el abrazo fuerte y esos ojos bien abiertos para mirar lo que viene. Pero antes de ir para adelante, que significa ir al Mundial de Francia, vale la pena repasar dos partidos históricos para el fútbol femenino de nuestro país.
Luego de conseguir el tercer puesto en la Copa América de Chile, el seleccionado argentino ganó el derecho de jugar el repechaje ante un representante de la Concacaf (Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol) para buscar un lugar en Francia 2019. El rival se conoció en octubre, y fue Panamá.
Hubo tiempo de preparación, la AFA tomó nota de los pedidos de las futbolistas y hubo varias cuestiones que cambiaron para bien. Entre los puntos más importantes Argentina tuvo partidos amistosos, una gira por EEUU y Puerto Rico, varios encuentros en el predio de la AFA (Ezeiza) y dos cotejos en Uruguay, ante las Celestes.
Y después de tanto entrenamiento, partidos y ansiedad, llegaron los dos días más esperados, el 8 de noviembre en cancha de Arsenal y el pasado martes 13 en el estadio Rommel Fernández de ciudad de Panamá.
El estallido de Arsenal
En Sarandí todo salió como se esperaba y se soñaba. Un estadio colmado, ruidoso y cantando hasta hacer arder las gargantas, fue el marco para una victoria contundente de las dirigidas por Carlos Borrello. Argentina tuvo un primer tiempo muy bueno y un final de partido contundente, fue 4 a 0 y delirio interminable gracias a los goles de Mariana Larroquette, Eliana Stabile (2) y Yamila Rodríguez.
Esa tardecita que vivimos en Sarandí quedará para siempre en el recuerdo. “El fútbol es un deporte hermoso, que las mujeres todavía vivimos desde la pura pasión, sin todo el circo comercial y mediático que rodea al masculino. Estas jugadoras y las que vendrán, se merecen poder vivir de lo que les gusta y de lo que hacen tan bien, el desafío será no perder esa esencia amateur, de jugar por amor a la camiseta y al juego”, escribió Ileana Manucci en La Diez.
“Quienes vivimos el partido Argentina-Panamá del jueves 8 de noviembre, tenemos la certeza de que fuimos partícipes de un hecho histórico, uno más para el calendario de momentos que el movimiento de mujeres vivió durante este 2018. Porque si a alguien le cabe alguna duda, luchar por visibilidad, por respeto y por un lugar en un espacio tradicionalmente negado a las mujeres como es el fútbol, es feminista de acá a la China”. Y para sintetizar el histórico encuentro en Arsenal, vale rescatar estas palabras publicadas en el único portal de fútbol femenino de la provincia: “En la previa del partido, las jugadoras repetían una y otra vez ‘no somos 11 ni 23, somos muchas más’. Y tenían razón. Los goles contra Panamá y los que vendrán, acercan el sueño del Mundial y los sueños de todas de que nos dejen jugar. Gambeta al patriarcado y a cobrar”.
Le pusieron el moño
Ese sueño estaba ahí, al alcance de todas, era cuestión de hacer un partido inteligente. La distancia numérica que había sacado en cancha de Arsenal era muy amplia y eso era un arma fundamental para encarar el partido decisivo. La Selección tenía que manejar los tiempos y jugar con la desesperación de las locales. Y las chicas lo hicieron, apenas sufrieron el partido en una ráfaga del primer tiempo (perdían 1 a 0), pero en el segundo recuperaron el rumbo, Florencia Bonsegundo clavó un golazo, empató el partido y el sueño se hizo realidad. Fue 1 a 1, 5 a 1 el resultado final del repechaje.
Argentina regresa a una Copa del Mundo, esta vez será en Francia, del 7 de junio al 7 de julio de 2019. Estas chicas fueron capaces de poner al fútbol femenino en ese lugar donde sólo asisten 24 selecciones, las mismas que hace un año atrás le decían a la AFA “paren la mano, acá estamos, queremos visibilidad, queremos igualdad, queremos respeto”. Las mismas que fueron abandonadas durante dos años. Las que se plantaron de manos en las orejas en “la foto” de Chile.
Acá están, están son las herederas de Las Pioneras, ese grupo de mujeres que jugaron en el estadio Azteca el 21 de agosto de 1971, cuando derrotaron 4 a 1 a Inglaterra y las eliminaron del Mundial de México, que por aquel entonces no era reconocido por la FIFA. La revolución está en marcha, estas herederas que ahora son visibles esperan saber quiénes serán sus rivales de grupo (el sorteo del Mundial de Francia es el 8 de diciembre), pero con más deseo esperan que todas sigan poniendo un grano más de arena a la construcción de un nuevo fútbol, el fútbol femenino.