Centenares de personas se movilizaron este domingo desde la plaza 25 de Mayo hasta el Parque Sur al conmemorarse el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Además de la realización de diversos talleres, se pronunció un tajante mensaje al poder político provincial y nacional.
En una tarde soleada y cálida, centenares de mujeres e integrantes del colectivo LGTBI se congregaron este domingo en la plaza 25 de Mayo para marchar, por calle San Jerónimo, hasta el Parque Sur. A lo largo de las cuadras mediantes no se hicieron ausentes los cánticos en reclamo por el aborto legal, la instrucción de la educación sexual, la separación de Iglesia y Estado y los derechos de las sexualidades disidentes. Como cada 25 de noviembre, Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el grito más poderosos fue el de “Ni una menos, vivas nos queremos”, así como el rotundo repudio a los abusos de poder ejercidos por la cultura patriarcal y los abusos machistas.
Una vez en el punto de destino, cada una de las organizaciones presentes montaron una suerte de gran campamento feminista en el que se podía participar de diversos talleres sobre Educación Sexual Integral en Santa Fe, Estrategias para la atención integral de aborto legal y seguro, Feminidades Disidentes, Mujeres y Economía Popular, Estado Laico, Emergencia en Violencia de género y Ciudad feminista: género, movilidad y espacio público. Así también, se montaron stands a cargo de docentes feministas y otros sobre Violencia de género, trata y explotación sexual; Proyecto Indómita y del colectivo artístico y parador creativo bajo la referencia del Frente feminista de Artistas y Trabajadoras de la Cultura.
Una vez más y tal como ocurrió a lo largo del año en cada marcha que bregó por la Interrupción Voluntaria del Embarazo, los y las más jóvenes fueron artífices de la jornada siendo parte de cada actividad, así como exponiendo su ingenio para manifestar sus demandas, particularmente, sobre la ESI, proyecto de ley que se mantiene detenido en el Senado provincial, al igual que el Cupo Laboral Trans y la Paridad en las listas electorales.
La violencia de todos los días
Al margen de las postales –marcadas por los colores y los cánticos– que exceden el plano simbólico para ser un gesto político en sí mismo, el momento más resonante llegó la lectura de un tajante documento que puso sobre relieve que “desde el 1 de enero hasta el 31 de octubre lamentamos 31 víctimas de la Violencia machista. Santa Fe continúa siendo la tercera provincia en el país en cantidad de femicidios”.
Asimismo, se recordó que el pasado 16 de noviembre fue asesinada con siete balazos por la espalda Beatriz Ramos, en el barrio Santa Rosa de Lima. Esta mujer era una militante social y madre de una integrante de la mesa Ni una Menos Santa Fe, por lo que se exigió “pronto esclarecimiento y justicia”.
En el plano político y económico, el discurso aseveró: “Desde que (Mauricio) Macri asumió la Presidencia, mujeres, travestis y trans seguimos siendo, en mayor grado, la variable de ajuste de estas políticas neoliberales. Estamos convencidas que hoy debemos seguir en las calles porque necesitamos que nos escuchen, que nos visibilicen y que dejen de violentarnos desde lo social, lo político, lo económico, lo cultural, que nuestro reclamo se oiga con más fuerza que nunca...”.
El texto continuó:
Violencia es que en el contexto de ajuste fiscal, que tuvo el aval del gobierno provincial de (Miguel) Lifschitz y traslada el ajuste a nuestra provincia, el gobierno nacional haya aprobado un presupuesto que reduce la inversión en lugares claves para la prevención, atención y erradicación de las Violencias y en consecuencia, se vulneren los derechos consagrados en la Ley de Protección Integral de las Mujeres.
Violencia es que en el presupuesto de Cambiemos para el año 2019, prevea un gasto de $11,36 por mujer, cuando un boleto de colectivo cuesta $18,28, y lo que implica una caída del 19% respecto del presupuesto destinado a cuestiones de género en 2018.
Violencia es que el Instituto Nacional de las Mujeres haya subejecutado la partida presupuestaria del año anterior, cuando por día muere una mujer, travesti o trans.
Violencia es que el gobierno de Cambiemos destine solo un millón de pesos a reducir la brecha salarial (sobre este punto no se entiende bien a qué hace referencia, para nosotras el PDT la brecha salarial es una medida capitalista legalizada por el estado de discriminación laboral para bajar el costo de la fuerza de trabajo, que no se puede resolver con ningún subsidio) dado que bajó casi el 20% el presupuesto asignado al organismo rector de las políticas de género y un 44% el Programa de Ayuda Social para Mujeres ‘Hacemos futuro juntas’.
Violencia es esta reforma previsional impuesta con represión, votada por Cambiemos, el PJ y el conjunto de los partidos del régimen que nos condena a las jubiladas que cobramos el haber mínimo al hambre frente al costo de la canasta básica de bienes y servicios y al costo de los remedios. Abajo la reforma previsional.
Violencia es que las mujeres cobramos 24,5% menos de jubilación por ser mujeres.
Violencia es que las políticas de ajuste y achicamiento del Estado impactan más en las mujeres, que somos las que participamos de la economía con los empleos de segmentos más informales.
Violencia es que vía achicamiento se nos sobrecargue con las tareas de cuidado a costa de nuestro tiempo y nuestros derechos.
Violencia es que pretendan disciplinarnos punitivamente por actuar en defensa propia y colectiva, como sigue ocurriendo con la prisión de Milagro Sala y otras compañeras de la Tupac Amaru.
Violencia es que a las que trabajamos en la agricultura familiar se nos deje agonizar ante el avance del monocultivo de transgénicos , la política de importación de alimentos y se nos prive del monotributo social, la asistencia crediticia y técnica , lo cual nos deja indefensas frente a grandes acopiadores y comercializadores de alimentos
Violencia es que se nos castigue a todas las madres que denunciamos el falso SAP (Síndrome de Alienación Parental), invento que no está reconocido en ningún manual sino que es un constructo misógino, prejuicioso y formulado para defender a pedófilos y abusadores de sus propios hijos e hijas.
Violencia es que quienes somos travestis, transexual y transgénero seamos ignoradas por un Estado patriarcal y heteronormativo que nos abandona, expulsa y condena a la prostitución y a condiciones de vida precarias, tanto que nuestra esperanza de vida no supera los 40 años. Exigimos cupo laboral trans.
Violencia es que se nos condene a la clandestinidad del aborto por parte del estado en nombre de sus pactos con la Iglesia Católica y las Iglesias Evangelistas reaccionarias que imponen el oscurantismo en Educación y Salud producto de que son ponderadas por los partidos políticos del régimen para la contención social del ajuste tal como se demostró en el Senado cuando le dieron la espalda a 2 millones de mujeres que salimos a reclamar por el aborto legal.
Violencia es que la Educación Sexual Integral no se garantice en todas las escuelas del país, siendo una herramientasfundamental para erradicar las prácticas culturales machistas que generan y sostienen la Violencia contra las mujeres. Violencia es que el gobierno nacional haya recortado el presupuesto a la ESI desde 2016 disminuyendo drásticamente la producción de materiales y la capacitación docente. Violencia es que el Senado provincial continué sin sancionar la Ley de ESI excusándose en respetar los valores morales de las comunidades religiosas y las familias, mientras que el 75 % de los casos de abuso sexual en la infancia son intrafamiliares. Violencia es privar a niñxs y adolescentes del acceso a la información científica que les permita tomar decisiones y deconstruir los mandatos de género para habilitar nuevas subjetividades y vínculos.
El avance de la columna hacia el Parque del Sur, donde se desarrollarán actividades y talleres. pic.twitter.com/ptFtVxCmmn
— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) 25 de noviembre de 2018
Violencia son las Iglesias católicas y evangélicas, instituciones reaccionarias que logran inmiscuirse en las decisiones del gobierno y son un fuerte freno para conseguir todos nuestros derechos como el aborto legal y la ESI, protagonizando campañas de odio y desinformación, siendo a su vez subsidiadas con millones mientras el presupuesto para erradicar la Violencia de género es paupérrimo.
Violencia es una justicia sin perspectiva de género que revictimiza a las mujeres en un laberinto de trámites que desalientan denuncias, que muchas veces es tan lenta que terminan muertas y que en muchos casos las efectoras que atienden están precarizadas.
El feminismo y el movimiento de mujeres logró un éxito importante al sacar la Violencia del ámbito de lo privado para politizar, el origen está en relaciones sociales de género, en desigualdades de poder. La desigualdad genera Violencia por eso no cesa.
Mientras sigamos en este sistema cisheteropatriarcal que pretende disciplinar nuestros cuerpos, imponernos mandatos culturales, sociales, familiares, estereotipos de género, la Violencia continuará.
Luchamos contra un sistema –el patriarcado– que hace posible la Violencia y contra otro sistema –el capitalismo– que se vale del patriarcado para convertirnos en mercancías y en objetos y mano de obra desechable.
Violencia es la apropiación por parte del capitalismo patriarcal de la capacidad reproductiva de las mujeres.
No somos incubadoras ni para embarazos no deseados ni para ganancias del mercado multinacional de los vientres de alquiler.
La explotación sexual y la llamada maternidad subrogada son negocios globales que se levantan sobre la desigualdad de género. No somos úteros ni agujeros, somos sujetas de derecho y de ciudadanía plena.
Violencia es reforzar mandatos de masculinidad hegemónica. No somos propiedad de nadie. Nuestras vidas no tienen precio. Nuestros cuerpos no se venden, no se tocan, no se violan, no se matan.
Violencia es lo que cotidianamente vivimos las mujeres de la economía popular por eso hoy decimos la crisis tiene cara de mujer.
Nosotras mejor que nadie sabemos que cuando hablan de índices de pobreza y desocupación, la mayoría de esas personas somos mujeres, lesbianas, trans, travestis.
Nosotras somos quienes, ante las políticas neoliberales que imponen sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, sacamos a jugar nuestra creatividad para sostener el día a día de nuestras familias y barriadas.
Nosotras somos quienes reemplazamos alimentos por otros más baratos al interior de nuestras casas, repartimos aún más las tareas de cuidado entre las mujeres de nuestro hogar, porque para llegar a fin de mes hay que changuear dos o tres veces más, en condiciones de trabajo desde precarias hasta peligrosas.
Y con todo eso, nos hacemos el tiempo de cocinarle a las barriadas y limpiarlas, organizarlas para luchar por agua, luz segura, cloacas, asfalto, salud; porque la presencia del estado en nuestros barrios se da solo desde las fuerzas represivas.
Aun con todo esto, el Estado y los sindicatos machistas no reconocen nuestro trabajo como tal. Va a ser larga, compañeras, la lucha por el respeto y acceso a derechos para nuestras economías, que producen valor para nuestras comunidades, y no ganancias para los mercados de explotación y muerte.
Pero estamos dispuestas a transformar lo que deba ser transformado. A construir un sindicato que represente a nuestro sector, desde el feminisimo popular, disidente, independiente de la vieja política, que ya hemos demostrado las mujeres y disidencias que podemos trascender, apelando a la solidaridad y la unidad.
Tenemos la fuerza de quienes siempre hemos estado excluidas, hoy nos organizamos, hacemos carne la lucha de las que ya no están y alzamos nuestra voz para que todes sepan que las pobres, las negras ya no nos callamos más, vamos a luchar para erradicar todas las violencias.
Denunciamos el reciente bono de miseria que recibirán algunas mujeres asalariadas en un pacto entre la CGT y el Gobierno Nacional para evitar la reapertura de paritarias, un eslabón más en la larga cadena de discriminación y abandono de las burocracias sindicales contra las y los trabajadores que salen a pelear por sus derechos.
Ya estamos en Plaza de Mayo, antes de avanzar hacia el Anfiteatro del Parque Sur. Comienza a llenarse el lugar. pic.twitter.com/vsRbp9v0em
— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) 25 de noviembre de 2018
Tras la arenga, se exigió:
Paro activo de 36 horas, basta de discriminación laboral y salarial, jardines infantiles en los lugares de trabajo, lactarios. Llamamos a las compañeras a impulsar en cada lugar de trabajo un pliego de reivindicaciones y un plan de lucha hasta conquistarlo.
Desmantelamiento de las redes de prostitución.
Separación de la Iglesia del Estado ya.
Aprobación inmediata de las leyes de Cupo Laboral Trans, ESI y Paridad, que se encuentran en la Cámara de Senadores.
Restitución de derechos para las víctimas de trata y explotación sexual
Por la investigación de la causa de desaparición de Natalia Acosta, que desde mayo de 2009 no tuvo avances.
Justicia para Rosalía Jara, Vanesa Zabala y para todas las víctimas de la Violencia machista.
No a la impunidad de femicidas, travesticidas, violadores, acosadores, abusadores, proxeneta.
Ni un proxeneta, tratante y cómplice dentro o fuera del Estado gozando de impunidad y libertad por lucrar con la mercantilización de cuerpos feminizados”.
Justicia para Beatriz Ramos. Abrazamos a nuestra compañera Norma Porucznik.
Libertad para Milagro Sala y todas las compañeras de la Tupac.
Aborto legal, seguro y gratuito. Que sea ley
Se va a caer el patriarcado, se va a caer
Vivas, libres y desendeudadas nos queremos.