Natalia Zuazo es licenciada en Ciencia Política y autora de los libros Guerras de internet (2015) y Los dueños de internet (2018). Participó en el 1er Encuentro internacional Comunicación Política del Litoral, organizado por la UNL y la Red Copam el 8 y 9 de noviembre.
En su último libro analiza el contexto actual conformado por plataformas tecnológicas que dominan el mundo infocomunicacional. El negocio de Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft sigue siendo brindar servicios y productos a cambio de hacer dinero con los datos personales de los usuarios. Ante esta situación surge el interrogante sobre cómo lograr regular a estas empresas transnacionales en resguardo de la privacidad de las personas.
–¿Es posible pensar algún tipo de regulación para estas cuatro o cinco empresas que dominan la circulación de la información a nivel mundial?
–A nivel internet, la palabra “regulación” es conflictiva porque puede significar cosas distintas. Cuando se habla de regular en internet, sobre todo con lo que tiene que ver con libertad de expresión, en general la recomendación es no generar regulación. Pero lo cierto es que las grandes plataformas que manejan la información tienen regulaciones de facto. Es decir, sus algoritmos regulan lo que ves y no ves.
–Eso quedó de manifiesto en la elección presidencial de Donald Trump…
–Sí, la elección de Trump fue un disparador de pánico moral respecto de las fake news. También influyó la filtración de Cambridge Analytica, que demostró que las plataformas sirven para manipular la información. Eso hizo tomar conciencia sobre el efecto que podían tener estas plataformas, a partir de la publicidad y la microsegmentación, para “deformar” la opinión pública. Entonces se empezó a hablar muchos más de la regulación. Por eso Facebook hizo alianzas con medios de distintos lugares del mundo para verificar qué información es verdadera o falsa, de acuerdo a los reportes que generan las personas. Estas acciones son regulaciones de hecho. Pero, por otro lado, estas grandes empresas plantean que quieren auto-regularse. Entonces es un tema delicado.
–¿Y qué sucede con las plataformas de transporte como Uber, Deliberoo, Glovo?
–Ahí hay otra discusión, con respecto a la regulación sobre cómo inciden en el espacio público. Las ciudades son espacios que todos contribuimos a mantener con nuestros impuestos, pero estas empresas vienen, hacen sus negocios y fugan el dinero. Entonces eso tiene que regularse. Lo mismo sucede con el trabajo: ¿estas plataformas pueden tener trabajadores sin registrar, sin salario mínimo, sin seguro? Esos son derechos que los Estados tienen que garantizar. Por eso es necesario que haya una mirada innovadora desde el Estado para darle la bienvenida a la tecnología, pero que al mismo tiempo no generen consecuencias negativas para la sociedad.
–¿Qué piensa de esta decisión de la Legislatura porteña de prohibir Uber?
–Es una mala solución. El Gobierno de la ciudad de Buenos Aires ya le había dicho a Uber que no podía operar si no cumplía ciertos requisitos. Hay determinada cantidad de licencias de transporte público de pasajeros que deben cumplir: porque el espacio no es infinito, también tiene que haber lugar para los automovilistas, peatones, ciclistas, etc. Pero Uber decidió seguir adelante sin cumplir. Está operando de facto, es el problema principal. Por ejemplo, Cabify no tiene ese problema, porque cumple con las licencias y es una empresa registrada en el país. Entonces me parece que esta decisión de prohibir Uber es negativa. No se trata de ponerle multas a los choferes o bloquear la aplicación. Lo mejor sería ponerle una multa a la empresa. El problema es que como estas empresas son tan descentralizadas y no tienen oficinas ni responsables en el país, se termina perjudicando al chofer, que es una persona que necesita trabajar.
Redes y burbujas
–¿Qué significa eso de que existen burbujas del filtro en las redes sociales? ¿En internet sólo leemos a los que piensan igual que nosotros?
–Lo que hoy llamamos las burbujas de filtros en las redes no es algo totalmente nuevo. Siempre en general hemos hablado con las personas que pensaban parecido a nosotros y además hemos consumido los medios que nos decían lo que estaba más cercano a lo que nosotros pensamos (por ejemplo, los domingos compramos el diario con el que nos sentimos más identificados con sus análisis). Sin embargo, hay una cuestión estructural en las redes que nos tiene que llamar la atención: las redes pueden potenciar ese efecto, porque no vemos lo que recibe el otro. Es decir, cada uno recibe su propia información según lo que quiere. Eso tiene varios efectos: podemos quedar hablando entre los que pensamos parecido y podemos no enterarnos de cosas que están sucediendo afuera de nuestra burbuja. Ese es el principal problema.
–¿Cómo hace entonces un comunicador o un político para salir esa burbuja y llegar a más personas con otro tipo de mensajes?
–En términos políticos, esas conversaciones entre barrios cerrados van a seguir existiendo. Entonces, me parece que lo importante para los que trabajamos en estrategia digital de comunicación política es tener una agenda propia. O sea no estar siempre respondiendo los temas de coyuntura. Creo que no es eficiente una estrategia política que se piense desde un punto de vista “reactivo”. Esa idea de que hay que tener una agenda reactiva, responder todo y opinar sobre todos los temas es imposible de cumplir. Porque en las redes sociales la información circula las 24 horas y la atención que tenemos para determinados temas es muy poca. En cambio, lo que propongo es tener una agenda propia de temas y cada tanto generar conversaciones. Es más, si tenes una agenda propia va a ser mucho más posible generar conversaciones antes que estar permanentemente respondiendo. El hecho de estar siempre respondiendo te termina limitando a tu burbuja.
–Y te convierte en un comentarista de la realidad…
–Claro. Además, si te pones a pensar en ejemplos de personas que influyan o que vos le prestes atención, no son aquellas que están respondiendo permanentemente. Eso hacen los trolls. Pero si queres ganar una elección o si sos un político en gestión ese no es el camino. Porque no gobernás para una minoría intensa que participa en todos los debates políticos, sino que gobernas para todos.