Nociones básicas sobre la reducción de daños y riesgos en las personas que utilizan drogas.
Antes de empezar a responder la pregunta que propone el título, es importante hacer unas aclaraciones. Cuando utilizamos la palabra droga, ¿a qué estamos haciendo referencia? Antonio Escohotado, en Historia general de las drogas, rastrea la construcción del término: el concepto proviene del término griego phármakeon, que significa veneno y remedio a la vez. Entonces, droga es un término que puede entenderse de muchas formas, aunque sea un término proveniente de la medicina. Por lo general, se lo asocia a sustancias ilegales, pero sin hacer referencia a cuáles en particular.
Gracias a la ambigüedad del término droga, se juzga los efectos de la marihuana o de la heroína de la misma manera, aunque esta asociación sea completamente errónea y peligrosa para la sociedad. Así se consagra la asociación de un objeto droga con sustancias ilegales y se obvia que las hay legales, quizás con mayor potencial de daños en las personas que las usan, como el alcohol o el tabaco, pero que están aceptadas socialmente. Así, las drogas ilegales son un tema tabú. Para el interior de la mayoría de las instituciones sociales, la reacción es no hablar: tanto en escuelas como en una familia, es probable que el tema se limite al hecho de la prohibición.
Emilio Ruchansky, editor de la revista THC, escribió el libro Un mundo con drogas donde desliza un concepto que es fundamental para entender la reducción de daños y riesgos: por más de que exista una prohibición sobre las drogas ilegales, las personas de este mundo las consumen y lo seguirán haciendo. El paradigma prohibicionista es una utopía que ha causado más muertes que resultados positivos para la sociedad.
Entonces, ¿de qué va la reducción de riesgos y daños?
A continuación, te dejamos fragmentos e interpretaciones de un libro fundamental para entender la perspectiva que estamos enunciando: Sobre Drogas, compilado por El Gato y la Caja (*).
El modelo de reducción de riesgos y daños es un conjunto de ideas y estrategias orientadas a reducir las consecuencias negativas de ciertos comportamientos humanos: brindar clases sobre educación sexual en la primaria, o promover el uso de casco cuando se maneja una moto son algunos ejemplos.
En el ámbito de las drogas, este modelo entiende que el fenómeno del consumo es complejo, multifacético y que es parte de la realidad de nuestro mundo, y elige minimizar los riesgos y los daños asociados al consumo en lugar de ignorar o perseguir a los consumidores, sin que esto implique restarle importancia al real peligro asociado al uso de drogas.
¿Qué hago cuando consumo?
El libro Sobre Drogas da cuenta de los daños asociados a algunas drogas y las posibles medidas que se pueden tomar al consumirlas para prevenir malos viajes.
• Psicodélicos. Los psicodélicos inducen una “distorsión” de la realidad. Usualmente es común en la toma de estas sustancias que el viaje sea eufórico y haya un sentimiento de amor y amistad entre quienes consumieron. También se puede llegar a un profundo estado de introspección. Pero, dependiendo de muchos factores, puede ocurrir un mal viaje, una experiencia negativa, al menos a priori. En este sentido, un estado psicodélico puede generar ansiedad y miedo. Los psicodélicos más conocidos son LSD, ayahuasca, cucumelos, San Pedro, peyote, éxtasis, ketamina, DMT.
• Alcohol. El alcohol, en su consumo a lo largo de tiempo y en repetidas oportunidades tiene consecuencias que no vamos a nombrar porque nos centraremos en los efectos inmediatos.
El consumo de una cantidad elevada de alcohol en un período corto de tiempo se asocia a la aparición de una gran variedad de consecuencias negativas, entre las que se incluyen relaciones sexuales riesgosas y no planificadas, violencia física y verbal, choques y otros problemas de tránsito, incremento de la impulsividad, pérdida de memoria sobre hechos que hayan ocurrido en estado de ebriedad.
Para reducir los riesgos y daños del beber alcohol se puede intercalar con agua, ya que produce deshidratación y esto agudiza los efectos del mismo. Ojo, no es que porque tomes agua a cada trago, vas a poder tomar más. La idea es reducir al menor posible los daños asociados a las bebidas alcohólicas, cosa muy distinta a tomar más.
También es importante evitar bajo cualquier circunstancia manejar vehículos, que además de representar un riesgo propio también pone en peligro la salud de otras personas. Si estás embarazada, también es recomendable evitar el consumo de alcohol.
• Cannabis. De entrada hay que aclarar un mito: no existen muertes asociadas al uso de cannabis por sobredosis. No obstante, hay que decir que el uso de cannabis tiene efectos negativos, que varían según la edad y la dosis, pero sobre todo según el contexto y cómo encara cada persona esa experiencia. Entre los efectos no deseados, al consumir cannabis podemos generar torpeza en los movimientos, memoria de corto plazo durante el viaje, alteración de la percepción del tiempo, tendencia a la introspección, paranoia, ansiedad, depresión, aumento del ritmo cardíaco, irritabilidad. Cuando se lo consume en gran cantidad y en poco tiempo, puede causar vómitos y hasta pérdida del conocimiento por una caída de la presión arterial.
¿El cannabis produce psicosis y esquizofrenia? Su consumo puede asociarse a la psicosis y la esquizofrenia, pero de una manera compleja, contradictoria y todavía no del todo clara. Sí es cierto que existe un factor más de riesgo para las personas con algún familiar directo con esa condición. Pero este tipo de padecimientos mentales son multifactoriales. En ese sentido, es mejor evitar consumir cannabis con alto potencial de thc y bajo cbd.
• Cocaína. La forma más conocida del uso de la sustancia probablemente sea el polvo blanco que se aspira por la nariz o se inyecta por las venas, llamado clorhidrato de cocaína. Otra forma muy conocida de tipo de cocaína es la pasta base, crack o paco. A diferencia de las anteriores, se fuma.
Daños: la cocaína puede dañar y hasta producir la muerte de una persona sana sin historial de consumo previo. El motivo es que la cocaína aumenta la presión arterial, la temperatura corporal, produce deshidratación y estrecha los vasos sanguíneos, por lo que grandes dosis pueden causar infartos de corazón, accidentes cerebrovasculares, falla orgánica, convulsiones y muerte.
Un factor que aumenta el riesgo de daños y muerte es el consumo de alcohol junto con el de cocaína, ya que su interacción desprende un compuesto químico llamado “cocaetileno” que tiene gran toxicidad para el corazón, potenciando así los efectos nocivos de la droga en ese órgano. Además, la cocaína es una sustancia que presenta un riesgo de adicción bastante grande; el riesgo de adicción es más fuerte en la pasta base.
(*) El libro se encuentra disponible en www.elgatoylacaja.com.ar