Cambiemos lleva al país al quiebra. El peso de la deuda respecto del PBI pasó del 52,6% que marcaba en 2015 al 95,4% al que llegó en el tercer trimestre de 2018. La mayor parte es en dólares.
Cambiemos está llevando al país hacia el default. Habrá economistólogos que digan que es una exageración, pero esos afirmaban también que la inflación de 2018 iba a ser del 15%, que el país iba a crecer, que el dólar estaba controlado, que las Lebacs no eran una bomba y que en 2019 habrá recuperación. Según las cifras de la Secretaría de Finanzas, la deuda del Estado alcanzó en el tercer trimestre de 2018, último dato disponible, un monto equivalente a 307.656 millones de dólares. Esa cifra representa el 95,4% del Producto Bruto Interno, o todo lo que producimos.
Hay que retrotraerse hasta 2004 para encontrar una situación más delicada, cuando la deuda representaba el 118,1% del PBI. En 2005, Néstor Kirchner inició la reestructuración de la deuda bajo el lema "los muertos no pagan las deudas". El resultado fue que en apenas un año el peso de la deuda cayó al 80,5%. El punto más bajo en la proporción deuda/PBI llegó en 2011, cuando la deuda apenas representaba el 38,9% de lo producido en el año. En 2015 representaba el 52,6%. Sobre esa base el gobierno de Cambiemos inició un endeudamiento galopante para financiar nada excepto la fiesta financiera de un país casino.
La composición de la deuda está tomando características muy preocupantes: la mayor parte es en dólares. Si en 2015 el 69,3% de lo adeudado se debía en verdes, en 2018 ese porcentaje es de 79%. Las deudas en dólares son duras, Argentina imprime pesos. En 2004, primer dato que publica la Secretaría de Finanzas, el peso de los dólares sobre la deuda era de 75,7%.
Por otro lado, la mayor parte de la deuda es con el sector privado (46,7%). El peso de la deuda dentro del mismo Estado cayó del 48,6% de 2017 al 39,2% en 2018, sin contar el manoteo que le pegó el Estado a la Anses hace pocos días, equivalente a 977 millones de frascos de aceitunas. Puede hacerse una lectura positiva o negativa de estas cifras. Más deuda en manos de privados significa más presencia de tribunales internacionales y más dificultades para una reestructuración –a todas luces, inevitable en 2019 o 2020–, mientras que más deuda en el interior mismo del Estado significa, en un gobierno de Cambiemos, que se están fumando un ingreso –el de la seguridad social, en este caso– a todo vapor.
El gobierno tomó 977 millones de frascos de aceitunas de la Anses
El futuro
El año que viene, los vencimientos de deuda, tanto capital como intereses, son astronómicos. A grosso modo, si se pagara todo –cosa que no va a pasar–, habría que abonar más de 22 mil millones de dólares de capital y ocho mil de intereses al sector privado, nueve mil millones de capital y casi cuatro mil millones de intereses al sector público, cinco mil millones de capital y poco más de mil millones de intereses a los organismos multilaterales, como el FMI.
Por supuesto que el gobierno le va a meter más bonos a la cajas del Estado que está utilizando, pagando los papelitos con más papelitos y diciendo que no hay plata para aumentar las prestaciones sociales. Del FMI se puede esperar también más ayuda: hay una alianza continental y una amenaza china de por medio. El problema son los 30 mil millones de dólares en manos de privados.
El riesgo país indica el valor de la tasa para los préstamos privados internacionales y es un indicador que elabora el banco JP Morgan. Cuando un país pide un préstamos, los fondos privados toman como base el interés de los bonos de la Reserva Federal de Estados Unidos y, luego, le suman la cifra que marque el riesgo país. Cuando el riesgo país es alto, te prestan con mayor interés. En este momento, el riesgo país de Argentina es de los más altos de planeta, superando los 800 puntos (un 8%, más la tasa que marque la Reserva Federal).
¿Cuántos privados, entonces, refinanciarán su deuda con nuevos papelitos con tasas de interés de país quebrado?