En el Boletín Oficial se publicó el nuevo reglamento para el uso de armas de fuego de las fuerzas federales. Permite disparar a las personas en fuga o si hacen movimientos sospechosos, un amparo enorme para armar falsas escenas de peligro.
No alcanza con haber convertido los barrios más abandonados en espacios donde reina el estado de excepción y las policías se entreveran con la jefatura de la pibada sometida a la violencia reglamentaria de las economías ilegales. Ahora, las fuerzas federales de seguridad –las policías pero, también, Prefectura o Gendarmería– tienen plena autorización para fundirte de un balazo en la espalda. En los hechos, si no hay otra probatoria que indique lo contrario, la normativa ofrece un amparo muy amplio para ejecuciones sumarias.
Literalmente, el Boletín Oficial establece que las fuerzas federales tienen autorización a clavarte un corchazo "Para impedir la fuga de quien represente ese peligro inminente, y
hasta lograr su detención". Una fuga, por lo general, deja al ciudadano de espaldas a la fuerza de seguridad. Es exactamente el caso de la ejecución realizada por el policía Luis Chocobar, quien el 8 de diciembre de 2017 persiguió al joven de 18 años Juan Pablo Kukoc, le disparó ocho veces y le acertó dos, matándolo. Chocobar fue recibido como un héroe por el presidente Mauricio Macri. Actualmente se confirmó su procesamiento por homicidio agravado por la utilización de un arma de fuego en exceso del cumplimiento de un deber. Con la nueva reglamentación, Chocobar hubiera actuado en ajuste a la normativa.
Dentro de la normativa, "peligro inminente" no sólo se define como tener un arma (Kukoc no la tenía) sino que también hay peligro cuando una persona "efectuase movimientos que indiquen la inminente utilización de un arma", más allá de que el arma esté o no.
El reglamento establece que la acción policial siempre debe darse "en cumplimiento y en protección de la dignidad humana y los derechos humanos de todas las personas". No es una expresión sarcástica, pero sí cínica. La autorización a que las fuerzas federales puedan disparar por la espalda por mera sospecha abre en los hechos a un amparo directo de la elaboración de montajes de riesgo sobre lo que en realidad son ejecuciones sumarias.