Caída la reforma constitucional, el oficialismo y la oposición ya lanzaron sus campañas.
En materia de política provincial, 2018 estuvo dividido en dos: durante la primera mitad del año y hasta fines de agosto el gobierno del Frente Progresista agotó todas las vías para lograr la reforma de la Constitución. Fue el objetivo central de Miguel Lifschitz en un contexto poco favorable, con la economía en caída libre y una serie de decisiones de la Nación que profundizaron el ajuste y obligaron a las provincias a exprimir recursos propios para sostener el funcionamiento del Estado.
El Ejecutivo avanzó a los tropiezos en el plan trazado por Lifschitz. Desde la oposición hubo coincidencias: el PJ, Cambiemos y la izquierda señalaron que detrás de la actualización constitucional el verdadero objetivo del gobernador era lograr su propia reelección.
El gobierno jugó todas sus fichas en una sesión especial de la Cámara de Diputados el 29 de agosto. Ese día, los tres bloques opositores rechazaron el tratamiento sobre tablas del proyecto enviado por el Ejecutivo para declarar la necesidad de la reforma y lo devolvieron a la Comisión de Educación. Así quedó desactivada la posibilidad de que Lifschitz pudiese competir en 2019.
La falta de consenso político entre el oficialismo y la oposición, la decisión del Frente Progresista de acelerar los tiempos del debate legislativo y la inclusión de la reelección del gobernador entre los puntos a reformar sellaron la suerte del proyecto remitido por Lifschitz a la Legislatura el 16 de abril.
Caída la reforma, en el oficialismo quedó instalado como “candidato natural” a la gobernación el actual presidente de la Cámara de Diputados, Antonio Bonfatti, quien condujo la Casa Gris entre 2011 y 2015.
Se especuló en los últimos meses con la posibilidad de que Lifschitz ponga en cancha a un rival en la interna del Frente Progresista. Sin embargo, a poco de cerrar el año, ese potencial candidato no aparece y todo indica que el actual presidente del Partido Socialista será el único contendiente en las primarias convocadas para el 28 de abril de 2019.
Mientras tanto, Lifschitz baraja dos opciones. La primera: encabezar la lista de diputados provinciales del Frente Progresista, como hizo Bonfatti al dejar el gobierno en 2015. La segunda: participar de un armado a nivel nacional para las elecciones presidenciales de 2019. El calendario electoral le permitirá combinar ambas: las elecciones locales se realizarán el 16 de junio, una semana antes del cierre de listas nacionales que será el sábado 22 de junio.
Despejado el panorama, sin reelección y con cronograma electoral confirmado, los principales espacios de la oposición organizan sus esquemas en busca de destronar del poder al Frente Progresista luego de 12 años consecutivos.
Por el lado del PJ, el senador nacional Omar Perotti recorre la provincia y teje acuerdos con distintos sectores desde principios de año; es el único precandidato de su partido que se ha lanzado al ruedo oficialmente. El rafaelino, que en 2015 quedó muy cerca de Lifschitz y Miguel Del Sel, se muestra junto a la diputada nacional Alejandra Rodenas, pero evita hasta el momento hablar de fórmulas con el consabido “todavía falta mucho”.
En su partido hay varios nombres propios anotados en la carrera a la Casa Gris: los kirchneristas María de los Ángeles Sacnun, Marcos Cleri y Leandro Busatto y la ex vicegobernadora María Eugenia Bielsa, quien estira el misterio en torno a su eventual postulación. La reaparición de Bielsa es, a esta altura, el mayor escollo interno para Perotti.
Por ahora, la arquitecta mantiene reuniones con dirigentes y gremialistas en las que analizan de modo crítico las gestiones del socialismo en la provincia (por la seguridad) y del macrismo en la Nación (por la economía). Igual que Perotti, Bielsa pretende convertirse es una opción superadora de ambos oficialismos, pero a diferencia del rafaelino aún no anunció formalmente si participará de las elecciones.
En el campamento provincial de Cambiemos hay dos jugadores en cancha: el intendente radical José Corral y el diputado y presidente del PRO Federico Angelini. Allí no hay estrategia definida y los dos potenciales precandidatos esperan una señal de la Casa Rosada. La interna o el consenso dentro de Cambiemos es una definición que se tomará en Buenos Aires, como ocurrió con la definición de las candidaturas para las intermedias de 2017.
Pero el panorama social y económico en 2019 será muy diferente. Por eso, el desafío de los candidatos de Mauricio Macri es minimizar el impacto del deterioro de las condiciones de vida, los despidos, la caída del salario y los cierres de empresas en el humor de los votantes. Difícil tarea, pero no imposible.