Los aumentos tarifarios no dieron respiro en 2018. Habrá más en 2019 por la quita de subsidios.
El transcurso del año puede ser leído desde los sucesivos incrementos tarifarios que no sólo repercutieron en la baja del poder adquisitivo de la mayoría de la población, sino que también incidieron en el funcionamiento de pymes y comercios. Mientras se estima que la inflación acumulada de 2018 cerraría en un 47%, en nuestra provincia la energía eléctrica registró una suba del 37%; el agua, un 56%; el gas, un 52% y el impuesto inmobiliario entre un 25 y un 30%.
Esa tendencia ascendente encuentra su punto de anclaje en la decisión de Nación de quitar los subsidios para la mayoría de los servicios, incluido el transporte, en procura de alcanzar el mentado déficit cero. Frente a ello, el gobierno santafesino anunció que en 2019 invertirá 1400 millones de pesos para mantener el subsidio en la tarifa social provincial del servicio eléctrico para electrodependientes y clubes, y subsidiar el primer bimestre de la tarifa social nacional. En paralelo, tanto en la provincia como en la Nación anunciaron una batería de fuertes aumentos que impactarán sobre todo en la luz y el gas.
Atado a los costos del combustible, el transporte y la carencia de los subsidios dispuesta desde la gestión macrista son un punto álgido para la economía doméstica. En efecto, el Ejecutivo provincial contempló dentro del Presupuesto 2019 unos 1500 millones de pesos para el sistema urbano y el interurbano de pasajeros con el fin de evitar que el boleto trepe a un valor insostenible para el bolsillo de un grueso de la ciudadanía. En Capital Federal y Buenos Aires el propio ministro Guillermo Dietrich anunció los sablazos en bondis, trenes y subtes. Todos estos factores no hacen otra que repercutir en cadena sobre los precios de bienes y productos básicos y ese es la mayor dificultad para quienes ven flaquear sus salarios.