Las históricas protestas de docentes y estudiantes.
Los docentes y estudiantes universitarios confluyeron en diferentes paros, tomas, marchas y actos en defensa de la educación pública durante el 2018.
El conflicto comenzó en el inicio del ciclo lectivo a partir de los recortes presupuestarios para afrontar pago de servicios, comprar equipamientos y realizar obras de infraestructura. El rector de la Universidad Nacional del Litoral, Enrique Mammarella, reconocía los problemas: “En la medida en que aumentan los servicios, los pasajes, los alquileres, el tipo de cambio, claramente nos ajustamos cada vez más y tenemos menos posibilidades de seguir evolucionando. El resto de las universidades también está en la misma situación”.
Pero el conflicto se fue endureciendo debido a que el gobierno nacional ofreció durante varios meses tan solo un 15% de aumento salarial a los docentes. Esto desencadenó en un paro por tiempo indeterminado de las centrales sindicales.
El no inicio de las clases en el segundo cuatrimestre dio lugar a que los estudiantes se sumen al reclamo. Paulatinamente comenzaron a tomarse más de 40 facultades y rectorados de distintas unidades académicas de todo el país. En Santa Fe el movimiento estudiantil se hizo fuerte: realizaron una vigilia en Rectorado, tomaron las Facultades de Humanidades y Ciencias, Arquitectura y Urbanismo, Ingeniería Química y la Escuela de Música, e hicieron una masiva marcha por el Bulevar Gálvez.
Las universidades estaban paralizadas, pero el gobierno no daba respuestas. Con todo, la confluencia de docentes y estudiantes dio lugar a una masiva marcha federal en Buenos Aires. Las más de 350 mil personas que caminaron bajo la copiosa lluvia del 30 de agosto protagonizaron un día histórico en defensa de la universidad pública.
Tras la escalada de las protestas, el gobierno mejoró su propuesta salarial: alrededor de un 25% de aumento a octubre con dos cláusulas de revisión. Los gremios aceptaron este ofrecimiento a comienzos de septiembre y lentamente se fue normalizando la situación. Pero el conflicto sigue latente porque el presupuesto del 2019 establece un nuevo ajuste de la educación superior.