Vuelve la fuga de cerebros a ser un horizonte para los más formados.
Cambiemos continuó en 2018 con la paulatina destrucción de la ciencia y tecnología que realiza desde el inicio de su gestión. Esto generó los despidos de trabajadores, el ajuste del presupuesto nacional, el menor ingreso de nuevos investigadores y la baja de salarios en el sector.
Este sesgo ajustador quedó claro con la decisión de reducir el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a Secretaría. De este modo, la cartera dirigida por Lino Barañao volvió al mismo rango que tenía diez años atrás.
Barañao recorta en ciencia pero incentiva la parapsicología y la numerología
En agosto, más de 200 directores y directoras de institutos científicos pertenecientes a Conicet publicaron una carta en la que advertían que estaban en “una grave crisis que amenaza la supervivencia del sistema científico tecnológico Argentino”. La misiva alertaba que los salarios de los científicos son los más bajos de toda la región, y que no pueden pagar las boletas de los servicios básicos, ni garantizar la seguridad o la limpieza. Por eso temen por la “destrucción de grupos de trabajo, la paralización de instrumental muy valioso y el éxodo de científicos, dilapidando de ese modo la inversión que nuestro país realizó a lo largo de muchos años.”
Ante esta situación, once premios Nobel del mundo firmaron en octubre una carta dirigida al presidente Mauricio Macri donde advirtieron sobre un “nuevo éxodo de científicos” argentinos.
Once premios Nobel denuncian situación de la ciencia argentina
El año había arrancado con el despido en enero de 258 trabajadores del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que se dedica a impulsar el crecimiento de las pymes y promover la innovación y la transferencia tecnológica. Durante todo el año los trabajadores realizaron un acampe al lado de la sede central del organismo en Buenos Aires sin obtener más respuestas que represión y aprietes.