Marilina Bertoldi es una de las músicas más importantes del último tiempo. Y no solo por sus canciones.
Hasta su anterior trabajo discográfico, Marilina venía trabajando minuciosamente en el sentido que le daba a su música, hasta manteniendo perfil bajo cada vez que le tocaba hacer una entrevista: “no creo tener cosas muy interesantes para decir”, le dijo a Pausa en 2017. Ahora bien, ¿a quién no le salta un poco la térmica cuando se nos toca una fibra sensible?
“Para muchos, no merecemos ser reconocidos como trabajadores”
Por estos días, cuando Prender un fuego fue elegido como el mejor disco del año por sus pares (la santafesina Alejandra Caballero Rojas entre ellos) en el suplemento NO de Página 12, la más joven de las Bertoldi no se anduvo con vueltas cuando le subrayaron que es la primera mujer en conseguir esta distinción: “Hay artistas votando artistas, ¿y saben qué? Ustedes se votaban entre ustedes, y no nos veían como pares. Se dieron cuenta ahora porque les dijimos que somos iguales”, dijo en una sucesión de stories de Instagram.
Fabiana Cantilo, Hilda Lizarazu, María Gabriela Epumer o Rosario Bléfari, cualquiera de ellas (y tantísimas más) podrían haber sido distinguidas en cualquiera de los 30 años en los que esta encuesta se hace. Pero no, porque como bien reseñó la ofuscada ganadora: “Hasta ahora la historia del rock argentino es la historia del hombre en el rock argentino.”
¿Cuántas veces escuchamos gente que acusa la muerte del rock? ¿De verdad no había nadie nuevo a quien escuchar? ¿Y alguien nueva? La perspectiva todavía está recortadísima, más allá de la presión de productores, medios de comunicación e intereses mediantes, esta distinción y el dato de la predominancia varonil es una manifestación de los mismos músicos, que recién empezaron a pasarle cabida a sus colegas cuando el clima de época se los pidió. Como bien lo dijo Marilina en un tono de tensa calma: