La médica de El Maitén, Chubut, había sido acusada de la muerte de una joven a la que le practicó un aborto no punible en 2015. Para el Tribunal, faltaron pruebas.
El Superior Tribunal de Justicia de Chubut revocó la sentencia de la Cámara de Apelaciones de Esquel y absolvió a la médica María Estrella Perramón, en la causa relacionada con la muerte de una joven de 17 años (Keila Jones) a la que la médica le practicó un aborto no punible en la localidad de El Maitén, en diciembre de 2015.
En primera instancia, el juez Colabelli absolvió a Perramón por el delito de aborto consentido seguido de muerte, pero la había condenado a un mes de prisión en suspenso y a un año de inhabilitación especial para el ejercicio de la medicina, circunscribiendo el hecho al delito de lesiones culposas, en perjuicio de Keila Jaqueline Jones.
Los ministros Alejandro Panizzi, Mario Vivas y Miguel Donnet coincidieron con la defensa en que, al comienzo, Perramón fue acusada por aborto voluntario seguido de muerte y –alternativamente– por homicidio culposo. Esa variación impidió, la refutación y, eventualmente, el ofrecimiento de nuevas pruebas tendientes a cumplir su propósito. Por eso, coincidieron en que no había pruebas de que el fallecimiento esté relacionado con el aborto.
Además, afirmaron que se transgredió el principio de congruencia, que implica la correspondencia entre el hecho imputado en la acusación y el descripto en la sentencia.
El caso Keila Jones fue utilizado como emblema, durante el debate por el derecho al aborto en 2018, por quienes se oponen a la práctica. Con él intentaron mostrar que "ningún aborto es seguro".
Stella Maris Manzano, doctora del Hospital de Trelew y médica del fallo F.A.L., que fue perito médica del caso y acompañó durante todo el juicio a Perramón, se refirió a la muerte de Jones cuando se presentó en la audiencias previas al tratamiento de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Senado. Allí, indicó que “esa joven clínicamente murió por una leucemia, llegó a tener 170 mil glóbulos blancos y líquido en abdomen. Se le hizo un aborto medicamentoso, cinco días fue derivada por su cuadro al Hospital de El Maitén, allí eran todos objetores, las ginecólogas le hicieron una incisión chica y no encontraron nada. Un cirujano le hizo una corte desde el tórax hasta el pubis, a una niña deportista, esto jamás lo hacemos sino vimos nada en el abdomen, porque son muy peligrosas”.
En esa instancia, Manzano remarcó: “tenían que llamar al hematólogo y no lo hicieron, la hidrataron poco, la dejaron con un tubo de drenaje y falsificaron el parte porque dijeron que había pus, en la autopsia esto fue descartado y las dos ginecólogas en el juicio lo confesaron”.
Luego de conocida la absolución, la Revista Cítrica difundió el siguiente escrito de María Estrella Perramón:
“Durante estos tres años que duró el juicio tuve mucho miedo y también dolor, sentí físicamente cómo se quebraba mi alma al leer la denuncia en diciembre de 2015, sentí una completa desolación al ver como la institución médica trataba de defenderse a sí misma dejándome sola. A pesar de que trabajaba en equipo y que como residente estaba haciendo un posgrado donde la responsabilidad médica era menor a la de cualquier otra médica de planta, me encontré sola y con mucho miedo porque era una causa penal en un pueblo de 4.000 habitantes, con una participación de la iglesia evangélica predominante en los discursos, en las calles y en las actividades diarias de cada persona que habita Maitén.
A partir de la denuncia penal tuve que salir acompañada a todos lados, no viajé más en colectivo sola porque comencé a recibir amenazas dentro del hospital y durante el período del juicio integrantes de la agrupación Mas vida me hostigaron de todas las formas posibles. Me gritaban asesina a mí, a mi familia, a mis compañeras; en tribunales me perseguían al baño, caminaba por las calles de Esquel y me gritaban cosas desde los autos, en la ruta nos perseguían coches y se nos tiraban encima.
Más allá de toda esa desolación institucional y las amenazas de esa agrupación me sorprendió la fuerza del amor feminista, desde un primer momento estuvieron a mi lado con un amor inmenso. Compañeras como Stella Manzano, médica y ginecóloga que practica ILE (Interrupción Legal del Embarazo) me explicó todo lo que significaba cada una de las palabras en tribunales, en las cartas documento y juntas fuimos leyendo, estudiando, tratando de poner en palabras nuestros saberes y experiencias, porque hacíamos cada acto médico desde nuestra perspectiva de género.
Para las médicas que practican ILE en Chubut después de mi causa tuvieron mucho miedo, no se esperaba que justo en esta provincia que tiene una ley de aborto no punible desde el 2009 surgiera una causa legal relacionada con un aborto. Hubo intentos de mejorar el protocolo pero después de muchas charlas nos dimos cuenta que el protocolo está perfecto, lo que nos faltaba era una comunicación a la comunidad y dentro de los centros de salud sobre lo que significa un aborto, quién puede acceder, cuáles son las causales, qué es el misoprostol, cómo se usa, cuándo se necesita un aborto instrumental.
Después de mi caso empezamos a hablar dentro del hospital y en toda la comarca andina, se brindó mucha información sobre aborto en las radios comunitarias. También ayudó mucho el contexto nacional y el debate en el Congreso para que en la calles de Chubut se empezara a hablar de otra manera y con otras herramientas sobre ILE. Siempre se garantizaron derechos dentro de la provincia, más allá del miedo las profesionales siguieron realizando ILES y ahora es un alivio para todas las médicas que hacemos ILE en Chubut, ahora podemos trabajar en paz para garantizar el derecho a la salud de las personas de la comunidad".