La comparación entre el valor de la Canasta Básica Total, que traza la línea de pobreza, y el monto que reciben jubilados con la Prestación Universal para el Adulto Mayor tiene un resultado aberrante.
Anses anunció que en marzo los jubilados recibirán un aumento del 11,83% en sus haberes, que ahora llegarán a $10.410,37 para los que reciben la mínima (la mayoría). Mientras tanto, los perceptores de la Prestación Universal para el Adulto Mayor (la PUAM) recibirán el mes que viene el mismo aumento y haberes subirán de $7447,28 a $8328,29. El Indec publicó, en el mismo día, que la línea de pobreza para un adulto varón de 30 a 60 años se trazaba en enero pasado en los $8.557,58. Es decir: aún con el aumento de marzo los infrajubilados no superarán la línea de pobreza. Y los jubilados con la mínima la superarán por la fabulosa suma de $1853.
La PUAM es un invento de la gestión de Cambiemos, que formó parte de la "Reparación Histórica", que luego fue disuelta por la reforma previsional y cuyo único objetivo fue justificar la ley de blanqueo de capitales fugados al exterior, que por decretó benefició a amigos y parientes directos del presidente Mauricio Macri. La PUAM tiene un valor equivalente al 80% de una jubilación mínima y se otorga a quienes están en edad de jubilarse y todavía no hicieron la cantidad de aportes correspondientes.
En un país donde un tercio del mercado laboral está en negro y donde el trabajo y el cuidado doméstico de las mujeres no es reconocido como tal, antes de la PUAM –entre 2005 y 2015– se realizaron moratorias para que al final de sus vidas millones de personas que se rompieron el lomo no se vean sumidas en la miseria y al menos puedan cobrar una jubilación mínima. Con la PUAM se terminaron las moratorias y se creó este régimen humillante, ideal para todos los peones –del campo, de la construcción, del hogar– que seguro nunca agarraron una pala en su vida.
Según los últimos datos de Anses, a septiembre de 2018 había "apenas" 102.952 adultos mayores con la PUAM. En sólo los primeros nueve meses del año pasado su cantidad creció un 51%. Y seguirá creciendo mucho más este estipendio del Estado que garantiza para los trabajadores con la vida más explotada su destino natural de morir en la mierda.