Según el índice de salarios y el índice de precios al consumidor del Indec, los trabajadores argentinos perdieron entre 17,2% y 20,4% de su poder adquisitivo en el año que se fue.
La inflación creció más que los salarios y el resultado es la caída de consumo y, con ello, de la producción y del trabajo. Ese círculo vicioso, que Cambiemos llama "vivir en la verdad", es una feroz transferencia de riqueza desde los asalariados a los pocos sectores que ganan con este modelo, como bancos, timberos de las finanzas, la renta agraria y minera, las empresas de servicios públicos y pará de contar. La pérdida de los trabajadores tiene números precisos: los laburantes en blanco del sector privado perdieron 17,2%, los del sector público perdieron 17,3% y los que están en negro perdieron el 20,4% de su poder adquisitivo en el año que se fue.
Esas cifras surgen de comparar la inflación anual de 2018 (que llegó al 47,6% según el Indec, que pondera el peso de los servicios públicos en la canasta de consumo como si todavía existieran los subsidios de 2015) y el índice de salarios, que marcó aumentos anuales promedio del 30,4% para los trabajadores registrados del sector privado, 30,3% para los del sector público y 27,2 para los trabajadores en negro.
Para que se pueda percibir el alcance exacto de todo lo que perdieron los asalariados en 2018, es como si durante el año hubieran dejado de cobrar el aguinaldo, un mes más y un poquito más aquellos trabajadores que están en blanco. Para los que están en negro –y no cobran aguinaldo– es como si hubiera cobrado sueldo apenas hasta mediados de octubre.