La era Cambiemos ostenta el delirante logro de acumular 50.286 millones de dólares fugados, prácticamente el mismo monto que ingresó como deuda por el acuerdo con el FMI. El salto del dólar y el cepo al peso disminuyeron la sangría.
El Banco Central pasó de perder 5 a 0 en los 20 minutos del primer tiempo a apenas ir atrás por dos goles en el arranque de los segundos 45 minutos. La comparación futbolera sirve para comprender qué paso en febrero pasado. Se fugaron 965 millones de dólares, que es un montón de dinero, pero es el mejor febrero de la era Cambiemos: en 2016 la fuga fue de 1075 millones, en 2017 de 1865 y en 2018 de 1343.
Mientras tanto, el volumen de papelitos que emite el Banco Central –cuyo criterio es no imprimir moneda para los ciudadanos de a pie pero sí imprimir bonitos de deuda con tasas delirantes para el beneficio de los bancos y especuladores– va cobrando cada vez mayor peso. Representa un tercio de las reservas del organismo –que en su mayor parte no son propias, sino que son dinero de los bancos privados o deuda con otros bancos centrales o dinero ingresado del FMI– y cada vez se acerca más a empatar la totalidad del dinero circulante en la economía, tal como sucedió con las Lebacs cuando le estallaron en la cara a Federico Sturzenegger y a Lucas Llach, el hoy vicepresidente del Banco Nación (en próxima liquidación).
La diferencia de los bonitos actuales y los que repartía Sturzenegger está en la velocidad con la que crece la burbuja. Las viejas Lebacs se emitían una vez al mes. Las Leliqs de Guido Sandleris tienen tasas gigantescas que aplastan la economía real y se emiten todas las semana. Es más, cuando les toca la renovación ahora se emiten dos veces en el día: a la mañana el mercado aprieta y a la tarde el Central otorga.
La bicicleta se convirtió en motoneta y la motoneta ahora es una Kawasaki. El destino es el mismo, un muro hecho de deuda en dólares, sin ningún otro sentido o fin que haber financiado los 50.386 millones de dólares que se fueron del país en concepto de formación de activos externos del sector privado no financiero.
Cambiemos va a dejar un país económicamente más chico, contraído en su desarrollo, más pobre, con más desempleo, más endeudado y más dependiente. Ha logrado todos los objetivos que se propuso como el gobierno colonial que es.