Por segunda ocasión en la era Cambiemos, la producción siderúrgica cayó como si el país estuviera sufriendo la última gran crisis mundial. La merma interanual de febrero alcanza el 32,42%. La producción de laminados fue la más baja desde que hay registro (2001).
Indicador duro de la situación penosa de la industria, la producción siderúrgica empezó a derrumbarse en noviembre de 2018 y en el mes pasado ya llegó a cifras que dan pavor. La retracción en febrero fue del 32,42% respecto de febrero de 2019, que supera por muy poco a febrero de 2009. No sólo es un salto atrás de 10 años, sino que además las cifras de 2009 corresponden al impacto de la última crisis mundial. En 2018 y 2019, que se sepa, el mundo siguió lo más pancho.
En términos acumulados, el primer bimestre se encuentra 24,1% abajo del primer bimestre de 2018. Es el tercer peor inicio de año, detrás de 2009 y 2002. Esa es la dimensión de la crisis producida exclusivamente por las políticas económicas de Cambiemos.
Observando las mermas de los diferentes productos siderúrgicos se nota mejor cuán profunda es la demolición industrial. El informe de la Cámara Argentina del Acero sólo rescata las inversiones que se realizan en Vaca Muerta. Todos los otros sectores están en descomposición: la construcción, las automotrices, la maquinaria agrícola, los electrodomésticos.
La siderurgia va perdiendo valor agregado y se va primarizando. En febrero, la caída en la producción de hierro –lo más tosco– fue de 18%, en acero fue de 23,7%, en laminados en caliente fue de 45,2% y en laminados en frío –lo más complejo– fue de 59,5%. La producción de laminados fue la más baja desde que hay registro (2001).