El problema de la falta de dólares y la relación entre el campo y la industria. La opinión del titular de la Unión Industrial de Santa Fe y una evocación de un clásico del pensamiento económico argentino.
Marcelo Diamand fue un ingeniero y empresario que marcó tendencia en el pensamiento económico nacional a partir de la publicación en 1972 del libro La estructura productiva desequilibrada de la Argentina y el tipo de cambio. Allí planteó que el problema estructural del país se basaba en la existencia de dos sectores productivos muy diferentes: por un lado, el agropecuario: con ventajas naturales, exportador, generador de divisas; por otro lado, el industrial: con menor productividad y demandante de divisas. Este economista sostenía, entonces, la necesidad de adoptar tipos de cambios diferenciales, con un dólar alto que beneficie a la industria, para evitar los recurrentes cuellos de botella en el sector externo. Siguiendo el análisis de Javier Martín, presidente de la Unión Industrial de Santa Fe, se puede decir que aún esta problemática no fue resuelta.
—El pico de la producción industrial fue en 2011 y luego comenzó a decaer. Pasaron casi ocho años, dos gobiernos y políticas muy distintas. Sin embargo, la industria continúa con problemas…
—Argentina tiene una tendencia a la restricción externa. Esto es, no generamos los dólares que necesitamos para crecer. Se calcula que por cada dólar que aumenta la exportación, la industria requiere dos o más para la importación. Por ejemplo, los autos tienen componentes e insumos importados importantes. Con lo cual para producir más, hay que exportar más. Esto históricamente se ha intentado resolver mediante la sustitución de importaciones y algún mecanismo de administración del comercio exterior. Porque para crecer se necesitan dólares, y si no los generas con exportaciones, se recurre al endeudamiento externo.
—Eso lo planteaba Diamand en la década del ‘70…
—Bueno, seguimos igual. Evidentemente la solución pasa por aumentar las exportaciones y en algunos casos administrar mejor las importaciones. No podes dejar librado al azar porque el dólar retrasado te abarata las importaciones y te encarece las exportaciones. Sucede que cuando exportas tenés una inflación que te va a aumentar los costos y tu precio en el exterior queda normalmente en dólares; si el dólar se retrasa vos seguís cobrando lo mismo y tus costos suben, tu rentabilidad cae y en algún momento ya no es atractivo exportar. Fíjate que a partir del 2001 tuvimos más de tres mil pymes que empezaron a exportar, pero después se fue estancando y empezó a caer. Entonces, a la larga quedas con un sector exportador cada vez más chico. Hay algunas actividades sumamente competitivas que siempre van a exportar. Pero a la mayoría se les haría más fácil con políticas de promoción: créditos a largo plazo, políticas arancelarias, retenciones diferenciadas.
“No hay medidas que ayuden a reactivar la economía del país”
—¿Pero cómo compatibilizar un sector agropecuario que genera divisas con un proyecto de industrialización que necesita de esas divisas?
—Siempre habrá puja de intereses. Hoy la tenemos: el sector financiero y el energético se están llevando unos recursos inmensos a costa del comercio y la industria. No se trata de beneficiar a uno y perjudicar a otro, se trata de regular las interacciones para que la suma del todo sea mayor que la suma de las partes.