La utilización de la capacidad instalada industrial apenas alcanzó el 56,2% en enero, la peor marca en la era Cambiemos y el peor enero en la historia desde enero de 2002. Hay sectores tan paralizados que parecen estar desapareciendo.
Cuando una fábrica no tiene razones para producir, porque no tiene a quién venderle o porque le sale demasiado caro poner a andar las máquinas, apaga la luz o el gas y deja quietos a los fierros. La utilización de la capacidad instalada no sólo mide eso, sino que además es un claro indicador respecto de la inversión: nadie compra nuevas máquinas para producir más cuando lo único que tiene que hacer es prender las que están en silencio.
A enero de 2019, el 43,8% de la maquinaria industrial en Argentina estaba apagada. El dato se desprende del último informe del Indec. Hay sectores donde la situación es desesperante. Las automotrices, por ejemplo, apenas tuvieron en funcionamiento el 15,7% de sus máquinas, las textiles el 31,4%. Literalmente significa que ambos sectores están dejando de existir.
Enero de 2019 fue el peor enero desde el 2002, cuando el país acababa de estallar y apenas el 48,2% de las máquinas estaban activas. En enero de 2003 la capacidad instalada llegaba al 58,9%. De hecho, en julio de 2002 ya estaba más activa la industria que ahora, con el 56,7% de las máquinas trabajando. La política de agresión a la industria de Cambiemos se refleja en un dato simple: nunca la capacidad instalada industrial bajo el macrismo superó el 70%.
Todos los sectores tienen menor funcionamiento que en 2018. La mayoría está trabajando por debajo del 60% de su capacidad, un nivel que es de crisis: Productos alimenticios y bebidas (57,5%), Minerales no metálicos (57,1%), Edición e impresión (56,7%), Productos de caucho y plástico (48,4%), Metalmecánica excepto automotores (38,4%) y los textiles y las automotrices. Las suspensiones y las amenazas de despidos masivos se entienden a partir de estos datos.