El MPN retuvo su provincia. Cambiemos construyó su derrota antes de llegar a las urnas y perdió gran cantidad de votos en comparación con 2017. El voto útil anti K estuvo presente y cortó las infladas expectativas de Rioseco. El voto electrónico demostró otra vez su peligrosidad.
Un triunfo más del Movimiento Popular Neuquino no debería asombrar, encadena triunfos con amplio margen por más de medio siglo. La provincia sureña es el coto de ese partido conservador, sin proyección nacional y siempre alineado con el poder que tenga a su cargo la Casa Rosada. El MPN hubiera tenido menos votos de no contar con votos de Cambiemos, aunque probablemente no los hubiera necesitado. Cambiemos perdió votos por donde se lo mire: en comparación con 2017, pero también con 2015. El kirchnerismo ganó una buena pila de votos respecto de 2017, pero perdió en comparación con 2015.
Con el 94% de las mesas escrutadas, Omar Gutiérrez triunfó con el 39,5% de los votos, un porcentaje que no varía demasiado respecto del 40,57% que obtuvo en 2015. En ese año, Ramón Rioseco obtuvo el 31,2% de los votos, también cayó en las preferencias a 26%. También perdió Horacio Quiroga, que en 2015 recibió el 20,84% de los votos y cuatro años después ligó apenas el 15,3%. La intervención del ex gobernador y hombre horrible Jorge Sobisch mancó casi 10 puntos. Seguramente le rebanó bastante a Gutiérrez y Quiroga, no a Rioseco.
Hubo un evidente pasaje de votos de Quiroga a Gutiérrez. El diputado PRO Leandro López lo hizo explícito: no hay que votar al candidato del oficialismo nacional porque Rioseco tiene chances de ganar. López no es cualquier figura de la política neuquina, había sido el candidato a vicegobernador del Quiroga (radical) en 2015.
Les pido a los neuquinos hacer un voto racional y útil. Si no queremos que ganen los K, hay que evitar votar a opciones que no tengan chances de ganarle a Rioseco.
— Leandro Lopez (@lopezleandrog) 7 de marzo de 2019
Ese ruido fue amplificado por una foto entre Ramón Rioseco y Cristina Fernández de Kirchner, con un detallecito –esa chapa patente– que dio mucho que hablar de cara al juego que la senadora tendrá durante este año. De esa foto y de un audio de CFK apoyando a Rioseco quedó la expectativa de que hubiera un batacazo kirchnerista en Neuquén. No sucedió. Rioseco hizo buena performance en la comparación con 2017, cuando el peronismo apenas llegó al 19% de los votos. Pero en 2015, Rioseco había llegado al 31,2%.
Van demasiados años en los que tanto el kirchnernismo como el PJ, en general, viene consumiendo de la más mala a la hora de las encuestas. En 2013, en 2015, en 2017 cabalgaron hacia las urnas muy convencidos de los resultados a partir de los pronósticos previos. Massa, Macri y Bullrich les dieron un saque de realidad.
El radical Quiroga –intendente de Neuquén– tuvo una muy publicitada reunión con Macri en enero, durante una de las vacaciones del presidente en Villa La Angostura. Quiroga, de local, recibió el espaldarazo. Cambiemos venía de ganar las elecciones legislativas de 2017, el apoyo presidencial fue explícito pero se fue desvaneciendo con el paso de las semanas. Al final, Quiroga no llevaba color Cambiemos, casi que ni la marca. Sin siquiera considerar el tuit de López, ¿cómo observarán las otras escuderías provinciales de Cambiemos la inocultable soltada de mano de la Capital Federal?
Lo cierto es que Cambiemos perdió votos, muchos. En 2015 –como UCR– obtuvo el 20,84%, pero en 2017 llegó a 28,1% y le ganó al MPN. Es una merma muy grande de votos la del oficialismo nacional en esa provincia. Lo único que ganó Cambiemos fue el sueño tranquilo de Macri: una figura de los piquetes de Cutral Có no tendrá bajo su mando la provincia donde yace Vaca Muerta y toda su riqueza hidrocarburífera. Ya tiene demasiados problemas judiciales y políticos cruzados con uno de los operadores e inversores del yacimiento, Paolo Rocca y su Techint.
Si se observan los votos de la primera vuelta de 2015 a presidente, el peronismo obtuvo el 35% de los votos y Cambiemos el 28,7%. Puede decirse que Cambiemos tiene un techo –no supera el 28%– y también puede decirse que los votos del peronismo en Neuquén, de cara a una elección nacional, no le son propios, sino del MPN.
Con el dominio del poder público, del Estado y sus palancas, el MPN además tomó provecho del voto electrónico. La carita de Gutierrez se repetía en las pantallas debido a que era candidato por varias listas, colectando votos de todas; algo parecido a la Ley de Lemas. El procedimiento tuvo todas las fallas esperadas, desde boletas mal impresas a aparatos que directamente no andaban. Tener un procedimiento de votación que requiere técnicos especializados y no ciudadanos comunes para que funcione correctamente es demasiado peligroso.
No fue el voto electrónico el que generó la diferencia entre Gutiérrez y Rioseco. Cada provincia tiene sus dinámicas propias. Neuquén está caracterizada por el poder de un partido provincial. Hay otra provincia que tiene similares rasgos. Sus dirigentes, camino a las elecciones 2019, deberían tomar nota de la cronología y el resultado de este domingo 10 de marzo para elaborar sus estrategias.
El 17 se esperan las internas de Cambiemos en Córdoba, que arden por el enfrentamiento entre el jefe radical Mario Negri, espada oficialista en Diputados, y el intendente de Córdoba, Ramón Mestre. El 24 de marzo es el 24 de marzo y el 31 le toca a las primarias de San Juan, el coto del presidente del PJ José Luis Gioja, uno de los artífices, junto con Alberto Fernández, de la costura de un frente de unidad peronista. Se descuenta que Sergio Uñac, el gobernador del PJ, tiene todo para lograr su reelección. Habrá que ver qué dice después de la primaria y hacia donde lauda su probable victoria. Por lo pronto, se lo ve cómodo sacándose fotos con Roberto Lavagna y Miguel Lifschitz.