El presidente de la Unión Industrial de Santa Fe, Javier Martín, advierte que a fin de año habrá 15% menos de pymes industriales. Dice que “el problema es el modelo”.
Desde hace dos años la Unión Industrial de Santa Fe realiza diagnósticos negativos sobre la situación de su sector. Según la entidad, el 2018 finalizó con una contracción de casi 4% del nivel de actividad en el centro y norte provincial con respecto al 2017. Es más, hacia fines del año pasado la capacidad instalada en desuso fue del 38%.
En este contexto, Pausa dialogó con el presidente del organismo, el CPN Javier Martín, para conocer su opinión sobre la actualidad de la industria y las perspectivas a futuro.
—¿Cómo es la situación de la industria en la actualidad?
—La industria está pasando por un momento extremadamente difícil. El sector industrial viene en caída libre desde mediados del 2017. Si se mira el PBI per cápita, hoy estamos al mismo nivel que 2008. Con lo cual nos llevaría más de 10 años creciendo 3 a 4% anual para recuperar el nivel que teníamos en el 2011, que fue el pico de la producción industrial.
—¿Cuáles son los sectores más afectados?
—La mayor cantidad de las ramas industriales tiene índices negativos. Sólo algunas tienen signos positivos, que son las vinculadas al software y la exportación de carne. Pero el 98% de las ramas industriales tienen caídas que van del 11 al 15 o al 17% de caída. Esto es el resultado de un combo. El principal factor es la recesión económica impulsada por una demanda muy retraída, el poder de compra se fue quedando atrás. Si la gente debe pagar más de luz, gas y agua deja de consumir otras cosas.
—¿También influyó el aumento de tarifas y tasa de interés?
—El aumento de tarifas fue tremendo. Venimos pagando la energía eléctrica y el gas natural con aumentos del 500 al 700%, y en otros rubros al 1200%. Por otra parte, la tasa de interés impacta muchísimo: no hay créditos para la actividad productiva. La mayor parte de las pymes están desfinanciadas. Esta tasa de interés incentiva la especulación financiera. El que tiene un excedente financiero no lo pone en un proyecto productivo. Y eso también resta capacidad de trabajo. En el sector industrial hemos perdido casi 200 mil puestos de trabajo a nivel nacional desde 2016. Porque las pymes son las de mayor demandante de mano de obra y hoy están aguantando como pueden.
“Tenemos que garantizar que haya más trabajadores bien pagos para tener un mercado interno fuerte, como los países desarrollados”.
—Ante este panorama, ¿pueden haber despidos masivos?
—Estamos muy preocupados. Hasta ahora el sector pyme ha tenido una especie de colchón amortiguador. Si bien hubo recesión, se trató de evitar despidos masivos. Pero estimamos que el desempleo va a ir en aumento, porque no vemos ninguna medida importante que ayude a reactivar la economía.
—¿Qué opina sobre la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional?
—Por un lado, es cierto que nuestra legislación laboral tiene casi 50 años. Pero, por otro lado, el grave problema que tenemos no deviene de tener salarios altos. Tenemos un costo laboral no salarial que es elevado. Pero yo creo que, en el rango de prioridades, esta reforma no es lo principal. Acá lo que tenemos que garantizar es que haya más trabajadores bien pagos para tener un mercado interno fuerte, como tiene la mayoría de los países desarrollados. Creo que el círculo virtuoso del crecimiento consiste en producir más, para tener demanda de gente capacitada y bien paga. De esa forma, la gente demanda más y va creciendo el mercado interno. Entonces, un cambio en la legislación laboral puede ser útil en algunas cosas, pero no te va a cambiar la realidad.
Una inflación multicausal
—En 2018 el aumento salarial estuvo muy por debajo de la inflación. ¿Acaso eso no demostró que la causa de la inflación no son los salarios? ¿Se puede decir que Argentina tiene una inflación por costos, no por demanda?
—Bueno, es cierto que los salarios están yendo muy por detrás. Pero la inflación tiene varias causas. Tenemos un nivel de expectativa inflacionaria elevada: en Argentina por las dudas se aumentan los precios. También aumentaron los precios relativos del gas, electricidad y combustible. Además el año pasado la devaluación ha sido terrible. Nosotros tenemos incrementos de costos porque prácticamente el 40% de la estructura son insumos importados. Además exportamos commodities, entonces cuando suben los precios internacionales, suben acá también.
—Parece ser un combo letal…
—Sí, es un conjunto de factores. Pero creo que es principal que en este país cada ocho o diez años nos damos contra la pared: empezamos a crecer, suben las exportaciones, generamos divisas, pero eso no alcanza para apalancar el crecimiento y en algún momento nos quedamos sin divisas externas, entonces el Estado empieza a emitir, y eso también genera inflación…
Un modelo para pocos
—¿Usted cree que esta situación se debe a errores del gobierno o es un modelo establecido desde el comienzo?
—Este modelo de supermercado del mundo no es compatible con un desarrollo industrial. Algunas industrias pueden incrementar su nivel de actividad, básicamente las que procesan materias primas, pero el grado de complejidad es muy bajo. Pero en Argentina solamente vendiendo granos e industrializando alimentos no alcanza para generar las divisas que se necesitan. Este modelo económico no alcanza para los 45 millones de argentinos. A Chile le puede servir, pero son 17 millones. Ellos exportan cobre, vinos, productos naturales y con eso les basta. Pero no hay países en el mundo con poblaciones como la nuestra que no generen desarrollos industriales.
“Nos llevaría más de 10 años creciendo 3 a 4% anual para recuperar el nivel que teníamos en el 2011, que fue el pico de la producción industrial”.
—Este tipo de políticas de reprimarización de la economía y especulación financiera ya se implementaron en con José Martínez de Hoz, Domingo Cavallo, y ahora con Mauricio Macri. Y hubo sectores industriales que apoyaron esos proyectos. ¿Cómo se entiende que apoyen gobiernos que los perjudican?
—Es cierto. Pasa que aún en este modelo hay sectores que ganan. Yo creo que hay que pensar cuál es el mejor modelo para el país, y que no tenga solo crecimiento económico, sino también desarrollo social, es decir, que mejoren la distribución del ingreso. Eso lo da la creación de valor, con más empleo calificado y mejor pago. Hay que generar actividades locales que tengan mano de obra. Si abrís la importación, no podes competir con China, Brasil, India, por una cuestión de escalas y tecnologías. Como país no podes regalar tu mercado interno. Ningún país te lo regala. Ni siquiera Estados Unidos, que habla de libre comercio pero es proteccionista.
—¿Cómo influiría una posible reelección de Macri?
—No se trata de nombres, sino de modelos. Si el modelo es este, muchas posibilidades para la industria no hay. La tendencia es que a fin de año va a haber 15% menos de pymes industriales. Creo que electoralmente se tiene que discutir una alternativa que promueva la producción local, sino no se darán respuestas a la mitad de los argentinos.
En el abismo
El sector industrial argentino se está desintegrando. En términos generales, desde 2015 los números para la mayoría de las ramas son negativos.
De acuerdo con la Unión Industrial de Santa Fe, el año pasado el sector volvió a mostrar indicadores negativos. Según su Informe de Actividad Regional correspondiente al último trimestre del 2018, el nivel de actividad manufacturera en la región centro y norte provincial mostró una contracción de 3,9% frente al año anterior.
El informe sostiene que la disminución del consumo interno y de la inversión deprimió la actividad de numerosas ramas fabriles. En efecto, en el cuarto trimestre de 2018 la utilización de la capacidad instalada en la industria regional fue de 62,5%, un nivel claramente inferior al 66,8% observado en el mismo período del año 2017.
Pero no es solamente la recesión lo que afecta a los manufactureros. El costo unitario de producción alcanzó un 48,4% de incremento interanual. Esto se debe a que los precios de la energía eléctrica y los insumos se dispararon. “El generalizado e importante incremento de precios de insumos industriales y tarifas de servicios fue señalado por las empresas santafesinas como el principal efecto generado tras la depreciación de la moneda nacional”.
Siguiendo al informe, el índice de precios mayorista de la energía eléctrica registró entre diciembre de 2015 y diciembre de 2018 un incremento del 500%. La demanda de energía eléctrica en diciembre de 2018 presentó una caída de 10% interanual. Todos los tipos de consumo presentaron menor demanda. La gran demanda cayó 11,5% frente a igual mes de 2017.
Asimismo, los trabajadores registrados del sector privado en la industria argentina alcanzó en diciembre de 2018 a un total 1.130 mil, un 10% inferior en relación a diciembre de 2015. El actual conjunto de asalariados registrados en la industria argentina se ubica incluso muy por debajo del nivel alcanzado durante la recesión del año 2009, revirtiéndose así, la fase de expansión del nivel de ocupación registrada entre los años 2010 y 2013.
Esta tendencia no cesa. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la industria a nivel nacional registró en enero una caída del 10,8% contra igual período de 2018.
2019 empezó mal
Según el último informe de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), presentado el lunes 11 de marzo, en enero de 2019 el nivel de actividad industrial cayó 16% en relación al mismo mes del 2018. El índice elaborado por el Instituto de Investigaciones Económicas de Fisfe reveló que entre las veinte actividades que en general más contribuyen al producto industrial santafesino, en enero de 2019 se constataron resultados muy negativos.
El sector más castigado fue el de maquinaria agropecuaria (-90,3%), mientras que carrocerías y remolques (-34,9%) y vehículos automotores (-33,1%) fueron otros dos sectores severamente castigados en el arranque del año. Otros sectores golpeados por la falta de ventas, las altas tasas y los tarifazos, fueron: manufacturas de plástico (-16,2%), prendas de vestir (-12,5%), muebles y colchones (-11,2%), molienda de oleaginosas (-10%), productos lácteos (-9,7%), fiambres y embutidos (-8,8%), otra maquinaria de uso especial (-8,6%), industria siderúrgica (-7,3%), molienda de cereales (-7,1%), papel y productos de papel (-6,7%) y productos de la refinación de petróleo (-4,9%), entre otros. Sólo autopartes (+4,6%) y maquinaria de uso general (+11,5%) observaron una evolución positiva.
Para Gabriel Frontons, autor del informe, la caída “es pronunciada desde mayo”, pero “en los últimos cuatro o cinco meses” los índices de caída “pasaron a tener dos dígitos”. “Revisamos cada informe, no deja de sorprendernos por las caídas que están fuera de todo contexto”, advirtió el economista y enumeró entre las razones del derrumbe “la caída del consumo, la cuestión financiera y tarifaria, la mala cosecha del año pasado y la corrida cambiaria”.
Además, explicó que en la provincia se destruyeron 5000 empleos industriales desde 2015, sólo en el año pasado fueron 1500.
Entre los números negativos, también sorprendió la caída del 10% en el procesamiento de soja durante el primer mes de 2019 y de la elaboración de aceite de soja alcanzó, 8,3% inferior al registro de enero de 2018.