En 2015 se homologó el Convenio Colectivo de Trabajo que nuclea a todos los trabajadores de la docencia universitaria argentina, aunque la reglamentación de sus artículos se limita a la discusión entre los gremios locales y las autoridades de cada universidad. “El Convenio significó un antes y un después en las relaciones laborales en la Universidad. Lo que falta entender todavía es que su aplicación es obligatoria”, señaló al respecto Mariana Carminatti, ex Secretaria General de ADUL. Desde que el Convenio entró en vigencia, el gremio ha abordado la regularización de la situación laboral de los docentes interinos y contratados de la UNL, la aplicación de la licencia anual ordinaria de 45 días para aquellos docentes con más de 15 años de antigüedad y la reglamentación del año sabático para estudios o formación.
Este año el gremio continuará trabajando en la efectiva implementación del artículo 11° del acuerdo, que estipula la presencia de veedores gremiales en los concursos de docentes universitarios y preuniversitarios. Carminatti sostuvo que la presencia de los veedores en los concursos “No es a pedido de quien concursa o regulariza un cargo. Tampoco es solamente para los docentes afiliados al gremio que están concursando”. “El veedor no es parte del dictamen, sólo verifica que no haya ninguna injusticia, discriminación, o privilegio”, detalló. El único requisito para asumir ese rol es ser afiliado al gremio. En 2012, tres años antes de la homologación del Convenio Colectivo, ADUL ya había conseguido que se reconozca esa figura al trabajar sobre el convenio local de los docentes preuniversitarios (es decir, de los niveles inicial, primario y secundario de la UNL).
Sin embargo, su implementación no es sencilla. “La presencia de los veedores en la deliberación es una garantía, y molesta mucho”, advirtió Carminatti. “Los concursos han sido históricamente un lugar de disputa de poder, donde desde las cátedras de alguna manera se moldea qué es lo que se quiere y quiénes se quiere que entren”, afirmó. “Hubo un llamado a concurso en el cual no notificaron al gremio para que envíe a los veedores, y hubo tres docentes que tenían una evaluación negativa, con lo cual perdían su trabajo. Como gremio nos movimos rápidamente y logramos que se diera marcha atrás con esos tres concursos, en los que tres docentes no habían tenido derecho a un veedor. Se volvieron a realizar con un veedor y se obtuvieron resultados positivos, porque antes habían habido irregularidades”, contó la gremialista. “Creemos que es sumamente necesario que se involucren cada vez más docentes y que puedan entender la importancia que tiene esta figura”, manifestó.