Luego de un minucioso trabajo de archivo, he llegado a la conclusión de que todos los años electorales, los funcionarios de Cambiemos baten fruta a lo loco. En realidad, lo hacen todos los años, con lo cual mi conclusión nunca hubiese podido ser falsa, pero eso es un detalle.
2017 fue el año de “caer en la escuela pública” y de “faltan 300.000 conductores de drones en Argentina”, del entonces Ministro de Educación, Esteban Bullrich, entre otras cosas. Hasta aquí mi hipótesis parece verdad. Pero el año pasado fue el boom de los Macri Tips, justamente por las que se mandaba el presi. Y la Bullrich dijo que “quien quiera estar armado, que ande armado (…) total este es un país libre”. Efectivamente, se la mandan todos los días. Mi conclusión es una porquería.
El 2019 arrancó con un discurso de inauguración del año legislativo a cargo de Macri en el que no solo tenemos menos pobres que Alemania, sino que además somos Dinamarca y fabricamos y exportamos Transformers. “Mmmmmm, mirá con la cara que te mira Conan, Mauricio”, diría Jorge, el youtuber de Te lo resumo así nomás.
Después pasaron unos días en los que no me acuerdo si se la mandaron. Seguro que sí. Pero ya hablamos de la memoria selectiva en la columna pasada. Uno podía estar tentado de pensar que capaz Durán Barba por fin iba a empezar a justificar su sueldo. Pero no. Estaban tomando carrera nomás. En menos de 10 días pasó todo lo que sigue.
El 1 de abril, en el boletín oficial, se informa la creación de la Oficina de Derechos Humanos para Policías… o algo así. La Bullrich lo anuncia con un tuit en el que dice que “Los ddhh son para todos, y hasta hoy las fuerzas estaban excluidas. Además de ser garantes de los ddhh de la ciudadanía, hoy tendrán este derecho inherente a la condición humana.” Hay como mínimo dos contradicciones que, además, se contradicen entre sí. En palabras del Doc. Emmett Brown, la Bullrich casi crea una paradoja espacio-temporal que podría acabar con el universo tal como lo conocemos. Dice que los DDHH son para todos y tiene razón. Pero también dice que los policías no estaban incluidos. Ergo, los policías no son humanos. El derecho a la vivienda, a la educación, a un sistema de salud pública, a un alimento son Derechos Humanos. ¿Los policías estaban excluidos de esos derechos? No. Pero por otro lado, si los DDHH son para todos y los policías van a tener sus propios derechos humanos, eso significa que los derechos del policía van a ser para todos. O sea, yo voy a tener el derecho de portar un arma y disparar cuando mi vida o la de otro ciudadano estén en peligro. O que eso me parezca. Es decir, se cumpliría el sueño de Bullrich de un país libre donde todos tengamos el derecho de andar con un chumbo en la cintura. ¿Parece una joda? Sí, claro. Pero no lo es.
El 4 de abril, el otro Bullrich de Cambiemos, presentó una iniciativa por la cual se le limitaría a los docentes los días de paro a cinco por año. Además no serían acumulables. O sea, si este año hacés tres días de paro nomás, perdiste dos porque al siguiente se te borran. Como las amarillas del fútbol cuando se termina un torneo. Algunos medios calificaron esta iniciativa de “polémica”. Se dice “inconstitucional”, maestro. En 14 años adentro de la escuela, en Educación Cívica, me enseñaron un solo artículo de la Constitución: el 14 bis. Sí, el de los derechos de los trabajadores. Pero el ex ministro de educación lo ignora. Y encima fundamenta su propuesta diciendo que “Ningún derecho es absoluto y el derecho a huelga no debe ser la excepción”. Todo derecho es absoluto, porque si admite excepción se transforma en privilegio, Bullrich. Es absoluto en el sentido que es para todos/as. Que nadie está exento de él. Y en tanto que derecho, representa una garantía. Por eso es absoluto. De otro modo no sería derecho. Se anularía a sí mismo.
Por último, el mismo 4 de abril, Macri en Gualeguaychú calificó de “absurda” a la “ley de distancia de fumigación entrerriana”, además de acusarla de “no basarse en ningún rigor científico”. Absurdo es, en primer lugar, que un presidente confunda una ley con un fallo judicial. Por otro lado, las distancias para la restricción a las fumigaciones con agrotóxicos, que dicho sea de paso Macri llamó “fertilizantes”, se deducen de diferentes estudios realizados por equipos científicos interdisciplinarios y no de manera caprichosa. Pero además, ¿qué estamos discutiendo? ¿Si contaminamos escuelas o no para vender más soja? ¿En serio vamos a discutir eso?
Pero la cosa se puso más peluda recién el 9 de abril, cuando de repente Patricia Bullrich declara que "la idea de enviar efectivos federales a cambio de la deuda es muy buena", apoyando una iniciativa de nuestro actual intendente y candidato a Gobernador de Santa Fe por Cambiemos, José Corral. Sí, a la ministra le pareció fantástica la idea de comercializar con esclavos. Y a mí también, porque de esta manera el gobierno logró que vivamos como en la Atenas de Sócrates y Platón, dos de mis grandes próceres, 2500 años antes de Cristo. Eran esclavistas, sí. Pero qué importa. Total, ¿qué puede tener de ilegal e inmoral pagar con personas? Acá encontramos una nueva variante en los hits de Cambiemos: ahora los hacen de a dos. Bullrich y Corral son un dueto. Uno se la manda y la otra lo defiende. Son los Pimpinelas de la política.
Pero además, ¿ustedes se imaginan a un gendarme de 22 años, que lo único que hizo en su vida es pedirle a pibes con gorrita los papeles de la moto en la costanera santafesina, yendo a combatir las guerras de EE.UU. en medio oriente? Yo no. Y creo que ese pibe tampoco.
Lo que me preocupa de esto es que Macri, Corral y los Bullrich estén diciendo algo que muchos/as quieran escuchar. Sin reparar en los argumentos, la constitucionalidad o factibilidad de lo dicho. O que, de última, eso sea lo de menos. Total es el país que quieren y no importa cómo conseguirlo. Y me preocupa también que, por sonar ridículo, creamos que son cosas que no pueden llegar a pasar.