En marzo se presentó una nueva causa contra Julian Assange en Estados Unidos, con fundamentos que ya habían sido desestimados y que ponen en riesgo la actividad periodística a escala global. Los detalles de la causa y las críticas de figuras internacionales. Como se pisoteó hasta un mandato de la ONU.
Un pedido de extradición de Estados Unidos a partir de una causa recién comenzada el 6 de marzo pasado es el fundamento real por el que Ecuador le retiró el asilo a Julian Assange y la base legal por la que la Policía Metropolitana londinense arrestó hoy al líder de Wikileaks. Los fundamentos de la causa pueden consultarse aquí. Principalmente, atañen a las filtraciones de videos y documentos de atroces crímenes de guerra de las fuerzas norteamericanas en Iraq y Afganistán y de cables diplómaticos de las embajadas yanquis en el mundo, desnudando sus operaciones ocultas e intromisiones en la soberanía de varios países en el mundo, Argentina entre ellos.
El repudio internacional crece, sobre todo porque ya desde la administración de Obama el Departamento de Justicia norteamericano había establecido que no perseguiría a Assange dado que, de hacerlo, pondría en riesgo todo el sistema de prensa y publicación de noticias e información. Wikileaks es una plataforma de publicación, del mismo modo que lo son The Guardian, New York Times, La Nación o Página 12, medios que han participado en la publicación de documentos filtrados, en diversas ocasiones.
No obstante, el Departamento de Justicia de Trump obró en un sentido diferente y armó una acusación que se basa en estos hechos: que Assange estimuló la filtración de los documentos, realizada por Chelsea Manning, que Assange los publicó y que Assange intentó –sin éxito– hackear una contraseña que hubiera permitido la descarga de más documentos. Según la acusación, Assange "conspiró" para "acceder a una computadora sin autorización" para obtener "información secreta". El principal propósito de esa conspiración fue "facilitar la adquisición y transmisión de información clasificada por parte de Chelsea Manning, relacionada con la defensa nacional de Estados Unidos, con el objetivo de que Wikileaks pueda publicarla y diseminarla".
Los hechos duros por los que se acusa a Assange son la base del oficio periodístico: conseguir fuentes de información relevante y desconocida para el público, obtener esa información y darla a conocer. Hay hasta partes que dan gracia en la acusación. Por ejemplo, se reconoce que "Assange indicó [a Manning] que había estado tratando de romper la contraseña al decir que 'todavía no tuve suerte' con ese fin".
El editor en jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson, sentenció que este es un "día oscuro para el periodismo". "El Reino Unido tiene que asegurar que un periodista nunca sea extraditado a Estados Unidos por realizar publicaciones", dijo y luego agregó "Publicar documentos y videos sobre asesinato de civiles inocentes, la exposición de crímenes de guerra se llama periodismo".
Para el periodista Glenn Greenwald, quien entrevistó a Edward Snowden, el hombre que reveló el sistema de vigilancia global que opera Estados Unidos sobre todas las comunicaciones existentes, esa demanda es la "criminalización del periodismo". El propio Snowden señaló que la Justicia norteamericana durante la era Obama desestimó presentar demandas contra Assange porque sería una forma de "poner en peligro al periodismo".
Con pragmatismo, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, organización que tiene más de 100 años de trayectoria en la defensa de los derechos básicos, señaló en un comunicado que la medida de la Justicia norteamericana pone en riesgos a los periodistas estadounidenses. "Cualquier procesamiento de los Estados Unidos sobre el señor Assange por sus publicaciones en Wikileaks no tiene precedentes y será inconstitucional, abrirá la puerta para nuevas investigaciones de las organizaciones de noticias como si fueran criminales. Más todavía, procesar a un extranjero por violar leyes de secreto de Estados Unidos en una publicación va a sentar un peligroso precedente para los periodistas de Estados Unidos, que rutinariamente violan leyes de secreto extranjeras para producir información vital para el interés público".
El 21 de diciembre de 2018, el Alto Comisionado por los Derechos Humanos de la ONU le indicó al Reino Unido que debía dejar de perseguir a Assange y que debía permitirle salir de la Embajada de Ecuador y dejarlo "caminar libremente".