Miles de mujeres salieron a las calles para proteger el derecho a la interrupción del embarazo ante la embestida de unos 15 estados conservadores que están prohibiendo o restringiendo el acceso a un derecho consagrado en 1973.
“Muy preocupadas” pero dispuestas a “luchar”, las estadounidenses se manifestaron este para defender el derecho al aborto, que 46 años después de haber sido validado por la Corte Suprema de Justicia, es objeto de una ofensiva sin precedentes en estados conservadores.
Centenares de personas se congregaron al mediodía de este martes delante del edificio del máximo tribunal en Washington para denunciar las leyes de unos quince estados, entre ellos Alabama y Georgia, que prohíben o restringen drásticamente el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.
Denunciando “una guerra contra las mujeres”, los manifestantes –entre los cuales se encontraban varios candidatos demócratas a la Casa Blanca– instaron a los nueve jueces del alto tribunal a no ceder en esta ofensiva inédita.
“La Corte Suprema debe respetar Roe v. Wade”, dijo Judy Gelber, de 61 años, en referencia al fallo histórico de 1973 que legalizó el derecho de las mujeres a abortar mientras el feto sea inviable (cerca de la semana 24 de gestación).
“Yo estoy muy preocupada”, agregó esta madre de dos niños, que confió a la AFP haber abortado en su juventud. “No sé cómo habría hecho si no hubiera sido legal”, agregó.
Es una “catástrofe”, lanzó Robin Pereira, de 23 años, que dice estar “furiosa y decepcionada” pero “no sorprendida”. “Después de la elección de Donald Trump (como presidente de EE.UU.), sabíamos que reducirían nuestras libertades en el tema reproductivo”.
Durante su campaña, el multimillonario republicano sedujo a la derecha religiosa prometiéndole nombrar a la Corte Suprema solo jueces contrarios a la interrupción voluntaria del embarazo. Y cumplió: llevó a dos nuevos magistrados a la máxima corte, haciendo inclinar la balanza en octubre hacia el campo conservador, con cinco de los nueve jueces.
Impulsados por este nuevo equilibrio, varios estados han aprobado leyes que restringen severamente el aborto, con el propósito explícito de generar una oportunidad para que la renovada corte revoque su decisión de 1973.
Retroceso
Alabama es el que más lejos ha ido en esta lógica. Una ley, promulgada la semana pasada, equipara aborto con homicidio y establece penas de hasta 99 años de cárcel para los médicos que lo practiquen. Prevé una única excepción en caso de peligro vital para la madre, pero no en casos de violación o incesto.
En la misma línea, Kentucky y Mississippi, han prohibido la interrupción del embarazo desde el momento en que se puede detectar el latido fetal (en torno a las seis semanas de gestación), mientras Misuri lo prohibió a partir de las ocho.
“Yo estoy muy preocupado: derechos que pensábamos conquistados desde hace 50 años podrían desaparecer tranquilamente”, dijo Zak Butterfield, de 45 años, quien estima que ahora “es necesario poner a las personas adecuadas en el Senado y la Casa Blanca”.
Según la Constitución, el presidente de Estados Unidos designa de por vida a los jueces del Tribunal Supremo, que luego son confirmados por el Senado. Dos jueces progresistas son octogenarios, por lo que un segundo mandato de Trump podría anclar por muchos años a la institución en el conservadurismo.
Se espera que el tema ocupe un lugar central en la campaña para las elecciones presidenciales de 2020, mientras dos tercios de los estadounidenses creen que el aborto debe ser legal, según un estudio realizado el año pasado por el instituto Pew Center.
Varios candidatos a las primarias demócratas, entre ellos Amy Klobuchar y Pete Buttigieg, participaron en la manifestación en Washington. “Lucharemos” por “estos derechos humanos básicos”, dijo la senadora Kirsten Gillibrand, otra aspirante.
Más manifestaciones se llevaban a cabo este martes en California y Nueva York, pero también en el sur religioso y conservador, conocido como el “cinturón bíblico”.
Fuente: El Ciudadano.