El staff de la miniserie web santafesina Prohibido silbar organiza en Demos una súper presentación de su producción el 31 de mayo, que va a empezar a las 20 y terminará a las 2. “Presentar todo lo que nos está pasando de una manera colectiva, además de poder concretar este viaje” es el objetivo de esta propuesta, según cuenta la directora María Eva de Sanctis.
Resulta que Prohibido silbar quedó seleccionado para competir en el festival de cine Die Seriale, que se hace en Alemania. Proyección de la miniserie, paneles y shows de música se ofrecerán, a cambio de un bono contribución para sumar a la causa.
Aunque atrás de este proyecto se enfiló un equipo larguísimo, la asamblea constituyente constó de seis nombres: Luisina Pautasso, Floriana Lazzaneo, Ramiro Calace Montú, Gastón Cerbino, Ludmila Wagnest y María de Sanctis. Esta última, guionista y directora, charló con Pausa unos días antes del estreno, allá por septiembre.
— ¿De qué va “Prohibido silbar”?
— Es un thriller psicológico, la historia de un elenco que prepara una obra en un teatro antiguo. Los celos, miedos, obsesiones van apareciendo a medida que van pasando los ensayos y en un momento dado una figura enmascarada los empieza a acechar. Siempre desde la perspectiva de Laureano, que es el director de esta obra y que confunde todo el tiempo entre lo que va pasando en el escenario con lo que va pasando en su cabeza.
— Según su propia lectura, ¿con qué otros imaginarios conversa la serie?
— La estética de la serie tiene varias referencias a películas de Lynch, hay cosas del expresionismo alemán y la obra de teatro en cuestión toma algunos préstamos bastante reconocibles también. Hay elementos bien duros como formas geométricas, el color rojo, el uso de las sombras y contraluces, rostros bien definidos, humanos y animales.
—Respecto del formato, ¿qué particularidades te parecen que se destacan?
— Me parece que está buenísima porque habilita pensar en nuevas dinámicas de narración y esa simple novedad ya te ayuda a pensar en nuevas historias que contar, salen cosas muy locas en este tipo de formatos. Después del lado del consumo es re loco también, porque este tipo de cosas te vienen bárbaras para ir mirando en el colectivo por ejemplo, son nuevos hábitos a los que también tenemos que atender con sus características propias.
—Después de dos años de trabajo recorrido, ¿cuál o cuáles momentos te quedaron impregnados con más fuerza?
— Me acuerdo de cuando quedamos pre seleccionados y tuvimos que ir a Rosario a hacer la defensa del proyecto. Salimos re tristes pensando en que no íbamos a quedar pero tratando de rescatar lo valioso de la experiencia… cuando nos enteramos de que nos había salido no lo podíamos creer. También el rodaje fue algo alucinante, estuvimos cuatro semanas encerrados en el teatro casi sin ver el sol, por momentos éramos 25 personas, casi todas del ISCAA. Cada día aprendimos algo nuevo.
— ¿Qué dicen del apoyo estatal que consiguieron en las distintas etapas de producción?
— El apoyo de ES es fundamental, incluso nos bancaron hasta en la propuesta de organizar el estreno en el Teatro Municipal mismo, cuando de antemano los estrenos están pautados para el América. Tanto a ellos como a nosotros nos pareció súper adecuado y hasta oportuno para abrir ese lugar impresionante al público, que va a poder entrar sin pagar absolutamente nada.