Gustavo Angelini presenta su disco solista en el nuevo Tribus.
Después de varios años cursando un limbo entre apariciones esporádicas de Carneviva con otras directamente presentándose con su nombre propio, Gustavo Angelini sacó el año pasado su primer disco como solista: “Después de tantas bandas... sé que de nombre yo no me voy a cambiar”, contó entre risas. Con esa decisión ya tomada, el Tavo sigue presentando Atávico, título que ordena sus 12 piezas exponiendo que hay una genética ancestral impresa en ellas, quizás explicando su enlace a aquella banda mítica, que ahora está refrescada por la juventud de la formación que interpreta estas canciones “nuevas”.
Persisten en la poética de estas canciones los escenarios santafesinos (“Costanera”, el bien elegido primer corte), también empiezan a hacerse su lugar postales de la vida del Tavo en Buenos Aires (“Eléctricodoméstico”), así como por fin conocimos una versión formal de “Fisura”: “Es un tema antiquísimo, debe ser del 95 o 96 y lo había grabado con un portaestudio que me había prestado Tristán Ulla. Mirá vos los años que han pasado... lo habíamos ensayado con Patada de elefante para el segundo disco que no pudimos hacer, siempre me gustó, porque son esas melodías que te quedan grabadas y ya era hora de darle vida, pobrecito, está ahí dando vueltas en una habitación desesperado por salir”.
El “Mono” Javier Farelli, el bajista Alexander Douglas Russell White y los guitarristas Juan Manuel Palacios, Hernán Rupolo (ex Octafonic e integrante de la banda de Marilina Bertoldi) y Luciano Farelli (que también produjo el disco), combinan experiencia y juventud de tal modo que consiguen ofrecer un producto tan prolijo como auténtico: “Eso es lo que yo busco escuchar, que la banda tenga sangre, que no se pierda ese poder que tiene una banda prendida fuego diciéndote ‘te amo’, es una llama que me gusta mantener”.
Ante la consulta de Pausa, el Tavo reflexionó sobre sus ataques performáticos sobre el escenario, esos que contrastan tantísimo con la calma que ejerce cuando está de civil: “Me parece que arriba del escenario tenemos un tiempo muy limitado en la vida, son pocos los momentos en los que tengo la posibilidad de subirme. Cuando pasa, tengo que tratar de interpretar lo que estoy haciendo y transmitir una energía del contexto que está sonando en ese momento. Para que me entiendan, evoco esa impronta del cantante de rock que se compenetra como un tarado, como Elvis Presley por ejemplo. Así como en artes marciales, que te conectás con una energía poderosa que te hace mantener cierto equilibrio en los movimientos, bueno, en el rock es desequilibrado absolutamente pero siempre de una forma armoniosa, para no hacerse daño, obviamente. Entonces, claro que parezco otra persona arriba del escenario, porque en ese momento estoy poseído”.
A casi tres décadas de haber empezado a calentar las noches cantando, el Tavo sigue siendo conocido hoy por su actitud vanguardista. No tiene que ponerse a hacer trap para sorprender, porque tiene la habilidad de entregar rocanrroles (y baladas, incluso mantras) frescos, despojados de cualquier fórmula efectista. Sobre su motivación creativa, piensa que “un artista siempre necesita expresar los buenos y los malos momentos, poder explayarte en situaciones traumáticas incluso, no todo lo que uno escribe son situaciones de placer. Hay mucho conflicto interno en la música, entre los riffs, existe cierta enfermedad o crisis que es parte de la revelación de un artista”.
Atávico se presenta el 17 de mayo. Todo Aparenta Normal (de Buenos Aires) va a ser la encargada de abrir la noche. Las entradas pueden comprarse a través de Ticketway y sus puntos de venta físicos: Credifé (Santa Fe, Rafaela y Esperanza), Nexon Santa Fe (sucursal Aristóbulo del Valle – sucursal Peatonal San Martín), Nexon Paraná (Centro), Nexon Santo Tomé.