Demoraron más de 20 años en poder establecer sus términos, hasta que se dio una combinación: Jair Bolsonaro y Mauricio Macri. Obtuvieron lo buscado: proteger su sector agrícola, levantar toda defensa del sector industrial sudamericano. En sus propias palabras, las celebraciones del acuerdo en Europa.
Basta leer qué se dice en los comunicados oficiales de la Unión Europea, que no dejan de advertir cómo este primer entendimiento tiene que pasar por el cedazo de los parlamentos nacionales, para dimensionar la gravedad del horizonte que se abre en Sudamérica. No se trata de negar los potenciales beneficios de un acuerdo comercial, se trata de observar que si se demoró tanto fue porque la Unión Europea no cedía en ciertos puntos que reclamaba el Mercosur y que, ahora, dejó de reclamar. En su sitio web, se recogen las declaraciones de los principales jefes del entente europeo, que expresan su algarabía con claridad, sobre todo aclarando que las importaciones agropecuarias serán miradas con lupa:
• El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker: "Es el acuerdo de libre comercio más grande que haya hecho la Unión Europea".
• La Comisionada de Comercio, Cecilia Malmström: "Este acuerdo le permitirá a las compañías europeas ahorrar cuatro mil millones de euros en la frontera –cuatro veces más que lo logrado en nuestro acuerdo con Japón–, lo que les dará un punto de partida superior ante cualquier competidor del resto del mundo".
• El Comisionado para la Agricultura y el Desarrollo Rural, Phil Hogan: "Nuestros distintivos productos agroalimentarios ahora tendrán la protección que merecen en el Mercosur, con el sostenimiento de nuestra posición de mercado y el crecimiento de nuestras oportunidades de exportación". "Solamente nos abriremos a productos agropecuarios de Mercosur con cuotas muy cuidadosamente establecidas, para cuidar que no haya riesgo de que ningún producto inunde el mercado europeo y ponga en riesgo la forma de vida de los campesinos europeos".
Hasta aquí, se puede desconfiar de los dichos de las autoridades. Los pocos puntos duros publicados del acuerdo dejan en claro que, de implementarse, volveremos al tiempo en el que exportábamos cuero al Reino Unido para luego importar las boleadoras confeccionadas, el siglo XIX.
La web de la Unión Europea señala que se removerán las barreras arancelarias de diferentes productos industriales. Para Argentina, significan casi la lisa y llana demolición del sector. Ya de por sí no se produce demasiado localmente –nos salen bien algunas autopartes, caramelos, tubos de acero–, con este acuerdo directamente se le puede decir adiós a sectores que están agonizando, como el calzado o los textiles. En concreto:
Producto | Arancel que se quita con el acuerdo |
Autos | 35% |
Autopartes | 14 al 18% |
Maquinas y herramientas | 14 al 20% |
Químicos | 18% |
Ropa | 35% |
Farmacéutica | 14% |
Zapatos de cuero | 35% |
Textiles | 35% |
No contentos con todos esos beneficios, también ofrecemos desde el Mercosur la quita de los aranceles que resguardan la agroindustria local
Producto | Arancel que se quita con el acuerdo |
Vino | 27% |
Chocolate | 20% |
Whisky y espirituosas | 20 al 35% |
Harináceas | 16 al 18% |
Peras en lata | 55% |
Refrescos | 20-35% |
Que quede claro: es el Mercosur el que levanta esas barreras arancelarias que protegían a nuestro entramado de industrias locales. Ahora Manaos competirá con la Manaos polaca y tu Audi saldrá un 35% más barato. En total, se quitarán aranceles al 91% de las exportaciones que hace la Unión Europea al Mercosur. Es una avalancha que, además, afecta al erario público de la región, tal como bien estima la autoridad europea.
En total, unos 357 productos de la agroindustria europea estarán protegidos. Son aquellos que se conocen como productos con denominación de origen (Champagne, Roquefort, Whisky Irlandés, Jamón de Jabugo). Las reglas de seguridad alimentaria de la Unión Europea no serán removidas ni cambiadas. Cabe destacar que esas reglas siempre fueron usadas para detener las exportaciones locales, a veces sin mayor sentido, otras veces con razón. Ciertos hormonados que se usan para aves de corral, antibióticos para las vacas y agrotóxicos para cereales ya están prohibidos en varios países de las Unión Europea. No es algo menor si se considera que la "ganancia" en el acuerdo radicaría en incrementar las exportaciones de soja, maíz, trigo, aves de corral, carne vacuna o azúcar, productos que ya pusieron en guardia a los agricultores del Viejo Mundo, pese a que las autoridades les prometieron "cuotas". Como es de esperarse, los campiranos europeos tienen más consciencia de su lugar en el esquema productivo de los industriales sudamericanos, sobre todo los argentinos, cada vez más maltrechos tras sobrevivir milagrosamente a sus tres intentos de suicidio en masa desde (1976, 1989 y 2015 a la fecha).
1/2 #MercosurENDGAME
With #Mercosur trade deal the existing @EU_Commission opens Pandora’s box of double standards in agriculture?! On one ☝️asking #EUfarmers to do more for #environment #AnimalWelfare #foodsafety & on the other ? giving substantial access to products... pic.twitter.com/BAz8XLPrxr— COPA-COGECA (@COPACOGECA) June 28, 2019
Además, las empresas contratistas del Estado de Europa podrán competir en pie de igualdad con las locales. No servimos ni para hacer rutas. Hasta ahora, esto estaba prohibido. Ahora, estarán en exacta igualdad de condiciones para incorporarse a las licitaciones de obra pública.