¿Podrá el macrismo sobreponerse en Santa Fe a la ola nacional de derrotas?
José Corral se entusiasma con un escenario de tres tercios, como el de 2015. Cambiemos rechaza la polarización que plantean tanto el PJ como el Frente Progresista; por el contrario, explican que su candidato puede crecer mucho el 16 de junio porque no tuvo rivales internos en las primarias de abril.
Para sostener esa quimera, el propio Corral (que sacó 323 mil votos en las primarias, contra 510 mil de Antonio Bonfatti y 465 mil de Omar Perotti) compara 2019 con 2015 y 2011, dos elecciones en las que se produjo un vuelco en las generales (Bonfatti sacó 300 mil votos en las Paso de 2011 y luego fue gobernador; Perotti sumó 365 mil en 2015 y quedó a un solo punto en las generales de ese año).
Pero la historia no se repite; lo que una vez ocurrió, no tiene por qué ocurrir del mismo modo, siempre. Los espacios políticos y el contexto nacional y regional son muy distintos en 2019. En el medio pasaron cosas y una de las principales fue el macrismo.
La debacle política del gobierno nacional, provocada por la crisis económica y las medidas de ajuste, obligó a los dirigentes santafesinos de Cambiemos a hacer piruetas en medio de la campaña. Con el paso de las semanas (y sobre todo después de las primarias) fue cambiando el mensaje y la estética: el equipo de Corral eliminó los colores de la “marca” Cambiemos, viró hacia un naranja simil Frente Progresista 2015 y hasta hubo giros en el discurso del candidato a gobernador, que inició la campaña prometiendo poner en línea a Santa Fe con la Nación y llega a las elecciones con la promesa de trasladar a la provincia los logros de la gestión municipal.
Hasta ahora, Cambiemos perdió todas las elecciones provinciales. Y los escarceos finales de esta campaña (Patricia Bullrich atacando al ministro Pullaro; Lilita Carrió de gira por la provincia tratando de pegar a Bonfatti y Perotti con Alberto Fernández) dejan en evidencia que Santa Fe no será la excepción.