El triunfo de Emilio Jatón abre a una nueva experiencia en Santa Fe. Posee un fuerte apoyo electoral y equipos jóvenes y con experiencia. Gobernará en condiciones que no tienen precedentes.
Senador, concejal, intendente. En cuatro años, la vida de Emilio Jatón cambió completamente, ese cambio produjo una transformación política inédita en la ciudad. Si antes fue siempre imprescindible una potencia institucional importante para llegar al Palacio Municipal –la UNL, el justicialismo apalancado por UPCN–, las sucesivas victorias del dueño de los mediodías del Canal 13 muestran el ascenso de una figura cuyas razones se encuentran más en la persona y su imagen que en la construcción de poder que, no obstante, lo rodea, apuntala y acompaña.
Jatón obtuvo más de 94 mil sufragios. En la ciudad fue el más votado, con el 47% de las preferencias. En segundo lugar quedó otro candidato con alto impacto propio de su imagen: Marcos Castelló será senador con 83 mil sufragios. El gobernador electo Omar Perotti obtuvo 75 mil votos y el gobernador Lifschitz unos 72 mil. Jatón le saca una distancia grande al segundo candidato más votado de su espacio, tal como sucediera en sus dos triunfos previos.
Jatón es quien gana las elecciones, pero su equipo viene con 12 años de distintas experiencias de gestión provincial. Quien augure improvisación para el próximo mandato, se equivoca. Quien espere un núcleo monolítico como el del Grupo Universidad, también. Alrededor del intendente electo habrá jóvenes socialistas y radicales avezados en la función pública, casi curtidos, pero también habrá radicales y personalidades del entorno de la política sin filiación partidaria.
“Vamos a hacer una intendencia de fuerte impronta social”, dijo en su primera intervención pública tras la victoria. “Tenemos muy claro que el municipio va a ir a los barrios”, expresó. “Vemos una ciudad desequilibrada en lo social y en lo territorial y allí vamos a poner nuestra impronta y todo nuestro compromiso”, evaluó. Primero desde la senaduría, luego en la campaña, Jatón caminó barrios sin cansancio y con muy bajo perfil. Parte de ese anclaje y llegada se debe al reconocimiento de la pantalla, parte se armó a partir de su apoyo y seguimiento al programa Nueva Oportunidad y al Plan Abre. Las primeras fotos fuertes de la campaña 2017 fueron en el recién pintado Fonavi de Las Flores, este año en las caminatas locales con Antonio Bonfatti supo arrancar como promesa el asfaltado del Camino Viejo a Esperanza, la arteria de tierra del oeste, la herida que divide la pobreza Cabal con la miseria de Las Lomas.
Esa promesa nunca se cumplirá, o al menos no será Bonfatti quien la lleve a término.
Durante los 24 años de intendencia peronista, el gobierno fue peronista. Durante los 12 años de intendencia radical, el gobierno fue de sus socios socialistas. La ciudad recibió gracias a ese acuerdo una Costanera nueva, un Colgante nuevo, las obras del puerto, el cierre defensivo de la Circunvalación, desagües, dos hospitales nuevos, tres centros culturales y más. Contra lo que se cree, desde Rosario se mira a Santa Fe como la más beneficiada por la provincia en los últimos años.
Con la excepción del brevísimo lapso de otro conductor de Notirece, Enrique Muttis, el nuevo intendente está en un escenario que nunca tuvo lugar en la ciudad de Santa Fe. No tendrá acceso político directo al presupuesto provincial y tampoco podrá recostarse en la Nación.
Con la derrota provincial, el funcionariado originario del retirado Hermes Binner quedó sin nada. Detrás de Miguel Lifschitz en la Legislatura y Pablo Jakvin en Rosario, Jatón ya es el tercer dirigente de peso de lo que queda del Frente Progresista. Pero está obligado a rascar chequeras de donde pueda, si quiere dejar una impronta fuerte. Desde el Grupo Universidad ya lo están llamando. Dispone como activo de todos los equipos ministeriales que armó el socialismo en la ciudad y que ahora dejarán el gobierno y, sobre todo, de la gigante y efectiva tropa de trabajo territorial. Hacia ellos fue su primer mensaje.