A doce años de la muerte de Ana María Acevedo, su mamá, Norma Cuevas, reclama justicia y reflexiona sobre la necesidad de que el aborto sea ley.
Ana María Acevedo nació y creció en el norte santafesino, en Vera. Ayudaba a su papá Aroldo en los trabajos del campo, y a su mamá Norma a cuidar a sus hermanitos. Luego de haber tenido tres hijos, Ana María pidió una lisis tubaria -la ligadura de trompas-, pero el sistema de salud pública se lo negó. Meses después, ya corría el 2006, apareció un dolor de muelas que en noviembre de ese año se convirtió en un diagnóstico: cáncer en el maxilar.
Luego de detectar una gestación de apenas cinco semanas, en el hospital Iturraspe de la ciudad de Santa Fe le negaron toda terapia contra el cáncer. Rechazaron también -pese a la insistencia de la mujer y de su familia- la posibilidad del aborto que le permitía el Código Penal. La joven atravesó su enfermedad tomando sólo analgésicos. En abril la sometieron a una cesárea, de la cual nació una niña que falleció a las 24 horas. Ana María entró en coma y murió el 17 de mayo de 2007, a los veinte años. Luego del proceso judicial en lo civil, en 2015 el Estado provincial reconoció su responsabilidad en los hechos y pidió disculpas públicas a la familia.
Mientras la joven aún vivía, el movimiento de mujeres santafesino comenzó a acompañar a los Acevedo; en ese entonces en el reclamo por el aborto legal que les negaban. Luego de ese 17 de mayo, Norma y Aroldo concluyeron que la muerte de su hija era consecuencia de la injusticia, y que a las injusticias se les hace frente peleando: se pusieron el pañuelo verde y abrazaron una lucha que hoy inunda las calles al grito de “¡Que sea ley!”. Doce años después, Norma reflexiona sobre la urgencia de legalizar el aborto voluntario en nuestro país.
—¿Por qué creés que no salió la ley el año pasado?
—Porque había muchos ignorantes. Los diputados, diputadas, gobernadores de provincias, que para mi son ignorantes, como los doctores que no salvaron a mi hija. Porque a mi hija me la mataron por ignorancia, diciendo que son católicos y qué tiene que ver la religión con la vida, digo yo. Porque yo soy católica, mi hija era católica, pero a ella no le dieron la oportunidad de vivir ni tampoco le dieron todos los derechos que tenía. Ella tenía para hacerse la ligadura, tenía los papeles firmados por jueces de Santa Fe y no se la hicieron. Después tampoco los curas le dieron posibilidad a mi hija de vivir siendo que cuando ellos estaban rezándole a cada lado de mi hija, tenían que darle una oportunidad. Después sí podían hablar todo lo que quisieran, pero podían salvar al menos una vida, no salvaron ni una ni la otra. A mi me tratan de asesina, yo digo que ellos son más asesinos porque antes que matar una, mataron dos.
—¿Qué pensás de la marea verde y de las chicas jóvenes que se sumaron a esta lucha?
—Estoy muy contenta y muy agradecida con ellas. Me dijeron que no me iban a abandonar y yo tampoco a ellas así que, como yo les digo siempre, vamos a seguir luchando hasta que tengamos la ley. Es para ellas, para que ellas tengan su derecho, no como Ana que tenía sus derechos y no le dieron ningún derecho de vivir ni de decidir por el cuerpo de ella. Estoy muy contenta por las chicas porque tienen mucha fuerza para seguir esta lucha conmigo. Estoy muy agradecida con ellas, y ellas van a seguir para que el día de mañana no mueran mujeres por abortos clandestinos.
—¿Va a salir la ley?
—Para mí va a salir la ley, porque cuando pasó lo de Ana ahí en Santa Fe que me invitó Chola [la activista Mirtha Manzur] y las chicas de la Multisectorial de Mujeres éramos cuatro o cinco, y ahora mirá cuántas somos. En Rosario, en todos lados. Mañana me voy a Reconquista, porque en Reconquista hay agrupaciones que están por hacer un encuentro. El jueves voy a estar en Santa Fe también. Adonde me invitan voy, no me quedo. No me voy a quedar. Porque quiero que haya justicia por mi hija y que salga la ley. Porque a mi hija me la mataron, no es que hicieron una mala praxis. Mi hija está muerta y hace doce años. Y mis nietos quieren que se haga justicia por su madre. Estamos pensando en ir a encadenarnos para que los condenen porque los médicos se están muriendo y nosotros queremos que vayan presos, que paguen por lo que hicieron.
Norma contó su historia en el documental “Que sea ley”, del director Juan Solanas. Este año, fue la única película que representó oficialmente a Argentina en el Festival Internacional de Cine de Cannes. Allí viajaron Norma, integrantes de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y otros referentes, como la médica Cecilia Ousset y el médico José Gigena, que en febrero de este año asistieron a Lucía, la niña tucumana que había sido violada por su vecino y que quería interrumpir la gestación producto del abuso.
—¿Cómo fue haber viajado a Cannes por la presentación de la película “Que sea ley”?
—Fue todo bien. Estoy muy agradecida con Juan Solanas, Pino Solanas y Victoria Solanas que hicieron la película. Fue todo bien y lindo porque con eso vamos a ayudar un poco más para que se haga ley el aborto. Ojalá que sea ley porque para lo que le hicieron a mi hija no hay explicación. Para mi fue una experiencia muy linda porque no pensé nunca que iba a ir tan lejos y que iba a llegar hasta allá con una película por el tema de mi hija Ana. No pensé nunca que iba a tener tantas compañeras, tantas mujeres, chicas jovencitas que me iban a acompañar en esto, como yo las estoy acompañando a ellas. Y bueno, si tengo que llegar hasta el fin del mundo voy a llegar, para que se haga justicia por mi hija.
—¿Cómo te recibieron en Cannes?
—Me hacían notas pero no terminaban porque se quebraban cuando yo contaba la historia. Decían que era una vergüenza que acá en Argentina no se haga la ley del aborto siendo que se están muriendo muchas mujeres, y que el que votó en contra del aborto es porque era un asesino que no pensaba en las mujeres que morían. Que eran una vergüenza los diputados, los jueces, todo, porque hacía doce años y no había justicia por Ana siendo que la mataron. En Cannes conocí a la doctora y al doctor que le hicieron el aborto allá en Tucumán a Lucía, y a ellos la fiscal los denunció siendo que hicieron un bien, porque salvaron aunque sea a una. En cambio a mi no me salvaron ni a una ni a la otra. Me mataron a mi hija y a mi nieta y ellos que salvaron a una pueden ir presos, yo no entiendo la justicia cómo es. Yo lo que quiero es justicia por mi hija. Yo veo que hay muchas chicas que se están muriendo, que se hicieron abortos y que se salvaron, otras que no. En la película había dos nenitas que su madre murió, y la madre de ella, el padre y el hermano contaban que se había hecho un aborto con una aguja de tejer. Y mostraban ahí a las dos nenitas. Y mi hija dejó tres: ahí ya son cinco, y quién sabe cuántos más. Eso es lo que yo no quiero, que mueran las mujeres dejando los chicos, muriéndose ellas, pudiendo tener un hospital con una buena atención.