Omar Perotti, sus nuevos y viejos aliados, ante el desafío que unió al PJ: volver a la Casa Gris.
Unidad partidaria, candidato conocido, contexto político favorable: al PJ santafesino se le alinearon los astros y el 16 de junio enfrentará las elecciones con expectativas reales de volver a gobernar la provincia luego de 12 años.
El senador nacional Omar Perotti quiere confirmar que la tercera es la vencida. En 2011 cayó en las primarias ante Agustín Rossi y luego lideró la lista de diputados nacionales. En 2015 logró un virtual triple empate con Miguel Lifschitz y Miguel Del Sel y meses más tarde ganó la elección de senador nacional. Desde ese momento quedó lanzado como candidato a gobernador para 2019.
A diferencia de años anteriores, esta vez el PJ provincial suturó heridas y sus armadores lograron unificar a todas las corrientes internas (incluido el Frente Renovador) dentro del paraguas bautizado como Frente Juntos. Y aunque en abril hubo primarias entre Perotti y María Eugenia Bielsa, el posterior comportamiento de los sectores que apoyaron a la arquitecta permite suponer que en las generales no habrá fuga de votos, al menos no de manera masiva como ocurrió en 2011.
El contexto también favorece las chances del rafaelino. Aunque los resultados no son extrapolables, la seguidilla de victorias peronistas en las provincias que anticiparon sus comicios contribuye a un clima triunfalista, impensado hace apenas dos años, cuando la ola de Cambiemos amenazaba con pintar de amarillo todo el país. El PJ local se puede entusiasmar porque en otros distritos vencen los gobernadores peronistas; también el Frente Progresista, porque vienen ganando todos los oficialismos. Macri lo hizo.
La campaña de Perotti fue casi de manual. Habló poco de economía y puso toda su energía en destrozar la gestión del Frente Progresista en seguridad. Su propuesta de “conducir la Policía” esconde una imputación: el presunto descontrol político de las fuerzas punitivas, incluso su connivencia con el delito. Perotti dice que va a asumir el mando de la Policía, pero que al mismo tiempo les dará mayor protagonismo a los jefes de la fuerza. Su slogan “Ahora la paz y el orden” responde a una demanda social ineludible; puede ser leída como una consigna reaccionaria, pero hay que ver cuántos votos suma y cuántos resta. Por el momento, es solo una promesa de campaña.