Ídolo en el fútbol, César Carignano se aventura en la literatura infantil con olfato goleador.
En términos futboleros, el pasado 26 de junio César Carignano salió a jugar con su nuevo libro en una cancha que estaba llena. El Auditorio de ATE estaba repleto de afectos cercanos, de viejas caras conocidas de ese adolescente que llegaba de Freyre (Córdoba). El pibe de 14 años bajaba en Santo Tomé con un bolso que traía más ilusiones que todos los goles que hizo en su carrera. Esa sala estaba llena de palabra amistad, la que deja el fútbol y la que multiplica la buena gente. Estaba llena de trayectoria y reconocimiento, con solo verlos a Oscar Bergesio y Eduardo González Riaño en su mismo equipo, todo se hace más fácil. Ese lugar estaba lleno de amor, por la pelota, por los pibes y pibas que buscan diferentes caminos a partir del fútbol, por la causa Francisco Sueldo, por sus hijos y por esas lágrimas que brotaron al mencionar los gestos de su compañera de ruta.
La noche corría por la emoción, era Carignano en estado puro, la dupla razón-corazón estaba en su hora señalada, y juntos combinaron Freyre, Santa Fe, Santo Tomé, el pueblo, la ciudad, los recuerdos, la libertad, el respeto, las risas, el llanto, la injusticia, la lucha, los amigos, la familia, los compañeros, la pelota y los libros.
La síntesis de la emoción fueron tres nenes y una nena leyendo su nueva obra. Cuatro ilusiones en pleno vuelo, cuatro mundos que quizás se parezcan a ese mismo vuelo que alguna vez fantaseó César en aquella plaza de Freyre.
Así define un goleador
Un día después de la presentación el autor del libro Gol entra dialogó con Pausa y dejó plasmada en esta entrevista todo lo referido a la nueva obra, a sus sensaciones personales y mucho más.
—¿Cuándo nació el “Carignano escritor” y cómo crees que va creciendo en este rol?
—El primero nace en un momento de dolor, de frustración por las lesiones con la idea de escribir una especie de diario de aquellos días tristes como futbolista, sobre todo pensando en el día de mañana, por si mis hijos querían conocer un poco de mi historia, para que sepan que no todo fue lindo adentro del fútbol y además porque los recuerdos se vuelven selectivos y hay muchas cosas que se van perdiendo en la memoria, necesitaba resguardar todo eso, y también era una vía de escape ante un momento tan negativo.
—¿Por qué el título, “Gol entra”?
—Porque es un título breve, porque es una frase vigente y tiene mucha historia, conecta a mi generación (a otras más grandes también) con la de los chicos de hoy, que son los principales destinatarios de los textos. Es uno de los tantos hilos conductores que hay entre el fútbol de antes con el de hoy, más allá de todas las diferencias que se puedan encontrar.
—¿De qué tratan los cuentos?
—Los cuentos son historias que giran en torno a la pelota, son historias de barrios, de pueblos, de campitos, de amigos con una pelota de diferentes tamaños y formas en el centro de la escena, desde un partidito que se juega en la calle hasta la búsqueda de un pibe que no tiene identidad de ningún club porque los padres no son hinchas de nadie, y el chico navega buscando de qué club hacerse hincha. También hay otro que trata de la búsqueda de una nena para encontrar la posibilidad de que la dejen jugar, y su batalla para superar las barreras sociales que todavía perduran.
—¿A qué se debe la ilustración de tapa?
—La ilustración de tapa está enfocada en uno de los cuentos de unos mellizos, mujer y varón, Mara y Tincho. Ambos aman el fútbol, viven una vida paralela cerca de la pelota, pero encuentran los frenos que nuestra sociedad ha tenido históricamente respecto a las chances de que una chica patee. Me pareció que estamos en un momento donde los que pugnamos por la igualdad, desde nuestro lugar, aportemos lo propio. Esa fue la búsqueda del dibujo, una obra de “Nacho” Bogino, un amigo, un compañero de ruta en esto de los libros, un futbolista que también tiene inquietudes por fuera del fútbol y que busca que jueguen todos lo que quieran jugar, sin importarle el género.
—¿Por qué escribís para nenes y nenas?
—Escribo para chicos y jóvenes porque el futuro son ellos y creo que la literatura pierde espacios en esa generación, y el fútbol es un género que atrapa a mayorías porque es el deporte más practicado, más visto, del que más se habla, más se debate, por eso intento desde ese lugar generarle la inquietud de la lectura, de la primera lectura, para que descubran lo mágico que es la literatura como iniciadora de procesos creativos y como una fuente más de entretenimiento, diferente a las nuevas tecnologías.
—¿Cuánto hay de tu infancia en cada historia?
—Dicen que los que escriben lo hacen para contar cosas que han vivido y vivir realidades de las que les hubiese gustado ser parte. Yo creo que hay retazos de mi vida a cada paso y en cada cuento, de manera solapada y distribuida en diferentes personajes, en historias, en escenarios. Escribí para los chicos, pero también para mí.
—¿Cuál o cuáles son los puntos en común entre jugar al fútbol y escribir?
—La pasión y la dedicación con los que los encaro. El hilo que condujo mi vida, desde el primer juguete hasta hoy, es la pelota, y me pone muy feliz darme cuenta que tiene más gajos de los que imaginaba, más ángulos para observar y más posibilidades de desarrollo, más que el simple acto de patear la pelota. La vocación con la que escribo es la misma con la que entrené toda mi vida.
—¿Con qué sensación te fuiste luego de la presentación del libro?
—La sensación fue de felicidad plena. Era un momento de compartir y encontrar mucha gente querida, por lo tanto ese momento fue muy placentero. El éxito de todo esto que pasa cuando uno escribe, presenta el libro y ve las repercusiones está en el camino, no en el resultado. Escribí lo que quise escribir, con mucho respeto, con mucha responsabilidad y estoy contento con lo que hice. El proceso creativo fue una experiencia maravillosa, de ahora en más volará el libro todo lo que le hagan crecer las alas los chicos. Sinceramente estoy muy feliz de haber podido compartir la presentación con gente que recorre los 21 años que llevo en Santa Fe (con idas y vueltas), desde el técnico que me llevó a probar a Colón hasta los padres de los chicos que hoy juegan con mi hijo a la pelota.
—¿Y ahora cómo sigue tu partido?
—Me pasé la vida proyectando a mediano plazo y rara vez pude estar en el lugar que ideé, entonces hoy disfruto mucho más de lo que tengo, de lo que soy, de lo que me rodea y siempre con una perspectiva para saber hacia dónde ir. Lo único que sé es que en un tiempo estaré con una pelota cerca, con un micrófono dando vueltas, con una birome en la mano y con mi familia cerca.