Desde el "aburrido" que quería un "pueblo feliz", a Tinelli, el estado de sitio y la huida en helicóptero. Murió anoche a los 81 años.
Pasados algunos minutos del 203° Día de la Independencia de Argentina, Fernando De la Rúa murió en Buenos Aires a los 81 años después de una serie de complicaciones generales producto de un cuadro oncológico avanzado. Expresidente de la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación, llegó en 1999 presentándose como una ruptura harto necesaria de la década menemista. En sus spots de campaña anunciaba exactamente lo contrario de lo que iba a hacer como presidente.
Al cabo de su primer año de mandato, decidió aparecerse en El show de Videomatch, acaso el programa más visto del momento en el país, en el que se lo ridiculizaba constantemente a través de la caracterización de Freddy Villarreal. El 21 de diciembre del 2000, salió en televisión mostrando que él mismo podía hacerse quedar peor: lo increparon desde el público por los presos de La Tablada, confundió el nombre de la esposa de Tinelli y se mandó por una puerta equivocada.
"No hay soluciones mágicas", decía poco antes del diciembre fatídico, inmediatamente antes de asegurar que el país se encontraba ante "una gran oportunidad" de protagonizar "un gran cambio". Eufemismos que el actual presidente también gusta de recuperar.
El 19 de diciembre de 2001, gente de todo el país salió a saquear negocios con tal de no seguir pasando hambre. De la Rúa intentó calmar las aguas decretando el Estado de Sitio y las cosas empeoraron: la clase media se sumó a los más pobres en el repudio, se congelaron los depósitos bancarios y, ya bien entrada la noche, Domingo Cavallo renunció al Ministerio de Economía. El día terminó con muchos disturbios y las fuerzas policiales reprimiendo sin asco: fueron 27 muertos y más de 2 mil heridos.
Esa jugada fue la que disparó la cuenta regresiva: el 20 de diciembre de 2001 a las 19:45 presentó la renuncia a la presidencia y se escapó por el techo de la Casa Rosada. Su mandato duró 741 días.