Durante 10 días, un grupo de veteranos de la guerra de Malvinas acampó en la plaza 25 de Mayo exigiendo el cumplimiento total de la ley provincial 13.421, sancionada en 2014.
“Malvinizar”. El término se repite en las voces de quienes acamparon a lo largo de 10 días en la plaza 25 de Mayo de nuestra ciudad. Allí, frente a la Casa Gris, un nutrido grupo de veteranos de la guerra, ocurrida en 1982 entre nuestro país y el Reino Unido e Irlanda del Norte, reclamaron ser escuchados y atendidos por las autoridades gubernamentales. Su reclamo se inscribe en el cumplimiento efectivo de la ley provincial 13.421, sancionada por la Legislatura el 21 de agosto en 2014, la cual establece la entrega de un diploma de honor y una medalla conmemorativa “a los soldados bajo bandera, convocados y movilizados que prestaron servicio como apoyo táctico y logístico en el ámbito del territorio nacional argentino, y que en aquel momento tuvieran domicilio en la provincia”. “En caso de fallecimiento del titular, tales condecoraciones serán recibidas por sus derechohabientes”, reza el artículo tres de la normativa.
Sin embargo, la letra fue cumplida a medias y este grupo de hombres oriundos de todo el territorio santafesino no deja de hablar de “mantener viva la llama” como una forma de “malvinizar”, es decir, de no dejar en el terreno del olvido y la indiferencia el “derecho” que les corresponde. Carlos Ramos, presidente de la Asociación Veteranos de Guerra Granadero Baigorria, fue tajante al momento de expresar que “faltan medallas a entregar”. “La ley salió en 2014 y en 2015 se implementó, pero no está cumplida en su totalidad”, remarcó.
Sin respuestas
A esa demanda se añade el cobro de una pensión y disponer de una obra social, tal como ha ocurrido en provincias como Chaco y Misiones. Oscar Salvay, presidente de la Asociación Regional de Soldados Convocados de Malvinas del departamento San Martín, indicó que el reclamo se inscribe también por “un proyecto del diputado rosarino Sergio Más Varela (Cambiemos), quien pidió el tratamiento preferencial en el ámbito legislativo” hacia fines de mayo último sin suerte debido a “barreras” de parte del oficialismo.
“Queremos que el gobernador (Miguel Lifschitz) nos atienda para hablar, para tratar el tema. Hasta llegamos a entregarle una carpeta con más de 25 intendencias y presidencias de comunas y nuestras asociaciones legalmente constituidas para que nos atienda y tratar el tema de la pensión y la obra social. Tampoco de eso obtuvimos respuestas”, lamentaron los veteranos en su acampa pacífico.
En esa línea, Ramos expuso que se encuentran en “asamblea permanente”. “No queremos hacer nada fuera de la ley, pero somos gente grande, somos abuelos durmiendo en el suelo. Y me pregunto si para ellos es más importante mantenerse en el poder que atender la problemática de la gente de Santa Fe. La gente nos acompaña y nos pregunta por qué no los atienden y preguntamos ¿por qué no nos atienden?”.
En un sentido más profundo, estos hombres pusieron particular énfasis en que “hay que entender que la guerra no se hace solamente donde se combate. Con 18 años no teníamos poder de decisión de nada. Antes de Malvinas casi hubo un conflicto armado con Chile por el Canal de Beagle. Cuando se armó la guerra en 1982, algunos soldados fueron al frente de batalla, otros a la parte táctica logística y otros que fueron enviados a defender la frontera con Chile. Argentina estaba en guerra”.
Aquellos jóvenes clase ‘61 y ‘63 destinados a la retaguardia, hoy exigen un reconocimiento simbólico pero también material que supone la entrega de las medallas y los diplomas pendientes y, a su vez, el cobro de la pensión y la obra social. En efecto, existe un empadronamiento que agrupó unas 580 carpetas de los 800 hombres que fueron movilizados. “La potestad la tiene el gobierno provincial que tiene que pedirle al Ministerio de Defensa para saber cuántos soldados participaron de la guerra”, aclararon. Y consignaron: “Es cuestión de que nos llamen, charlemos y ver la problemática. Pero al no tener respuestas no sentimos muy dolidos”.
Reconocidos
Ramos no dejó de comentar que en el plano nacional también se lleva adelante una lucha para obtener el debido reconocimiento. Porque de lo que se trata es de honrar la historia. “Una guerra es desastrosa para un país. No quisimos ir, nos llevaron. Esto lo pagaron nuestras familias, nuestros padres, nuestros tíos, nuestros abuelos, nuestros hermanos. Todos sufrimos ese momento. Y en una guerra todos pierden”, reflexionaron sobre las marcas que dejó aquel gesto de supervivencia que procuró la dictadura militar bajo la tutela del tristemente célebre dictador Leopoldo Fortunato Galtieri.
Y en ese contexto, la mirada social no deja de ser parte de la historia que vino después. “Hay que ver que fuimos ocultados. Eso se llama desmalvinización porque cuando volvimos y decíamos que éramos de Malvinas medio que nos dejaban a un costado y no teníamos las mismas posibilidades de insertarnos en la sociedad. El tiempo ha pasado, pero la gente ha tomado conciencia. La sociedad ya comprendió el mensaje. Pero ha costado muchos años. Hay que difundirlo, hay que llevarlo. Estamos grandes, se nos están muriendo muchos camaradas. Tenemos 58 años y nos estamos yendo. ¿Y quién va a llevar al bandera de Malvinas si no lo difundimos y no llevamos la información para que esto se mantenga vivo? Si no, va a pasar como un hecho más. No olvidemos que fue la última guerra del siglo XX”, fundamentaron al final.
Fotos: Mauricio Centurión