Nino Largueri tenía 23 años cuando la Policía correntina lo detuvo en casa de un amigo. Estuvo 15 días desaparecido y apareció muerto en un río. El juicio fue declarado nulo.
Informe: Bautista Veaute, Mauricio Centurión, Octavio Gallo y Carlos Gómez
Monte Caseros es una ciudad de Corrientes de 40 mil habitantes. Está en el sudeste de la provincia y limita con Brasil y Uruguay. En el 2018, el Indec informó que Corrientes es la provincia más pobre de la Argentina, con un 49% de la población sumergida debajo de la línea de pobreza. En ese contexto ocurrió, cuatro años atrás, un oscuro caso policial que terminó con la vida de un joven de 23 años: Nino Largueri. A la fecha, las circunstancias de su muerte siguen siendo una incógnita, aunque los testigos y la familia de Nino señalan como responsable a la Policía correntina. La Justicia solo investigó un posible caso de “abandono de persona”, en un proceso plagado de irregularidades que luego fue anulado. La muerte de Nino sigue impune.
Nino Largueri era un pibe de barrio que vivía en Monte Caseros. Tenía tres hermanos; era el más chico de todos. Boxeaba como hobby, llegó a tener una pelea profesional. Uno de sus sobrinos, de 9 años, cuenta que comenzó a boxear por su tío. Cuando Nino era adolescente su mamá murió. Según relata su hermana Anahí, el fallecimiento le dejó un vacío enorme. Con esa pena a cuestas, Nino comenzó a padecer un consumo problemático de sustancias y a sus 18 años le diagnosticaron esquizofrenia. Nino era de “personalidad libre y nunca callarse ante nada”, describe Anahí. Martín, un amigo, cuenta que siempre estaba contento y que desde su partida lo extraña muchísimo.
Los cuatro policías investigados fueron Cristian Íbalo, Walter García, Roberto Aguirre y Ramón Goín. La acusación del juez de Instrucción Eduardo Alegre fue por privación de la libertad y vejámenes. En ningún momento se investigó la desaparición durante 15 días de Nino ni su posterior homicidio. Alegre absolvió a los acusados. El juicio fue declarado nulo y tiene que volver a instrucción, para que se investigue el homicidio. Los oficiales acusados siguen en funciones y tres de ellos fueron premiados con ascensos.
Los hechos
El 14 de agosto de 2015, Nino estaba en la casa de Juan, un amigo que vivía por el centro de Monte Caseros. A las 23.45, cuatro oficiales llaman a la puerta de la casa de Juan, reclamando la salida Nino, porque, se justificaban, se había robado un paquete de cigarrillos del casino. Los cuatro efectivos eran Íbalo, García, Aguirre y Goín. Así lo relató un testigo que estaba en la casa:
Yo salgo y me preguntan si Largueri se encontraba en el domicilio. Yo les dije que sí y lo llamo a Nino. Entonces los dos nos acercamos al portón. Él quería prender un cigarrillo, pero no tenía encendedor y uno de los policías le ofrece uno. Él se arrima un poco y ahí lo arrebatan. Lo agarran dos policías y lo llevan al patrullero. Yo le pregunto a uno de los cuatro qué es lo que había pasado y ellos me dicen que él había sacado un paquete de cigarrillos del casino. Yo no sabía por qué, no entendía nada en ese momento. Ahí les digo que no le vayan a hacer nada. Cuando lo sacan de acá le pegan en las costillas, él se queja y se retuerce. Entra al patrullero en la parte de atrás y por la ventanilla de adelante saca la mitad del cuerpo y me empieza a gritar: “Ayudame, amigo, ayudame”. Hasta el día de hoy no me lo puedo sacar de la cabeza. En ese momento yo les digo a los policías: “No le vayan a hacer nada”. “No, quedate tranquilo, él se va a quedar esta noche en la comisaría, mañana ya va a andar”. Entonces lo suben al patrullero, yo voy hasta el portón y me quedo parado observando para dónde agarran ellos. Y no fueron en dirección a la comisaría.
Desde ese momento hasta la madrugada del 15 de agosto, nadie supo más nada de Nino. A las 5.30 de la mañana, a unos 15 kilómetros de la ciudad, en la Citrícola Piloni, apareció malherido y desconcertado, caminando entre plantaciones de naranjas, mandarinas y limones. José Soto, el cuidador de la empresa, lo vio mientras estaba desayunando y Nino le contó lo que le había pasado. Así lo recordó Soto:
A las 5 de la mañana él ingresó en el establecimiento. Yo justo me levanté e hice fuego. Estaba tomando mates y escuché que llegó alguien. Salí y era él. Entonces abrí la puerta porque hacía frío, había llovido. Bien asustado me dice: “Me golpearon todo” y le digo “¿Quién te golpeó?”. “La Policía”. “¿Y por qué te golpearon?”. “Y, no sé”, me dice, “Pero me dijeron que la próxima me van a matar, que me agarran la próxima y me van a matar”.
Nino estaba golpeado, rasguñado. Tenía golpes por la pierna, el cuerpo, estaba todo golpeado. Y lleno de arena en la cara, la oreja, se ve que lo habían revolcado. Él estaba como desatinado, medio asombrado. Después yo le pregunté “¿Vos querés ir al pueblo?”. “Y sí, ¿por dónde tengo que salir?”, me respondió. Y según lo que cuenta, el comentario es que andaba perdido, no sé si ingresó al pueblo o no. Estaba todo mojado, con frío. Temblaba.
A las afueras de Monte Caseros, está el Regimiento militar de Infantería 4, escenario del segundo levantamiento de los carapintadas liderados por Aldo Rico contra el gobierno de Raúl Alfonsín, el 15 de enero de 1988. En los caminos aledaños circulan vehículos militares. Cuando Nino Largueri salió de la Citrícola Piloni camino a la ciudad, lo vieron desde un Unimog (vehículo del Ejército). En el expediente del juicio, un oficial que iba en el camión relata que cuando frenaron el vehículo y vieron a Nino herido, él les dijo que venía escapando de la Policía. El testigo reconoce que Nino estaba golpeado por la cara y que además estaba mojado y con arena, tal como lo había descrito José Soto, el cuidador de la Citrícola Piloni. Por otro lado, otro testigo que iba a bordo del Unimog señala que, luego de haber visto a Nino, vieron a un móvil policial que salía de Monte Caseros. Desde el patrullero le habían hecho señas para que se detuvieran. Íbalo, que es uno de los agentes que detuvo a Nino en la casa de Juan, fue el que conversó con el testigo. El militar relata: “Los funcionarios policiales dijeron que sabían quién era y que ya iban para el lugar”.
Los oficiales del Ejército fueron los últimos que vieron a Nino Largueri con vida, el 15 de agosto a la mañana. Desde ese momento hasta el 30 de agosto, no hay ninguna información sobre Nino. Ese día, su cuerpo apareció flotando en el río Miriñay, a unos 15 kilómetros de Monte Caseros.
Estado de la causa judicial
El abogado que está a cargo de la querella es Hermindo González. En diálogo con Pausa, explicó que “el juicio fue declarado nulo, porque resolvió de oficio el tribunal. La defensa de los policías lo que pidió es apartarme a mí como querellante”.
—¿Está en condiciones de pedir eso la defensa?
—No. Por eso no le hicieron lugar. La defensa pide que me aparte porque yo estoy acusando por un delito que no se requirió. Que es homicidio calificado, por la calidad del autor. El tribunal dice que no se me aparte, sino que se declare nulo el juicio, que vuelva al Juzgado de Instrucción para que se investigue ese delito. Sobre eso, el juez de Instrucción Eduardo Alegre entiende que está agotado, no va a investigar ese hecho porque él ya investigó y los absolvió. Por lo tanto entiende que tiene que cerrarse la instrucción y elevarse a juicio de la misma forma que fue elevada. Yo sobre eso interpuse recurso de apelación y a la vez lo recusé. Entiendo que la apelación tiene que ver con que hace una interpretación errónea de lo que él resolvió, que era sobre un abandono de persona. Pero yo estoy pidiendo por otro delito: homicidio calificado por la calidad del autor. Ese delito nunca se investigó. Esa apelación fue elevada a la Cámara de Mercedes. Y sobre la recusación del juez, él en principio hizo lugar, elevó a la doctora Elsa López para que tome la causa. La doctora entendió que no había motivos para recusarlo y manda a la Cámara de Mercedes para que resuelva si lo van a apartar de la causa o va a seguir el entendiendo en la causa el doctor Alegre. Esa es la situación actual.
—¿Es correcto que los oficiales sigan en funciones, con todas las pruebas que hay en su contra?
—Es un principio constitucional: el principio de inocencia. Mientras no exista una condena firme en contra de cualquier ciudadano, todos somos inocentes. Ahora bien, habida cuenta de que los acusados son funcionarios públicos, los delitos que se denuncian son con motivo del ejercicio de esa función. El Poder Ejecutivo debería apartarlos de su cargo administrativamente, en resguardo del interés social y de toda la comunidad. Pero es una cuestión que se debe resolver desde un análisis social y preventivo, desde la administración pública. No existe una normativa clara que determine que cuando estás imputado en un delito de esta naturaleza, debés cesar en el ejercicio de tus funciones.
—Tampoco se investiga su desaparición durante 15 días...
—No se investiga nada que tenga que ver con la muerte de Nino Largueri. Se investiga solamente la privación ilegítima de la libertad y los vejámenes de los que fue víctima. A partir de lo que fue su desaparición, no se investiga más, que es lo que estamos pidiendo desde la querella. Nosotros entendemos que directamente, como consecuencia de esa privación y los vejámenes, ocurrió el asesinato de Nino. Entendemos una relación lógica y directa de homicidio. Más si tenemos en cuenta que los elementos de prueba deben ser valorados de una manera lógica y que no existe otra investigación que determine qué es lo que ocurrió con Nino. Porque ni siquiera hubo una investigación que nos diga que fue un suicidio, que se murió de un paro cardíaco, que se ahogó. Entonces, tenemos la privación ilegítima de la libertad, tenemos los vejámenes, no existe otra investigación ni Nino fue visto luego de que lo priven ilegítimamente de su libertad. Entonces, es lógico entender que los que provocaron la privación y los vejámenes son los que ocasionaron la muerte de Nino Largueri.