Déficit por encima del estimado y menos recursos nacionales, las marcas de la transición.
La transición entre el gobierno de Miguel Lifschitz y el equipo de su sucesor Omar Perotti empezó con una novedad: en lugar de confrontar, buscan coincidir en el diagnóstico sobre la situación económica de la provincia. En ese tono se realizaron las primeras reuniones, en las que los colaboradores del próximo mandatario comenzaron a recopilar información sobre las cuentas públicas: el principal motivo de desvelo de Perotti, quien asumirá el 10 de diciembre en un contexto macroeconómico mucho más difícil del que le tocó al socialismo en 2007.
Apenas pasadas las elecciones provinciales, Lifschitz anunció que no tomaría medidas de fondo sin consultar antes con su sucesor. Ni pase masivo a planta de contratados, ni licitaciones, ni nuevos endeudamientos. Por ahora, el peronismo no habla de “pesada herencia”, aunque se empiezan a observar divergencias en la forma de abordar el gasto público, algo que puede generar cortocircuitos políticos a medida que avance el calendario.
¿Será finalmente una transición ordenada o se impondrán las históricas diferencias de criterio entre el PJ y el socialismo? Por ahora, predominan las coincidencias sobre el pésimo momento de la economía nacional y su impacto en Santa Fe. Con el paso de los meses, la historia puede cambiar. La elaboración del proyecto de presupuesto 2020 funcionará como punto de giro: si bien está a cargo del actual gobierno, el senador provincial Alcides Calvo –referente económico del equipo de Perotti–, ya planteó la idea de “consensuar” el texto; una situación fáctica de cogobierno. Recién ahí se podrá evaluar si la transición resultó “ordenada”.
Motivos del déficit
En la primera reunión de la transición, el 3 de julio, los representantes de Perotti le dejaron al ministro de Gobierno Pablo Farías un pliego con 56 preguntas sobre distintos aspectos de la economía provincial. En el segundo encuentro, el 1º de agosto, se llevaron dos biblioratos con información referente a casi todos los puntos requeridos.
De los informes entregados por el ministro de Economía Gonzalo Saglione se desprende la primera y más importante de las discrepancias entre ambos equipos: según el PJ, el déficit de la provincia durante el primer semestre de 2019 alcanzó los 10.500 millones de pesos, aunque Saglione indicó que el verdadero déficit es de 7000 millones. “Ese número de 10.500 es artificial, déficit contable –estimó Saglione–. El déficit que hay que mirar es el que se necesita financiar, que está en orden de los 7000 millones de pesos”. La explicación oficial: allí no se computan los recursos que quedaron sin aplicar del ejercicio 2018 y tampoco los recursos que la provincia recibió para financiamiento de obras, por ejemplo de parte del Fondo Kuwaití.
El presupuesto provincial de 2019 contempla gastos y recursos por encima de los 270 mil millones de pesos, con un déficit anual de algo más de 6000 millones. En el primer semestre, consecuencia de la menor recaudación y de la poda de los fondos de origen nacional, ya se superó esa estimación. Pero, además, el déficit creció por la decisión de la provincia de no frenar el financiamiento a la obra pública, el caballito de batalla electoral.
Entre los gastos “extra” que afrontó el gobierno se cuentan los subsidios al transporte y a la tarifa social eléctrica (dos ítems eliminados por la Nación), el déficit de la Caja de Jubilaciones (alrededor de 1000 millones de pesos por mes) y la “cláusula gatillo” acordada con los gremios públicos por la cual los salarios de estatales y docentes se actualizan de manera automática siguiendo la inflación.
Coyuntura delicada
El diputado provincial Roberto Mirabella, uno de los representantes designados por Perotti para negociar la transición, sostuvo que “la situación se está agravando y en los próximos meses no va a cambiar la tendencia, seguirá igual o puede empeorar; Santa Fe va a tener que afrontar situaciones más complicadas que esta coyuntura actual”.
“En la información que nos pasaron por escrito –indicó el legislador– hay un déficit de 10.500 millones de pesos en el primer semestre. El gobierno tiene una explicación frente a esto, que tiene que ver con la caída de la actividad económica que impacta sobre la recaudación impositiva y la falta de transferencias que tiene que hacer el gobierno nacional para la Caja de Jubilaciones, además de la quita del Fondo Sojero y de los subsidios al transporte y a la tarifa eléctrica social”.
Mirabella dijo sobre el gobierno del Frente Progresista: “Ellos están gobernando hasta diciembre; la responsabilidad de este déficit es del gobierno actual. No queremos confrontar con lo que nos van a dejar; queremos coincidir en el diagnóstico de lo que está pasando en la provincia. Por eso vamos a evaluar cómo evolucionan las cuentas hacia delante”.
“Vemos una situación que se está agravando; tenemos 15 meses consecutivos de caída de la actividad económica y esto va a repercutir en la recaudación provincial. Estamos preocupados, la situación es compleja, difícil; suponemos que en los próximos meses no va a cambiar. El gasto corriente sube más que los recursos corrientes, por lo tanto ahí vamos a tener un cuello de botella”, advirtió el diputado.
El diagnóstico del equipo de Perotti es claro: se combinan una política de gasto alto con recortes de recursos de origen nacional. “Objetivamente hay una falta de recursos que ya no están más (Fondo Sojero, subsidios a los servicios) y otras cosas que tienen que ver con el funcionamiento del Estado”, describió Mirabella. “Estamos en una coyuntura bastante delicada y nos preocupa sobremanera cómo evolucionan las cosas en estos meses que quedan por delante”, añadió el legislador del PJ.
¿Y la Nación?
De momento, el gobierno provincial prefiere dejar pasar las críticas veladas que hicieron los voceros de Perotti sobre las finanzas públicas. Según el ministro Saglione, “la problemática deriva de la caída de la actividad económica y eso impacta en una menor recaudación, tanto de impuestos provinciales como de los recursos que las provincias recibimos de la coparticipación”.
Saglione explicó que la eliminación de subsidios nacionales “genera un menor ahorro corriente” en el presupuesto provincial y aclaró que Santa Fe tiene superávit económico y déficit fiscal “que se deriva de la decisión de seguir sosteniendo la obra pública” durante el primer semestre del año, período en que la obra pública provincial creció en términos reales por encima de la inflación.
A ese panorama, el funcionario provincial sumó el incumplimiento del gobierno nacional respecto del compromiso de financiar el déficit de la Caja de Jubilaciones: un clásico que se repite todos los años.